SAO PAULO.- Una epidemia de peste
porcina diezma las piaras en Asia, pero las desgracias de unos se
convierten en oportunidades para otros, y los criadores de cerdos
brasileños han visto crecer sus exportaciones, lo que podría transformar
el sector en este país, uno de los gigantes mundiales de la carne.
Con
millones de animales sacrificados, la epidemia que golpea desde hace
meses una de las principales regiones productoras y consumidoras de
cerdo agita los mercados.
"La enfermedad tiene un impacto significativo en los
mercados mundiales: los precios de la carne de cerdo aumentaron
rápidamente entre febrero y mayo de 2019" por la fuerte demanda en Asia
para "compensar la penuria de producción" local, informó este jueves la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO).
Esa región aumentará probablemente en 5,2
millones de toneladas (+10%) sus importaciones de carne de cerdo este
año, según la misma fuente.
Una de las consecuencias directas es
el fuerte aumento de las exportaciones brasileñas de cerdo: en cantidad
(+30,5% hasta los 647,54 millones de dólares) y en volumen (+27,3% hasta
647,54 millones de toneladas) en el primer semestre de 2019 respecto al
mismo periodo del año pasado, según el Ministerio de Economía.
La
compañía brasileña JBS, uno de los mayores grupos agroalimentarios del
mundo, dice "seguir de cerca" la situación en Asia. Su acción ha crecido
en cerca del 90% desde enero en la bolsa de Sao Paulo.
La peste
porcina "está cambiando de forma significativa el entorno comercial
mundial para el sector cárnico", declara un portavoz del grupo.
"En
cuanto al segmento porcino, dada la longitud de la cadena [de
producción], la empresa está preparándose para afrontar el aumento de la
demanda china optimizando la capacidad en las instalaciones dedicadas a
ese mercado", explica.
China, el primer consumidor mundial de esa
carne, celebra precisamente el año del cerdo. Hasta ahora producía 55
millones de toneladas de carne porcina al año, un 45% del total mundial.
Aunque el "sector porcino está creciendo [en Brasil], es
demasiado pequeña para responder a la demanda asiática", matiza Pedro
Camargo Neto, expresidente de la Sociedad Rural Brasileña.
Sin
embargo, "creo que esta fuerte demanda podría beneficiar también a las
demás carnes brasileñas como los bovinos", añade este exresponsable de
producción y comercio en el seno del Ministerio de Agricultura, entre
los años 2000 y 2002.
Es una "buena oportunidad" para toda la
industria, que podría aprovechar la ocasión para vender más pollos y
vacas hacia Asia, abunda la ministra de Agricultura, Tereza Cristina.
Pero el gigante sudamericano tendrá que invertir para poder exportar más, dijo el miércoles.
"Tras
dos años de contracción, se espera que la producción brasileña¨[de
carne] repunte en un 5,5%, debido a la gran disponibilidad en alimentos
para animales permitida por las cosechas récord del maíz y la soja y a
la fuerte demanda extranjera", indicó la FAO en su informe Food Outlook
publicado en mayo.
"Se trata de una rara combinación de eventos
que pone a los criadores de cerdos ante precios más elevados, volúmenes
de exportaciones más importantes y precios de alimentos para animales
más bajos", describe la organización.
Esta situación tan
favorable podría prolongarse durante bastante tiempo. Los expertos creen
que se necesitará entre dos y 10 años para controlar totalmente el
virus de la peste porcina africana en Asia, porque las normas sanitarias
y de bioseguridad no siempre se aplican allí, especialmente en las
miles de granjas de pequeños productores.
Esta crisis sanitaria
coincide con una guerra comercial y tensiones diplomáticas entre China,
por un lado, y Estados Unidos y Canadá, por el otro.
Pekín
suspendió a finales de junio las importaciones de carne canadiense tras
el hallazgo de falsos certificados de exportación de cerdo desde Canadá,
según las autoridades chinas.
Ambos países viven una grave crisis
desde diciembre, cuando la policía detuvo en Vancouver a una dirigente
del gigante chino de telecomunicaciones Huawei, Meng Wanzhou, a petición
de Estados Unidos.
"La guerra comercial presenta un riesgo, ya
que podría ser benéfica a corto plazo [para Brasil], pero un acuerdo
[entre China y Estados Unidos] podría causar una crisis" para los
ganaderos que hayan apostado demasiado en el conflicto entre Washington y
Pekín, avisa Camargo Neto. "Lo mejor sigue siendo una demanda estable",
afirma.