MURCIA.- La consejera de Agua, Agricultura y Medio Ambiente, Adela
Martínez-Cachá, anunció este miércoles que los niveles de turbidez y de
presencia de clorofila en las aguas del Mar Menor experimentan una
tendencia "a la baja" y están "mejorando", lo que facilitaría la
realización de la fotosíntesis a las plantas del fondo de la laguna y la
recuperación de la pradera.
Según los datos recabados este mismo martes, la visibilidad
en el Mar Menor es de dos metros en la laguna, algo que "hace muchísimo
tiempo" que no se producía. Además, en cinco de los 23 puntos de
recogida de datos "se ve el fondo", mientras que otros cuatro de esos
puntos cuentan con una visibilidad de más de cuatro metros, y otro
dispone de una visibilidad de más de tres metros.
En este sentido, Martínez-Cachá se mostró "optimista"
respecto a la recuperación de la laguna, aunque "prudente" y huyendo de
"triunfalismos", según hizo saber en la rueda de prensa posterior al
Consejo de Gobierno, al que informó de la evolución de los datos medidos
en la laguna del Mar Menor y de la creación de una red de
infraestructuras verdes en el Campo de Cartagena.
En concreto, recordó que el filtro verde o humedal de la
rambla del Albujón ya recibió el visto bueno del comité científico a
finales del mes de enero, y el Gobierno regional decidió ahora construir
otros dos nuevos humedales artificiales, uno de ellos en la antigua
depuradora de lagunaje de El Algar y otro en la zona próxima al parque
regional de las Salinas de San Pedro del Pinatar.
La consejera señaló que ambos proyectos se están redactando y
su departamento está trabajando con los ayuntamientos de Cartagena y de
San Pedro del Pinatar para tener puesto a punto todo lo que hace
referencia a la ocupación de los terrenos, que en ambos casos son de los
ayuntamientos.
La previsión es que el filtro del Albujón esté funcionando a
finales de este año, mientras que los otros dos humedales son "mucho
más pequeños", pero el objetivo es que "sea el inicio de una red
importante de infraestructuras verdes", según la consejera.
Niveles de transparencia de la laguna
Martínez-Cachá señaló que los datos expuestos sobre la
evolución del Mar Menor fueron recabados por el servicio de pesca y el
servicio de monitorización dirigido por el profesor e investigador Ángel
Pérez Ruzafa. Estos datos, según la consejera, están publicados a
través del Canal Mar Menor, con la intención de proporcionar la "máxima
transparencia".
Desde los primeros datos recabados, de agosto del año
pasado, hasta octubre de 2016, los niveles de oxígeno fueron en aumento,
tal y como explicó Martínez-Cachá. El punto "clave" se produjo el
pasado mes de noviembre, cuando los niveles de oxígeno alcanzaron
niveles de "saturación" y, desde entonces, la columna de agua se
mantiene "plenamente oxigenada".
La consejera remarcó que la mejora de los niveles de oxígeno
es "muy importante" porque "posibilita la supervivencia y el desarrollo
de las especies que viven en el Mar Menor".
En cuanto a la turbidez, Martínez-Cachá afirmó que ahora hay
"más claridad en el agua", tras los picos alcanzados en los meses de
septiembre y agosto del año pasado. Desde entonces, la turbidez fue
"fluctuando" pero, a partir de febrero, la tendencia es "claramente a la
baja".
Esto quiere decir que hay menos sedimentos y menos células
de plancton en la columna de agua. Particularmente, registra una menor
concentración de fitoplancton, tal y como acredita la bajada de los
niveles de clorofila, que también "van claramente a la baja" a pesar de
las fluctuaciones que también experimentó en los meses previos.
La mejora de la turbidez y de la clorofila, junto al
incremento de la transparencia, favorece la entrada de luz y la
fotosíntesis de las plantas del fondo de la laguna, lo que hace al
Gobierno regional estar "esperanzado". Y es que "si las plantas del
fondo son capaces de realizar la fotosíntesis porque les llega luz,
lógicamente se podrá recuperar la pradera, cuya desaparición fue
anunciada hace unos meses".
Por otro lado, recordó que la temperatura comenzó a
descender desde agosto hasta finales de enero, cuando se situó por
debajo de los 10 grados centígrados. El 8 de marzo se encontraba en
torno a los 16 grados, es decir, "temperaturas normales para esta época
del año", pero "más bajas que en las mismas fechas del año pasado".
La salinidad, posible culpable de la muerte de pepinos
Asimismo, Martínez-Cachá recordó que la salinidad media bajó
a partir de diciembre debido al agua introducida por los temporales de
lluvia y por el ascenso del nivel freático, que está prácticamente a
nivel de superficie y las aguas "borbotean" literalmente, aflorando en
numerosos puntos de la cuenca de drenaje.
El 22 de septiembre, la salinidad estaba en 47,6 gramos por
litro y ahora se sitúa en torno a 40 gramos por litro, por lo que ha
habido un "descenso importante". Aunque los valores siguen siendo
superiores a los del Mediterráneo, el cambio que se produjo en su
persistencia "puede afectar a los organismos más sensibles a estas
variaciones", según la consejera.
En general, precisó que los organismos propios de la laguna
"soportan estas fluctuaciones", pero los organismos que no son
típicamente lagunares pero que colonizaron el Mar Menor desde la
apertura del Estacio, aunque desarrollaron poblaciones adaptadas "no
cuentan con los mecanismos de regulación flexibles".
Es el caso, por ejemplo, de los equinodermos, grupo al que
pertenecen los pepinos de mar (holoturias), por lo que la salinidad
"puede ser una de las causas que provoca mortandad en su población".
En definitiva, valoró que las aguas ganaron en transparencia
y oxigenación, favoreciendo una reactivación aeróbica de muchos de los
procesos ecológicos que se desarrollan en la laguna. El objetivo de la
Consejería "sigue siendo el mismo: queremos un Mar Menor con aguas
claras y, para eso, necesitamos del apoyo de toda la sociedad", indicó
Martínez-Cachá.
"Somos optimistas pero debemos ser muy prudentes, siendo
conscientes de que este objetivo no se va a conseguir si no se
mantienen, se consolidan y se mejoran todas las medidas encaminadas a
reducir las entradas", según Martínez-Cachá, que remarcó que el Mar
Menor demostró que es un ecosistema "vivo y con capacidad de
recuperación".
Martínez-Cachá exhibió un vídeo con imágenes de la laguna
tomadas recientemente y señaló que tienen una "fuerza que no debemos
quitarle".
A su juicio, es "triste" que se le quiera "quitar fuerza" a
las imágenes algunas veces cuando, en otros momentos, "tuvieron tanta
fuerza". Ahora, cree que "todos debemos ser responsables porque la
imagen sigue teniendo fuerza, ahora en positivo".