CARTAGENA.- Vivir en la zona de la Sierra Minera de Cartagena y La Unión no conlleva un riesgo superior para la salud al de vivir en la zona no minera, según el estudio epidemiológico Emblema, realizado para evaluar los niveles de exposición a metales pesados en niños de entre 6 y 11 años y sus madres residentes en dicha zona, que descarta, del mismo modo, que esta población tenga niveles de plomo en sangre preocupantes.
Los resultados preliminares del estudio, realizado a 754 residentes en esta área,
reflejan que los niveles de plomo en sangre de la muestra analizada
están muy por debajo de lo marcado por la Organización Mundial de la
Salud (OMS) y no representan un mayor riesgo poblacional.
Con respecto a los niveles de cadmio en sangre y orina,
el estudio revela que no hay diferencia alguna entre las zonas de
residencia y que los niveles también están muy por debajo de lo que
marca la OMS. Los resultados más elevados de cadmio se han relacionado
directamente con la exposición al humo del tabaco.
El consejero de Salud de Murcia, Manuel Villegas,
ha dado a conocer este jueves las principales conclusiones del estudio
Emblema junto a los profesionales del Servicio de Epidemiología
responsables del mismo.
El
estudio ha evaluado el nivel de exposición al plomo y al cadmio en niños
de entre 6 y 11 años y sus madres residentes en la Sierra Minera de
Cartagena y La Unión y en un área de control no expuesta a los desechos
de la minería.
En concreto, el estudio se ha realizado a 194 parejas de niños y madres de las localidades de La Unión, Llano del Beal, El Estrecho y Portmán, pertenecientes al área expuesta, y a otras 183 parejas de participantes en las poblaciones de El Albujón, Pozo Estrecho, La Puebla y La Palma, fuera del entorno de la zona minera.
Los
participantes fueron elegidos de manera aleatoria e invitados a formar
parte del estudio, si bien fueron invitados todos los niños residentes
en la zona minera. Todos los participantes debían acreditar haber vivido
al menos seis años en la misma población.
La
OMS establece en 5 microgramos por decilitro el nivel mínimo de plomo y
de cadmio en sangre necesario para adoptar medidas de carácter
preventivo. En concreto, se recomienda que a partir de esta cantidad se
estudie al conjunto de la unidad familiar.
El
estudio revela que el nivel medio de plomo en sangre en la población
infantil es de 1,6 microgramos por decilitro en la zona minera y de 1,08
en la zona no minera.
Con
respecto a la población adulta, el nivel medio es ligeramente superior
en la zona minera, con 1,28 microgramos por decilitro, por 1,16 en la
zona no minera.
Más
concretamente, el estudio revela que el 95 por ciento de los niños que
viven en la zona minera tienen menos de 3,7 microgramos de plomo por
decilitro de sangre mientras que la misma proporción de residentes en la
zona no minera tienen menos de 2,7.
En
el caso de los adultos, por el contrario, el 95 por ciento de los que
viven en la zona no minera tienen más plomo en sangre, con 3,1
microgramos de plomo por decilitro, que los que viven en la zona minera,
con 2,7 microgramos.
Si bien
los expertos que han realizado el estudio explican que no hay niveles
seguros de plomo en la sangre, la diferencia de los niveles de ambas
poblaciones hace presuponer que el riesgo no es significativamente mayor
en la zona expuesta a los residuos mineros.
Con
respecto a los niveles medios de cadmio en sangre de la población
infantil, estos son de 0,24 en las dos zonas, mientras que en las madres
son de 0,69 en la zona minera y de 0,65 en la zona no minera.
El
consejero Villegas ha agradecido la "solidaridad y generosidad de los
vecinos que han hecho posible este estudio, ya que su participación ha
sido voluntaria y altruista".
El
estudio ha consistido en la recogida de muestras de sangre y de orina y
la realización de mediciones de la talla y el peso.
Además, los
participantes contestaron a una entrevista para recoger datos
sociodemográficos y referentes a la alimentación, las actividades de
recreo y ciertas características del hogar.
También
evalúa el nivel de exposición a arsénico de la población analizada, si
bien los resultados de los análisis de estas variables se obtendrán más
adelante.
El trabajo ha sido
elaborado por los profesionales del Servicio de Epidemiología de la
Dirección General de Salud Pública con reconocida trayectoria
internacional y conforme a la metodología establecida a nivel
internacional por las sociedades científicas. El Servicio de
Epidemiología forma parte de la Red de Excelencia en Investigación en
Salud Pública del Instituto Carlos III.
En
el desarrollo de su diseño ha participado un comité asesor científico
externo, de carácter multidisciplinar y constituido por investigadores
expertos reconocidos a nivel internacional. Además, ha sido evaluado y
aprobado por el comité de Ética de Investigación Clínica del Complejo
Hospitalario de Cartagena.
Las
muestras de minerales han sido analizadas en el Instituto de Toxicología
de la Defensa, centro militar de investigación sanitaria de las Fuerzas
Armadas y asesor del Ministerio de Defensa y especializado en
toxicología.
Este estudio
epidemiológico se integra en el Plan para la Recuperación Ambiental de
los Suelos Afectados por la Minería en la Región (Prasam), una
herramienta diseñada por el Gobierno regional para marcar la hoja de
ruta en el proceso de recuperación ambiental y la dinamización social y
patrimonial de las zonas en las que se ha desarrollado la actividad
minera de una manera histórica.
El
Prasam, al que se destinarán en total cerca de 84,8 millones de euros
de inversión público-privada, cuenta con 30 medidas concretas, de las
que más de una decena ya están en marcha.
Se
trata de una herramienta multidisciplinar que aspira a dar respuesta a
medio y largo plazo a la situación de estos antiguos emplazamientos
mineros, por lo que aborda desde un punto de vista socioeconómico,
ambiental, cultural o paisajístico y se marca un horizonte temporal de
diez años.