El volumen
del comercio mundial está cayendo al ritmo más rápido desde la
crisis financiera de 2008 con un descenso del 1,9% durante el
periodo de tres meses que finalizó en febrero. La última vez que se
pudo ver una caída tan pronunciada fue en mayo de 2009.
La situación se vio afectada por las guerras comerciales desatadas
por EE.UU. el año pasado y por la caída de la demanda en el
contexto de una desaceleración general de la economía hasta el
extremo de que Europa está ahora al borde de una
recesión, a pesar de todos los incentivos del Banco Central
Europeo (BCE). Incluso Alemania se siente muy insegura, a
pesar de ser la locomotora económica de la Unión Europea.
Una crisis es un cambio profundo y de consecuencias
importantes en un proceso o una situación, y una crisis
económica se caracteriza por la reducción en la tasa de crecimiento
de la producción de una economía, o fase más baja de la actividad
de un ciclo económico.
BANCOS CENTRALES
Mucho depende de los bancos centrales, que siguen
creyendo que la emisión de moneda fiduciaria ayudará a superar la
crisis, pero esta política reguladora ha llevado al crecimiento de
la burbuja de la deuda, que ha alcanzado dimensiones inimaginables.
A finales de 2018, los inversores se dieron cuenta de que las
autoridades monetarias habían empezado a normalizar su política y a
retirar los activos líquidos. Como consecuencia, el pánico se
apoderó del mercado, pero las élites mundiales pronto se
encargaron de impedir la disminución de los precios de los activos.
Es decir, la Reserva Federal de EE.UU. aseguró haber reducido el
valor contable de las cuentas, mientras que desde el Banco Central
Europeo anunció la conclusión del programa de “flexibilización
cuantitativa”. Fue en diciembre cuando el presidente del Banco
Central Europeo, Mario Draghi, dio por concluida la compra de
activos.
Por lo tanto, los reguladores financieros hacen lo que les da la
gana por razones que desconocemos los ciudadanos, puesto que
disponen de información confidencial y privilegiada. Esto explica
por qué sus declaraciones no siempre se corresponden con sus
acciones.
Los bancos centrales quieren control. Ese es su modelo de
negocio. Ponen a los gobiernos en deuda para controlarlos creando
moneda falsa y prestándola al gobierno, que luego tiene que escuchar
lo que mandan los banqueros. De lo contrario,
persiguen los activos reales y esa es la razón por la que los
gobiernos y la población se endeudan a gran escala.
EJEMPLO URUGUAYO
Uruguay es el país que mejor redistribuye sus ingresos en América
Latina, que es
una de las regiones más desiguales del mundo: sus sistemas de
impuestos y transferencias presentan resultados modestos a la hora de
reducir la desigualdad. Sin embargo, hay una excepción: el caso
uruguayo.
Uruguay está atravesando el ciclo de crecimiento más importante
de su historia, puesto que lleva creciendo de manera
ininterrumpida desde el último trimestre de 2003, tras atravesar
con éxito la crisis mundial de 2008, y las crisis regionales de
países que son muy importantes para Uruguay, como Argentina y
Brasil.
Uruguay tiene hoy el PBI per cápita más alto de América Latina
(16.245 dólares), y la menor desigualdad. Uruguay tiene el
sistema más redistributivo de América Latina, donde la
desigualdad disminuyó el 9%. El segundo país más redistributivo
es Argentina, con todos sus defectos, y le sigue
Venezuela, Ecuador, Colombia y Bolivia.
El sistema uruguayo también se destaca en cuanto al impacto en la
reducción de la pobreza. Ese crecimiento se da de la mano de
una mayor equidad y justicia social, con una mejor
redistribución de la riqueza, que fue reorientada hacia
los sectores más humildes y al gasto público-social;
principalmente se invirtió en educación, salud, seguridad y
vivienda.
MODELO CHINO
China ha sacado a ochocientos millones de personas de la pobreza
en un periodo de cuarenta años,
con todos los defectos de
este régimen.
Flexibilización para la inversión extranjera, inversión pública
por cuatrocientos millones de dólares, generación de once millones
de puestos de trabajo en zonas urbanas, y sacar de la pobreza a diez
millones de personas en áreas rurales, forman parte de los
compromisos y proyectos para 2019. El año pasado se sacaron
catorce millones, y quedan aún diecisiete
millones de pobres.
Mantener ese nivel de crecimiento requiere medidas. Una de las
propuestas más novedosas tiene que ver con la llamada Inversión
Extranjera Directa, que se convertirá en Ley. Antes, las
empresas extranjeras necesitaban un socio chino para poder invertir,
pero ahora ya no van a necesitarlo, sino que podrán moverse con más
flexibilidad en el mercado, y van a recibir el mismo trato que las
empresas nacionales.
Entre las medidas que se continúan aplicando en la actualidad se
cuentan aportes económicos mensuales a las familias en situación
de pobreza. A cambio se exigen contraprestaciones, como que
todos los hijos estén en la educación, se les ofrece formación
rápida en oficios que van desde peluquería, maquillaje,
artesanías o talleres para venta de productos online.
En las zonas rurales, por ejemplo, se les proporcionan animales:
una gallina, un cerdo, un conejo por un año y ellos pueden
quedarse con las crías que consigan, pero devuelven el animal que
iría para otra familia.
DESACELERACIÓN
El presidente chino, Xi Jinping, llamó a los participantes del “Foro
de la Franja y la Ruta” a contrarrestar el proteccionismo. Además,
instó a aumentar la complementación mutua de los proyectos de la
iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, y de las estrategias de
desarrollo, tanto a nivel nacional, como internacional.
La desaceleración de la economía china es peligrosa no solo para
los países en desarrollo, sino también para los desarrollados, para
todo el mundo, debido a que en las últimas dos décadas, la
contribución de China al crecimiento económico mundial fue del 30%
al 40%.
Esta desaceleración de la economía china se ve agravada
por la guerra comercial con Estados Unidos, hecho que a su vez,
tiene un impacto negativo en la economía estadounidense.
A pesar de que los líderes de los dos países acordaron una
tregua comercial antes del 1 de marzo, ninguno de los
participantes del mercado tiene confianza en el futuro. En primer
lugar, los aranceles introducidos anteriormente siguen vigentes. En
segundo lugar, las contradicciones entre los dos países no se
limitan a las cuestiones de desequilibrio comercial.
En muchos temas
fundamentales, a las potencias rivales les resulta complicado
ponerse de acuerdo. Además, la naturaleza impulsiva y
temperamental del Presidente Trump, hace que
cualquier pronóstico sobre el desarrollo futuro de las relaciones
chino-estadounidenses se complique aún más.
Por lo tanto, el proceso de Reinicio Financiero Mundial, el
desarrollo del nuevo Sistema Financiero Cuántico QFS, y su implante
y extensión en todos los países del planeta dependerá de que
estas dos potencias, China y Estados Unidos, consigan ponerse de
acuerdo de una puñetera vez, para que todos podamos respirar.
(*) Periodista