He leído varias veces la carta de mi paisano Jorge Inglés sobre el trato dado a Cartagena por el actual obispo de la Diócesis y creo que está acertado pero insuficiente y es algo más que piadoso con el personaje, que confiesa le gustan los dibujos animados, lo que demuestra está más por la realidad virtual, y cultivar la huerta, por lo que no hace falta decir ni una palabra más para comprender mejor a este prelado poco amigo del mar y de sus ribereños. Antes prefiere el río Segura, desde luego.
A pesar de que la catedral Antigua está incluida en el Plan Nacional de Catedrales que el Ministerio de Cultura tiene para recuperar estos notables edificios; que está declarada monumento nacional desde 1931, ratificado en 1971; protegida al máximo por las leyes de Patrimonio en España, declarada B.I.C., y protegida, también con el máximo grado, por el Plan General de
Ordenación Urbana del municipio de Cartagena, existiendo además un
proyecto elaborado por arquitectos de la UPCT para su rehabilitación integral, este hombre no quiere saber nada de ella, año tras año, desde 2009 hasta hoy. Esa es la verdad.
Antes de Lorca Planes ha habido toda una serie de obispos poco sensibles con las demandas de Cartagena de recuperar la sede episcopal y restaurar la antigua catedral neorrománica y gótica de Santa María la Vieja en el monte de la Concepción, ni siquiera con la excepción de quien fue obispo auxiliar de monseñor Roca Cabanellas, con sede en nuestra ciudad, don Javier Azagra, de quien el actual obispo fue secretario particular. Luego, ni Ureña - con el que Lorca Planes fue vicario general- ni el actual obispo de Alcalá, el alicantino Reig Pla, tampoco hicieron nada por restaurar el orden diocesano alterado desde el siglo XIII, y no resuelto por Felipe II en el XVI, por miedo a dar un puntapie en un avispero. A lo más que se llegó es a volver a llamar 'obispo de Cartagena' a quien se le venía llamando 'obispo de Murcia'.
Con la excepción de ese eufemismo en la práctica, los obispos residentes en Murcia huyen de abordar 'la cuestión de Cartagena' como alma que lleva el diablo porque como tal viene al caso. Y Lorca Planes no sólo no es una excepción sino que durante su episcopado el problema histórico se ha hecho más insoluble y se le nota muy incómodo cuando, sin más remedio, tiene que acudir a nuestra ciudad de forma casi obligada, y la que abandona en cuanto puede para no tener que responder a preguntas inconvenientes para él.
Su falta de compromiso en su inevitable gestión para restaurar la Catedral Vieja contrasta con la excelente sintonía que mantenía con el ex alcalde de Murcia e imputado en los tribunales, don Miguel Ángel Cámara. O con el falso cartagenero, porque es de Valencia, y presidente de la UCAM, don José Luis Mendoza, un elemento siempre bajo sospecha. Ese es el tipo de gente con el que Lorca Planes se siente a gusto y, es de suponer, que más está identificado, él sabrá por qué, aunque no es muy difícil suponerlo: intereses de todo tipo tal como ha demostrado el sainete sobre la imposibilitada compra por la Fundación 'San Antonio' del antiguo edificio del seminario mayor, hoy Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia, para cederla luego al Obispado. O el intento de los mismos sobre la sede del IES 'Licenciado Francisco Cascales'.
Parece que de pequeño Lorca Planes quería ser torero pero de mayor huye de todos los toros que le salen de chiqueros; ya sea del tema de Cartagena como de los graves problemas de varios sacerdotes de la Diócesis. No coge nunca el toro por los cuernos, lo que demuestra una vocación taurina muy débil y cierta falta de compromiso como pastor de su rebaño al mandar, para que resuelva Roma, todos los balones de mayor riesgo para él. Aparte, se dice que tampoco conoce a sus seminaristas, entre los que crece rápida la tasa de abandonos. Y eso que él fué director de ese Seminario de 'San Fulgencio'.
Según he leido en la web 'Infovaticana', Lorca Planes fué el obispo solicitado al entonces nuncio del Vaticano en España e íntimo de José Luis Mendoza, monseñor Monteiro de Castro, para sustituir en Murcia a Reig Pla tras sus duros enfrentamientos con el presidente de la UCAM, el falso cartagenero por valenciano, cuando el actual obispo de la Diócesis llevaba poco más de cinco años al frente de la de Teruel-Albarracín promocionado por los mismos personajes en liza; es decir, Mendoza, Ureña y Monteiro, castigado luego a volver a Roma por dar lugar a tal salida de Reig Pla, por cierto traido también por Mendoza al Palacio Episcopal de Murcia.
Ocupado en esas luchas de influencia y de poder para ver de llegar pronto a arzobispo y, si puede, a cardenal pese a la interrumpida carrera de Ureña abortada personalmente por el Papa Francisco desde Roma, las legítimas aspiraciones diocesanas de Cartagena poco o nada importan a este personaje, centro de tal trama de intereses con ramificaciones políticas crecientes ahora en la Comunidad Autónoma, porque piensa no le aportan nada o, como mucho, disgustos que se pueden convertir en obstáculos para su legítima aspiración de mayor poder dentro de la Iglesia Católica... si algún cartagenero, católico e influyente, antes no lo impide.
Quedamos, pues, también en manos de Nuestra Señora del Rosell.
José Luis Garcerán
CARTAGENA