Un ingeniero valenciano de 62
años formado en la Universidad Politécnica de Madrid, Jaime Caruana, ex
gobernador del Banco de España, ex consejero del FMI, ex miembro del
Grupo de los 30, del Comité de Basilea y actual director general del
Banco de Pagos Internacionales acaba de advertir de un rebrote de la
actual o de la más que probable llegada de otra gran crisis global de
base financiera cuando el Mundo conoce una situación pre bélica en
Europa y Oriente Medio.
Caruana
comanda hasta 2017 el banco central de 58 bancos centrales nacionales y
se le supone lógicamente uno de los dirigentes más y mejor informados
de nuestro planeta puesto que el Banco de Pagos Internacionales, con
sede en Basilea, es pilar fundamental del sistema económico unificado
mundial, diseñado por la élite global, que hoy representa el 75% de la
actual producción económica mundial hasta llegar a alcanzar los 51
billones de dólares anuales.
Pues
bien, este miembro de la clase dirigente planetaria piensa que el
sistema financiero mundial es ahora más frágil que antes de la crisis
iniciada en 2007 puesto que el ratio de endeudamiento es un 20% mayor en
las economías más desarrolladas, hasta alcanzar el 275% del PIB.
También
piensa que los desequilibrios financieros masivos que trajeron esa
crisis de 2007 han ido a más. Y lo peor de todo: que el actual divorcio
entre la pujanza de los mercados financieros y la evolución económica
mundial llevará pronto a una corrección masiva.
Existe
seria preocupación, si seguimos escuchando a Caruana, por el aumento
del nivel de deuda y de euforia de los mercados financieros - "el
inversor ignora el riesgo cegado por su búsqueda voraz de rendimiento"-
tras un aumento del 40% de deuda pública global, que sólamente en
Estados Unidos ha crecido hasta los 17'5 billones de dólares y hasta los
710 la burbuja mundial de productos derivados. Como consecuencia
inmediata, los grandes bancos, esos que no podemos permitir que quiebren
para evitar una eclosión de todo el sistema, han crecido un 37% desde
el inicio de la reciente crisis económica mundial.
Pero
Caruana no es el único que sabe la que se avecina de no reaccionar con
suma urgencia. El director del Banco de la Reserva de la India, uno de
los actuales grandes países emergentes, y ex directivo del FMI, Raghuran
Rajan, advierte, igualmente, de una nueva crisis financiera global por
las débiles políticas monetarias de los países más desarrollados. Ello
se traduce, a su experto juicio, en una gran vulnerabilidad de los
mercados financieros por trufados de acciones y activos inflados. "El
Mundo está ahora menos capacitado que en 2007 para resistir su coste",
ha concluido Raghuran.
Por
algo la consultora internacional KPMG ha pedido recientemente a la
banca europea medidas preventivas, previas a las pruebas de estrés del
próximo otoño, para demostrar su fortaleza y consistentes en establecer
una relación sutil entre capital, activos y apalancamiento.
Finalmente, un analista norteamericano de renombre y autor de varios libros de predicción económica, Harry
Dent, ha calificado de lamentable el estado de la economía
estadounidense que, a su juicio, acabará estallando como una burbuja y
llevará a una confrontación inevitable entre los ciudadanos de a pie y
la élite, no solo en EE.UU. sino en todo Occidente.
Las
manipulaciones de los bancos y los esfuerzos por aplazar una crisis
financiera de una manera artificial, han distorsionado el ciclo natural
económico, lo que desembocará en la ruina del mundo occidental, predice
Dent.
La
burbuja extendida de la economía de EE.UU. ya se ha hinchado tanto como
podía y está a punto de estallar, lo que evidencia la vuelta de la
desigualdad extrema en los ingresos de la llamada clase media y la élite
norteamericana.
"Nos
estamos acercando rápidamente al punto en que, a menos que algo cambie,
las personas corrientes iniciarán una revuelta", asegura este analista
de largo recorrido.
Dent supone que debido al descontento de la mayoría de la población por
las ganancias extremas de la clase alta, EE.UU. no será el único país en
vivir "la rebelión de las masas", sino que "la gente común empezará a
rebelarse en todos los países desarrollados", piensa él.
"Sin
duda, la próxima revolución occidental no será agradable, pero va a
marcar el comienzo del próximo gran resurgimiento de la clase media en
los países desarrollados y acelerará la nueva oleada de clase media en
los países emergentes", concluye el analista.
No
anda desencaminado Dent puesto que Estados Unidos, que dice crecer ya
al 3% anual, no logra embridar el desempleo, hasta el punto de que se
llega a hablar de un 21% de tasa real pese a que el presidente Obama
revelase hace unos días que su país había creado diez millones de
empleos en los dos últimos años.
La
Eurozona no le anda a la zaga. El presidente electo de la Comisión
Europea, Jean-Claude Juncker acaba de reconocer que no se ha superado la
crisis porque falta crecimiento y empleo en una Unión Europea donde,
oficialmente, el 11,5% de su población activa se encuentra de brazos
cruzados en espera de una recuperación, ahora ralentizada por las crisis
geopolíticas de Ucrania y Oriente Medio, y que también afecta en su
retardo indirectamente a Estados Unidos como principal socio comercial
de los europeos y por constituir, además, un riesgo añadido para la
recuperación global.
Tanto
el Banco Central Europeo como el Bundesbank alemán coinciden en que la
Eurozona en particular y la Unión Europea en general están soportando
los riesgos inherentes a esas tensiones geoestratégicas, que llevan a
una lenta recuperación del empleo y que también se traduce en una menor
demanda externa por parte de China y Estados Unidos, lo que todavía no
impide un superávit comercial en la Eurozona pese a las añadidas
sanciones rusas que tanto afectan a Alemania y a la Europa del Este.
Curiosamente,
por primera vez el mercado del petróleo no se muestra sensible para
peor ante el presente escenario mundial ya que ha vuelto el rango de
unos 100 dólares el barril. Parece también cansado de las crisis además
de sufrir mucha menor especulación financiera y una coyuntura
económica débil, que acusa su demanda ante una política de oferta
estructuralmente distinta al superar ya la producción de Estados Unidos a
la de Rusia y Arabia Saudí.
Como
colofón, el millonario norteamericano Donald Trump se apunta al grupo
de los pesimistas y se suma a Caruana, Rajan y Dent en las predicciones
sobre lo que puede pasar si el rumbo no se corrige con premura.
A
su juicio, la economía de EE.UU. está a punto de alcanzar la ruina
financiera. Y así asegura que los inmensos niveles de deuda, la alta
tasa de desempleo y la inevitable reducción de la calificación
crediticia son todos los ingredientes necesarios para que eso llegue de
un momento a otro.
"Cuando
no eres rico, tienes que salir a pedir dinero prestado. Estamos
pidiéndoles prestado a los chinos y a otros. Muy pronto nuestra deuda
será de más de 18 billones", afirma.
Trump sostiene que la tasa de desempleo real en EE
UU es más del doble de lo que se informa en este momento, y señala que
la cifra de desempleo del 8,2% "no es un número real". La tasa verdadera
ha ascendido al 16%, e incluso algunos creen que es tan alta como un
21%, revela el multimillonario.
(*) Periodista y profesor