Vemos con tristeza e indignación que las
entidades que ustedes presiden siguen desahuciando a familias y
echándolas a la calle sin ningún tipo de escrúpulos, entidades que han
recibido miles de millones de euros de todos los contribuyes españoles, a
esos que ustedes en agradecimiento echan a la calle y los empobrecen
con las comisiones para tapar un agujero financiero provocado por la
codicia y la avaricia de las diversas juntas directivas y sus
accionistas. Quiero destacar la estafa a nuestros mayores que supuso
'las preferentes', el despilfarro indecente de las tarjetas, las
indemnizaciones millonarioas.
En una ocasión me encontré un director de
banco que me dijo que se lo había dejado porque no podía seguir más, que
estaba roto y que el detonante fue que una persona mayor tenía
bloqueados todos sus ahorros, 75.000 euros aproximadamente, y que le dio
un ictus, lo cual le exigía contratar a alguien para que la cuidara,
pero no podía disponer se su dinero, estaba atrapado en las preferentes.
Este exdirector intentó que sus superiores autorizaran sacar por lo
menos 15.000 euros, pero siempre se encontró con un no rotundo. Imagino
que la cara y las lágrimas de esta persona mayor la tendrá grabada en su
retina.
Ustedes son los máximos responsables de este sufrimiento
de madres, de padres, de niños y niñas, de abuelos y abuelas y familias
enteras que cada día sufren su persecución y cada día su vida se viene
abajo y se les destroza porque los quieren desahuciar, porque les
bloquean las ayudas sociales que necesitan para comer, sabiendo que eso
es ilegal, porque los intereses de los descubiertos son elevadísimo,
además de ponerles, de entrada, una cantidad de 30 euros, que mucha
gente necesita para poder comprar algo de comida y leche. Ustedes venden
falsas esperanzas con las carencias y las reestructuraciones de las
hipotecas, para que éstas figuren como activos, sabiendo que con tales
operaciones bajan el precio de subasta para quedarse con la vivienda por
un precio más barato.
En defensa de la dignidad humana, en
defensa del derecho a la vivienda y en defensa de que las personas y
familias tengan un futuro de esperanza, les exigimos lo siguiente:
Paralización
inmediata de los procesos de desahucios, dación en pago con carácter
retroactivo, alquiler asequible, contribución al fondo de viviendas
sociales, condonación de la deuda y devolución de ese dinero público,
que asciende a 246.000 millones de euros, que los diversos Gobiernos ya
han dicho que no se va a devolver, mientras la gente pasa hambre, no
tiene luz ni agua, no pueden vivir con un mínimo de calidad de vida.
Esto se lo pedimos por justicia, no por caridad, lo deben hacer porque
es legítimo y ético.
Ustedes constituyen ese gobierno en la
oscuridad que han comprado la voluntad política de muchos políticos,
para que legislen y amparen su ambición, para que la gente no pueda
protestarles ni que puedan visualizar socialmente sus atropellos, por
eso se ha aprobado la Ley Mordaza y la reforma del Código Penal. Leyes
para que ustedes y sus bancos, sus negocios, paguen pocos impuestos; sus
fortunas pagan poco en contraposición, a las rentas del trabajo, los
autónomos y los pequeños y medianos empresarios. Ustedes se denominan
patrióticos y se llevan el dinero a los paraísos fiscales e imponen las
privatizaciones para hacer negocio y para crear una estructura de
corrupción que nos cuesta al año 87.000 millones de euros.
No
sabemos si su conciencia les dejará dormir por las noches. Posiblemente
sí, porque no la tienen, pero hay muchas familias que por su culpa no
duermen, no viven, no tienen ganas de vivir, tienen depresiones y han
perdido toda su esperanza. Ustedes son responsables de muchos suicidios,
porque no son tales, son asesinatos, han hecho que para muchas personas
el día a día, la noche a noche, sean un auténtico infierno imposible de
soportar.
Ustedes subvencionan la Semana Santa en muchos lugares
de nuestro país para promocionarla. No lo hagan, porque ustedes son
parte de esos nuevos Herodes y Pilatos que crucifican a mucha gente en
el madero del dolor y el sufrimiento, en ese madero de la miseria, la
pobreza y la marginación. Podrán comprar la voluntad de obispos,
sacerdotes y algún papa que otro, pero Jesús está con los crucificados,
con las víctimas y ustedes son parte de los verdugos. Sé que han
participado económicamente en tronos, mantos de imágenes sobre María,
ese dinero es un dinero manchado de injusticia, de opresión y
explotación.
¿Ustedes saben que hay mucha gente que no va a ver las
procesiones porque les recuerda otros tiempo de bienestar y prosperidad y
prefieren quedarse en casa llorando e hinchándose de pastillas para no
pensar ni sentir? Sé que no les importa, pero se lo digo para que lo
sepan. Sé que llevan a sus hijos a colegios religiosos para la élite
económica, financiera y política a fin de que aprendan a ser
competitivos, para vencer y dejar a la gente en la cuneta, para no ser
indiferente al sufrimiento de los demás, para no tener remordimientos.
Decidle que Jesús de Nazaret cambió el competir por el compartir; el
vencer por el diálogo, la bondad y la solidaridad; la indiferencia por
la sensibilidad; el no tener remordimiento por la conciencia.
Ustedes
no ven personas, tratan a la gente no como alguien, sino como algo,
como un recurso al que que manejar para incrementar los beneficios y
aplicar medidas bancarias para que se vacíen los bolsillos y pasen a los
suyos. Ustedes son personas, son hijos e hijas, son padres y madres,
son abuelos y abuelas y tendrán esos sentimientos de cariño hacia los
propios; no entiendo por qué no son capaces de ponerse en lugar de otras
personas. Han pensado alguna vez qué pueden sentir unos padres cuando
ustedes los echan a las calles con sus hijos. Para eso hay que tener
corazón ¡claro!
Ustedes quieren un mundo mercantilizado, sin
ética, sin esperanza, sólo quieren que este mundo les pertenezca a
ustedes, sus familias y amigos y a los que son sumisos, obedientes y
cumplen su voluntad de enriquecerlos ilimitadamente.
Esta carta no
está redactada desde el rencor ni el odio, sino desde la indignación,
desde ese cansancio de ver cada día a personas con la mirada perdida, de
escuchar sollozos y llantos, de escuchar a la gente exclamar su
desesperanza y su decepción con todo, No les deseo nada malo, a pesar de
que su maldad intencionada, explícita y planificada está destruyendo
muchas vidas. ¿Han pensado alguna vez que podrían poner el sistema
financiero al servicio de las personas?
Cuando Jesús estaba a
punto de morir dijo: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen».
Pero ustedes sí saben lo que hacen y con un maldad inusitada. A pesar de
eso creo en el perdón y que su corazón cambie, porque creo en la vida,
en la esperanza.
(*) Sacerdote y miembro de la PAH