MADRID.- Miedo, incertidumbre, intimidación, desconcierto, estrés… Estos son
algunos de los sentimientos a los que se enfrentaron en su día a día los
trabajadores del extinto Banco Mare Nostrum (BMN) tras su integración
con Bankia, recuerda hoy www.merca2.es.
El Consejo de Administración de Bankia decidió suscribir un acuerdo de integración con
BMN el 26 de junio de 2017.
Tres meses antes
había creado una comisión de consejeros independientes para supervisar
la fusión, cuya función esencial fue realizar un seguimiento y
supervisión de todo el proceso, tanto en lo referido a la fase de
estudios y análisis de la operación, como, en su momento, del
cumplimiento de todos los requerimientos legales establecidos. A julio
de 2018 son muchos los empleados que desconocen su futuro en la
identidad.
“Los trabajadores vivimos con incertidumbre y miedo por la presión”, afirma Alberto Martín, secretario general de SESFI
(Sindicato de Empleados de Sector Financiero). Palabras que contrastan
totalmente con las expresadas por el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri.
“Tras haber culminado con éxito
el proceso de reestructuración de la entidad, ahora Bankia está
preparada para iniciar una nueva fase de crecimiento, en la que la
integración de BMN es tremendamente positiva porque nos permite
completar la franquicia en unos territorios muy dinámicos en los que
teníamos una presencia muy limitada”, expresó el directivo el día que
anunció la emisión de 205,6 millones de nuevas acciones, el 6,67% del
capital final, para entregar a los accionistas de BMN.
El por entonces
presidente de BMN, Carlos Egea (en la imagen), afirmó que “la fusión es una buena operación para nuestros accionistas, empleados y clientes, por cuanto BMN se integra en el cuarto grupo financiero del país, que es, además, el más solvente, eficiente y rentable”.
El
número de oficinas de entidades de depósito ha disminuido desde 2008 en
17.873, tal y como reflejaba el informe del Banco de España
“Cierre de
oficinas bancarias y acceso al efectivo en España” publicado en el
número 34 de su Revista de Estabilidad Financiera (mayo 2018). En el
caso de Bankia, la entidad que nació en diciembre de 2010 presentó en su
Plan de Reestructuración 2012-2017 el objetivo de cerrar más de mil
oficinas (un tercio de su red) y reducir la plantilla de 20.400 personas
a 13.600. La fusión con el banco resultante de la unión de Caja Murcia,
Caixa Penedès, Caja Granada y Sa Nostra conllevaría como era de esperar
más cierres de sucursales y bajas.
LOS GRANDES CONFLICTOS DE LA INTEGRACIÓN BMN-BANKIA
Tras
meses de negociación, sindicatos de trabajadores de la entidad (CCOO,
ACCAM, UGT, SATE, SESFI, UOB y ACB) y Bankia firmaron en febrero de este
año un acuerdo sobre el ERE que suponía una reducción del número de afectados por el despido planteado por la empresa, desde los 2.510 trabajadores inicialmente propuestos, al número máximo de 2.000 en un plazo de ejecución que se extenderá hasta el 30 de junio de 2019.
“Los trabajadores hemos hecho un esfuerzo increíble, por encima de nuestras obligaciones por contrato”, expone Ángel Bartolomé, secretario de la Sección Sindical ACCAM-Bankia (Asociación de Cuadros y Profesionales de Servicios Financieros).
El mayor de los conflictos ha llegado con el plan de movilidad
de los empleados. Los números aún no cuadran y la falta de comunicación
y transparencia por parte de la entidad, según los sindicatos, está
generando una gran incertidumbre. Los trabajadores más afectados son que
desempeñan su labor en las oficinas de Andalucía, Baleares y Murcia. “Queremos
que nos den de una vez nombres y apellidos de las solicitudes de
movilidad porque nos consta que hay provincias que están cuadradas, pero
nos dicen que no”, explica Alberto Martín.
En algunos
casos, según este sindicato, algunos trabajadores no han obtenido
respuesta de su solicitud de movilidad seis meses después de
presentarla, con la inseguridad que genera. Cuando se abrió el proceso,
durante la primera semana, los que se mostraran voluntarios tenían que
solicitar tres provincias y le asignaban el destino que ellos (RRHH de
Bankia) consideraban. Desde la central le contestaban con un “tu
solicitud ha sido aceptada”, pero hay gente a la que aún no han
contestado.
“Hay gente que está en esa situación de no saber si han aprobado su solicitud de movilidad y desconocen qué pasará con ellos”,
expone el secretario general de SESFI. Es más, añade, “no solo el
afectado no lo sabe, es que además no nos dan ese dato a los sindicatos y
por tanto dicen que no han cubierto las provincias cuando no es
verdad”.
Por convenio, la empresa puede trasladar a un empleado a una oficina
en un radio de 25 kms con centro en la que trabaja sin coste. ¿Qué está
haciendo Bankia? “Le dicen a una persona de Almería capital ‘me
quedan seis plazas del ERE por cubrir en Almería, o te vas a
Huércal-Overa (a más 100 kms. de la ciudad) gratis o ya sabes que acabas
en La Rioja (donde también quedan plazas por cubrir)’”,
denuncia Alberto Martín.
“Íbamos a firmar un ERE de movilidad y al final
se ha convertido un ERE extintivo”, especifica el sindicalista.
El tipo de cliente es otro de los aspectos que más preocupa a los trabajadores. “Tenemos
muchos clientes de cierta edad, pensionistas, que vienen todos los días
a por sus 50 euros y a quienes les va a costar adaptarse a la nueva
forma de trabajar”, explica Alberto Martín. El cambio cultural,
donde internet y los cajeros ganan protagonismo en la operativa del día
a día no es sencillo para los clientes de esas zonas. Los propios
trabajadores admiten sentirse mal al explicar a un cliente que “tiene
que ir a su oficina a hacer determinadas operaciones”. “Incluso los
integradores nos decían que los clientes no eran los mismos que en
Madrid”, declara el secretario general de SESFI.
Esta figura, la del integrador, también ha sido motivo de queja. “Han estado poco tiempo y se han dedicado más a apagar fuegos que a enseñar”,
revela Ángel Bartolomé. “En la anterior integración de BMN no hubo
integradores”, recuerda Alberto Martín, “pero siempre que estás en un
proceso nuevo quieres que te ayuden más”.
Según datos oficiales de la
entidad, para llevar a cabo la ejecución de la integración tecnológica
se han desplazado cerca de 800 profesionales de Bankia, denominados
internamente implantadores, y se han impartido casi 260.000 horas de
formación entre los empleados de la entidad.
La tecnología se ha erigido como el otro gran hándicap en el proceso. “Ha
sido una integración complicada porque BMN no tenía la infraestructura
necesaria, muy ligada a la falta de medios tecnológicos”,
apunta el secretario de sección de ACCAM.
Con un papel cada vez más
importante de los cajeros en las interacciones diarias con el cliente,
“los que había no son tan ágiles, se colapsan, fallan”, atestigua
Alberto Martín.
En este ámbito, la entidad ha publicado la adaptación
de más de 1.000 cajeros -882 en oficinas y 154 desplazados- y la
sustitución de 17.000 terminales de pago en comercios. Fuentes
internas de Bankia admiten que el parque de cajeros de BMN contaba con
una edad media elevada y está previsto mejorarlo progresivamente con
cajeros de última generación.
En marzo finalizó la integración
tecnológica de las dos entidades “con éxito y todo está funcionando con
total normalidad en la actualidad”, explica la entidad. Sin embargo, la
de los empleados aún no se ha completado. El 2 de julio finalizó la segunda ventana del periodo de adscripción a movilidad geográfica
para personas que prestan servicios en las provincias en las que sigue
existiendo excedente estructural, que todas se circunscriben a
Andalucía. “Yo creo que nadie habrá pedido porque ya han
aguantado seis meses y no van a volver; estarán esperando a ver si les
asignan a dedo”, concluye Alberto Martín.