FERROL.- El nuevo batacazo demográfico que se ha llevado Ferrol en el
último cómputo del INE reabre un debate que no se cierra. Porque el
grifo por el que a la ciudad naval se le escapan sus habitantes tampoco
lo hace. Apenas hay ya 67.500 ferrolanos, cuando llegaron a rozar los
92.000 no hace tanto tiempo, a principios de los ochenta, recuerda hoy La Voz de Galicia.
Y es la ciudad
gallega más envejecida. Las causas inmediatas son obvias: en Ferrol
mueren más personas de las que nacen -el doble, de hecho- y emigran más
vecinos de los foráneos que llegan a hacer su vida en la ciudad. Es el
segundo municipio de toda España en pérdida de población. Y su padrón se
encuentra a la altura del que presentaba en los años cuarenta.
En el contexto generalizado de declive demográfico gallego,
el de Ferrol es el caso más grave entre las ciudades. Pero si fácil es
llegar a esta conclusión, más lo es inferir que la solución debe venir
de la mano del impulso a factores que conviertan la ciudad en punto de
atracción. En un lugar donde querer vivir.
Y en eso, coinciden expertos y
políticos, el reto fundamental es la creación de empleo y de riqueza
para revertir la situación socioeconómica que ha llevado a Ferrol a su
estado actual. El alcalde, Jorge Suárez, apelaba esta misma semana a la
necesidad de la diversificación industrial para evitar la dependencia
del naval.
Pero también de la mano de este sector pueden abrirse más
opciones, a la espera de los ansiados nuevos contratos y con
alternativas como la eólica marina que se van haciendo hueco en el
presente económico local.
La falta de suelo industrial merma las opciones de Ferrol en
la captación de empresas y las oportunidades de negocio surgidas en los
últimos años han mirado hacia otros territorios vecinos que sí lo
tenían. Pero la ciudad tiene por la proa un futuro en el que el puerto
exterior está llamado a abrir una ventana al empleo.
La recuperación demográfica debe pasar también por un
replanteamiento urbanístico de la ciudad. La revisión del Plan General de
Ordenación Municipal está en proceso de elaboración y Ferrol tiene que
afrontar el reto de la vivienda. Con cuatro Áreas de Rehabilitación
Integral -Ferrol Vello-A Magdalena, A Graña, Esteiro Vello y la más
reciente, Recimil- debe desarrollar su potencial regenerador la ciudad
gallega con el porcentaje de viviendas vacías más alto de Galicia. Y
poder ofrecer así pisos a precios accesibles y dotados con los servicios
necesarios para fijar población y evitar su éxodo a municipios o
ciudades cercanas.
La Xunta anuncia la creación en las próximas semanas del
Observatorio Demográfico de Galicia. El conselleiro de Política Social,
el ferrolano José Manuel Rey Varela, dice ser consciente de la
«particular» situación «económica, de estabilidad política y de la falta
de instrumentos sostenible desde el punto de vista del suelo y la
transformación urbana de la ciudad» y de su decisiva influencia en la
cuestión poblacional local.
Dice que pesan también causas de carácter
social y de conciliación, y de ahí las medidas que aborda su
departamento. Pero estima que además de los planes autonómico y estatal
de impulso demográfico Ferrol precisa de su propio plan.
La ciudad sigue ofreciendo
atractivos para echar raíces
Es una ciudad cómoda, pasan semanas sin que sufra un atasco y la vivienda es barata, al igual que la cesta de la compra. «Los mayores estamos muy bien, pero nuestros hijos han tenido que irse y no por voluntad propia, sino porque el trabajo está en otra parte», cuenta Antonia Espiñeira al salir del centro de mayores de la plaza de España con su amiga María Cabana. Es media mañana y han tomado un café tras hacer la compra, por la tarde regresarán a su clase de pilates.
«Las cosas son baratas aquí, pero tendrían que serlo más, porque los sueldos son muy pequeños», es la reflexión que apuntan estas dos mujeres, que reconocen que hay bastante oferta de ocio y servicios para su edad.
Paula Gómez y su padre Ignacio, de la inmobiliaria Cantón, confirman que la vivienda no es cara en Ferrol. «Por 300 euros hay pisos en el centro que están bien, aunque no tienen todas las comodidades, lo que pasa es que a veces la gente ni siquiera llega a este precio», cuenta mientras su padre apostilla: «Con un sueldo de 800 euros, como son muchos por aquí, no se llega. El alquiler debería ser más barato aún».
La ciudad sigue ofreciendo
atractivos para echar raíces
Es una ciudad cómoda, pasan semanas sin que sufra un atasco y la vivienda es barata, al igual que la cesta de la compra. «Los mayores estamos muy bien, pero nuestros hijos han tenido que irse y no por voluntad propia, sino porque el trabajo está en otra parte», cuenta Antonia Espiñeira al salir del centro de mayores de la plaza de España con su amiga María Cabana. Es media mañana y han tomado un café tras hacer la compra, por la tarde regresarán a su clase de pilates.
«Las cosas son baratas aquí, pero tendrían que serlo más, porque los sueldos son muy pequeños», es la reflexión que apuntan estas dos mujeres, que reconocen que hay bastante oferta de ocio y servicios para su edad.
Paula Gómez y su padre Ignacio, de la inmobiliaria Cantón, confirman que la vivienda no es cara en Ferrol. «Por 300 euros hay pisos en el centro que están bien, aunque no tienen todas las comodidades, lo que pasa es que a veces la gente ni siquiera llega a este precio», cuenta mientras su padre apostilla: «Con un sueldo de 800 euros, como son muchos por aquí, no se llega. El alquiler debería ser más barato aún».
Y a pesar de la fuga poblacional sigue habiendo
emprendedores que abren nuevos negocios y les va bien. Es el caso del
Café Lusitania, en la calle Real, cuyo propietario Antón Salgado regresó
a la ciudad: «Cumplimos un año en junio y estamos contentos. No es el
Ferrol de los años 80, pero está recuperando la autoestima».
Incluso en sectores tan competitivos como la moda hay aventuras que salen adelante. Es el caso de la tienda de moda de fiesta Besando ranas: «A nosotras nos está funcionando, yo animo a la gente que tenga una idea a que haga un estudio de mercado, se asesore y se decida», apunta Mary Seoane, una de las propietarias.
Incluso en sectores tan competitivos como la moda hay aventuras que salen adelante. Es el caso de la tienda de moda de fiesta Besando ranas: «A nosotras nos está funcionando, yo animo a la gente que tenga una idea a que haga un estudio de mercado, se asesore y se decida», apunta Mary Seoane, una de las propietarias.