Podría parecer que, en sus casi tres años de legislatura, la presidenta balear se ha esforzado por
estrechar los 300 kilómetros de agua que la separaban del Gobierno independentista de Puigdemont. Ya sea por implantar los canales de televisión de Cataluña en las Islas Baleares, o por copiarles su
campaña navideña para promocionar la venta de juguetes en catalán.
Pero en realidad Armengol lo que quizá pretendía era ser la presidenta
de Cataluña. De hecho así se lo dijo a Puigdemont en su último
encuentro, al saber que el presidente catalán iba a darle plantón a
Rajoy en la Conferencia de Presidentes, cuando se ofreció a ser también la voz de Cataluña en Madrid.
"Es un producto de la tramontana, que en determinadas épocas del año altera las mentes",
le soltó una vez el presidente de Aragón, Javier Lambán.
Pero esa queja no fue por intentar presidir Cataluña. Fue cuando
Armengol animaba a Pedro Sánchez a hacerse con el Gobierno de España
pactando con los independentistas, y lo justificaba poniendo como
ejemplo lo bien que le iba a ella con sus socios, los ecosoberanistas de
MÉS.
Hace un par de semanas esos aliados le cambiaron al vicepresidente de su Govern. Al anterior
le pillaron violando su propio código ético en un viaje a Punta Cana invitado por un conocido grupo hotelero.
La nueva, la diputada Bel Busquets,
se estaba pasando la legislatura tuiteando por la causa independentista
catalana, por lo que decidió prometer el cargo "por imperativo legal" y
"sin renunciar al derecho de los pueblos de las islas a decidir su
futuro".
A finales de octubre esos mismos socios aprobaron un documento
que incluía celebrar un referéndum para declarar el Reino de Mallorca en 2020. En realidad sólo estaban subiendo la apuesta de los socialistas baleares, que en su Congreso regional habían aprobado
convertir Baleares en cuatro miniestados.
Desde lo de Lambán, a Armengol no le ha ido mucho mejor en el
PSOE.
Pedro Sánchez la sacó de su Ejecutiva, y la cosa empeoró con el 155. El senador y ex presidente balear Francesc Antich
se negó a votar a favor de su aplicación y ella a decir ni una sola frase que secundara la postura de Ferraz.
De hecho, lo que dijo fue que las islas podía salir "beneficiada" de la
crisis territorial porque hacía falta una reforma constitucional que
reconociera "la pluralidad cultural y lingüística de Baleares".
"Armengol es más radical y más independentista que sus socios de Govern", le sueltan de vez en cuando desde el
PP
balear. En muchas de las protestas celebradas últimamente por la
libertad de los denominados presos políticos catalanes han participado
altos cargos del Partido Socialista de las islas. La más importante
reunió a 2.000 personas en Palma
a principios de noviembre. Portaban esteladas y cantaban
Els segadors. Al final de la misma a alguien le dio por gritar "arriba España" y fue abucheado.
La mayoría fueron convocadas por la Assemblea Sobiranista de Mallorca, el satélite insular de la
Asamblea Nacional Catalana de
Jordi Sànchez, ambas integradas en la Confederació d'Entitats Sobiranistes del Països Catalans. También convocaba la Obra Cultural Balear (OCB), el equivalente al
Òmnium Cultural de
Jordi Cuixart.
La Fundación Círculo Balear fue un poco más allá. Acusó al PSOE balear de "apoyar el golpismo independentista", y llevó el acto ante la Fiscalía
al considerar que Forcadell seguía participando en eventos que
promocionaban los delitos que la llevaron a prisión. En ese acto, el
presidente de la OCB, Jaume Mateu, hizo múltiples menciones a los Països Catalans
y borró de su discurso la palabra Baleares, como suele ser habitual en
el lenguaje independentista. De hecho cuando se cansó de repetir "islas"
o "archipiélago" llegó a decir "estas tierras rodeadas por el mar"
antes que pronunciar el nombre de la Comunidad.
Mateu denunció el "encarcelamiento injusto" de
los Jordis
y acusó al estado de impulsar una "recesión de derechos" que atenta
"directamente" contra el autogobierno y las instituciones de las islas:
"Las del Principado están intervenidas y las otras dos [en referencia a
Baleares y la Comunidad Valenciana] están bajo control
remoto [...] No nos detendremos nunca para construir futuros que nos
dignifiquen, arriesgando todo, si es necesario, como lo han hecho
ejemplarmente todas las personas acuciadas judicialmente para manifestar
sus deseos de libertad".
Pero la OCB y la Assemblea Sobiranista no son las únicas.
Ciudadanos criticó que en el presupuesto de 2018 el Govern se vaya a gastar 500.000 euros en el Institut Ramon Llull,
al que también pertenece la Generalitat, y que últimamente centra sus
actividades en organizar en el extranjero actos a favor del
independentismo catalán.
Oficialmente la excusa de todas estas
subvenciones es la promoción de la lengua catalana, con escaso rédito.
Armengol se gastó 2,8 millones, más que en paro juvenil, solo en 2016,
pero según el último informe de la situación de la lengua catalana, su
uso ha bajado 10 puntos en la última década, hasta quedarse en el 36,8%.
En el 20%, en el caso de los jóvenes.
Aun así la presidenta ha
decidido imponerlo como requisito en toda la administración pública, lo
que provocó, casi de inmediato, que Ibiza
se quedara de repente sin personal de limpieza en los colegios. Lo siguiente que están faltando son los médicos, lo que ha dejado en una situación muy complicada las islas de Ibiza y Formentera,
donde ya faltaban efectivos antes de aprobar que fueran expulsados de
las oposiciones aquellos que no tengan el título de catalán.
El 80%
del hospital de Formentera no puede acreditar el idioma y los que pueden
reconocen que no lo usan. La oposición defiende que vuelva a ser
mérito, como lo era durante el Gobierno del PP. Un mérito, eso sí, casi
equiparable en puntos a una tesis y mejor valorado que haber publicado
seis libros de medicina.
Pero el dinero que llega desde la
Generalitat a Baleares no sólo se queda en la lengua. También se dedica a
financiar fiestas populares como las de Santa María, que en agosto suele llenar de
esteladas la Plaza de la Constitución de la isla de Formentera, gobernada por Gent per Formentera, también de ideario ecosoberanista. Un ex letrado de su Consell Insular, Josep Costa, iba de número 17 de la lista de Puigdemont. Este año la directora del único instituto de secundaria de la isla, Raquel Guasch,
fue la encargada de dar el pregón. Lo hizo al lado de una urna y pidió
una nación para los nueve millones de catalanoparlantes que forman los
Països Catalans.
El suyo no es uno de los tres institutos que están siendo investigados por la Fiscalía de Menores por supuestos casos de adoctrinamiento en las aulas. Ciudadanos presentó un informe ante el Defensor del Pueblo
en el que aparece el "luto por la democracia", un acto promovido por
varios profesores que pidieron a los alumnos que fueran a clase con
camisetas negras, en señal de protesta, tras el referéndum del 1-O.
"Documentamos tres institutos pero ocurrió en al menos 15", dijo el
portavoz de Ciudadanos, Xavier Pericay.
También se informa de cuando el Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans
ocupó el claustro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universitat de les Illes Balears (UIB) para desplegar
esteladas y dejar un manifiesto en favor de la consulta catalana y una urna.
Aunque
quizá el paralelismo que más esté llamando la atención entre Baleares y
Cataluña sea que el PP también haya delegado en Ciudadanos el
protagonismo de la lucha contra el independentismo. En 2015 los
populares sacaron en las islas
el peor resultado de su historia mientras Ciudadanos sumaba sus primeros 25.000 votos. En las generales de 2016 ya fueron 67.000.
En diciembre,
el supuesto adoctrinamiento en las aulas de Baleares se colaba en la actualidad informativa con las elecciones catalanas, algo que no pasó inadvertido para los de
Albert Rivera, Juan Carlos Girauta o Toni Cantó,
que auguraban en sus redes sociales que en las islas ya estaba pasando
lo mismo que en Cataluña. El número de tuits publicados por el líder del
PP balear Biel Company en el mismo mes sobre
adoctrinamiento en las aulas fue cero. Company se está tomando muy en
serio el giro a lo que llaman regionalismo, en unas islas donde el 56%
de la población no ha nacido en ellas. Sus intenciones fueron muy claras
desde el discurso de su nombramiento, el pasado mes de marzo, cuando se
negó a decir ni una sola frase en castellano a pesar de que una
militante se lo pidió a gritos. De hecho acabó abucheada por sus
compañeros.
A finales de noviembre, Carlos Delgado,
ex alto cargo del PP, rompió el carnet del partido y llamó a sus
dirigentes "cobardes" por no defender la educación en castellano. De
hecho, la educación en catalán nace de un decreto aprobado por el
Gobierno del
popularJaume Matas en 1997. Por motivos contrarios a Delgado, en 2014, el que rompió el carnet fue un ex presidente del Govern balear, Cristófol Soler, para
convertirse en la versión balear de Jordi Sànchez
al frente de la Assemblea Sobiranista de Mallorca. Viste de amarillo
últimamente. El pasado día 30 encabezó junto a la OCB la ya tradicional
manifestación proindependentista de Mallorca tras las pancartas: "Per la
democràcia, cap a la sobirania" ("Por la democracia, hacia la
soberanía") y "A Mallorca decidim: independència Països Catalans" ("En
Mallorca decidimos: independencia Países Catalanes").
Antes del parón
navideño, el líder de Ciudadanos, Xavier Pericay, no logró que ningún
partido reconociera en el Parlament que la misión de la escuela balear
no es exhibir
esteladas en el patio ni colgar pancartas en
favor de la independencia de Cataluña. De hecho lo que logró fue que el
PP le llamara "radical", "extremista" y le acusara de "ver
adoctrinamiento en todo". Cuando fue a sentarse todos los medios
pudieron escucharle balbucear: "No me extraña nada de lo que está
ocurriendo".