De esta forma, la Fundación Cajamar estima que el objetivo de la Administración central es instalar cerca de 900.000 metros cúbicos al día en la península, que se unirían a los ya existentes, por lo que casi se duplicará el volumen actual, según expuso en su informe.
La obra, de 36 páginas, contiene un extenso y detallado análisis sobre la gestión hidráulica en España, el proceso de desalación, el agua como recurso de dominio público, la gestión y utilización del agua en España y la oferta de agua desalada.
En él se especifica que, desde el punto de vista empresarial, España dispone de compañías altamente competitivas que cuentan con una dilatada experiencia en la construcción y gestión de centros productivos, no sólo en el mercado interno sino también en el exterior.
En este sentido, precisó que el mercado español presenta un nivel de madurez «alto» y las empresas han de diversificar la actividad de desalación hacia otros mercados u actividades.
A partir de la información aportada por los organismos autonómicos con competencias en recursos hídricos, Fundación Cajamar estima que el potencial de producción de agua marina en España fue de algo más de 1,5 millones de metros cúbicos al día en 2008, de modo que ocupa el primer puesto de la clasificación de las zonas productoras Las Palmas de Gran Canaria al aglutinar una cuota en el total de España de un 28,2 por ciento.
En este sentido, las provincias siguientes en producción de agua desaladas son Murcia, Almería, Alicante, así como Santa Cruz de Tenerife y la Comunidad de Baleares.
Las cuatro últimas posiciones fueron ocupadas por Málaga, Gerona, Ceuta y Melilla, tal y como aseguraron el presidente de la Fundación Cajamar, Juan del Águila Molina, y el director del Servicio de Estudios de la Fundación Cajamar, David Uclés Aguilera.
Ante el problema que representa la sequía en el país, el informe realiza un estudio histórico en el que detalla que el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) puso en marcha el Observatorio Nacional de la Sequía en 2005 con objeto de ser un centro de conocimiento, anticipación, seguimiento y atenuación de los efectos del citado fenómeno.
Además, el Gobierno, según ahonda, estableció una nueva estrategia en materia de agua que se concretó en el Programa AGUA. Este nuevo enfoque, en línea con la denominada «nueva cultura del agua», se centra en impulsar la producción de agua desalada a partir del recurso hídrico marino, en detrimento de los trasvases intercuencas.