MADRID.- El 68 por ciento de los españoles está a favor de que la población inmigrante mantenga sus tradiciones y costumbres "siempre y cuando" no entren en conflicto con los valores propios de España, según se desprende de la encuesta 'La percepción de los españoles sobre la diversidad y la inmigración', elaborada por la Fundación Bertelsmann.
El documento, presentado este lunes en Madrid en el marco del V Congreso Diálogo y Acción, bajo la dirección de Fernando Vallespín, ex presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), también refleja que la crisis "no ha acentuado las percepciones negativas de los españoles hacia la inmigración que llega a España".
En opinión de Vallespín, España vive "un momento de estancamiento" con respecto al fenómeno de la inmigración ya que "no se percibe un cambio sustantivo en la opinión de los españoles" relativo a este tema. "Los españoles ven la inmigración como algo normal. Se ha integrado la inmigración como un fenómeno globalizado y habitual", ha asegurado.
Así, mientras que el 63 por ciento de los españoles decía tener contacto con los inmigrantes en el año 2005, el porcentaje se eleva hasta el 85 por ciento en la encuesta de este año. Además, un 89 por ciento de los encuestados se muestra a favor de la inmigración al suscribir que "toda persona debería tener la libertad de vivir y trabajar en cualquier país, aunque no fuera el suyo".
"Los derechos cívicos son los que mejor van a integrar a los inmigrantes", ha subrayado Vallespín que ha reiterado que "el mejor mecanismo de integración pasa por tratar a los inmigrantes en igualdad de condiciones".
A modo de ejemplo, el experto ha destacado el apoyo mayoritario que suscitan aspectos como el acceso a la educación pública (97%), la asistencia sanitaria gratuita (91%), obtener un puesto de trabajo en igualdad de condiciones (92%), cobrar un subsidio (93,5%), obtener la nacionalidad española (86%) o votar en las elecciones municipales (83,2%).
En el capítulo de la educación, los encuestados afirman que les importa poco (83%) o nada (66%) que sus hijos compartan clases con alumnos de origen extranjero. En la misma línea, un 73 por ciento señala que la presencia de hijos de inmigrantes en la escuela "es enriquecedora para el conjunto de los alumnos y no empeora la calidad de la educación".
Los encuestados consideran que las diferencias de rendimiento entre alumnos españoles e inmigrantes son fruto del desconocimiento de la lengua (66%), del apoyo que reciben de sus padres (71%) o del hecho de que los profesores no puedan prestarles una atención diferenciada (72,5%).
En cuanto a los aspectos negativos que refleja el estudio, el 67 por ciento de la población considera "elevado" el número actual de inmigrantes censados en España --la población inmigrante supone el 12,2 por ciento de la población, un total de 5,7 millones de personas-- y un 72 por ciento de los ciudadanos ve con "preocupación" el tema de la inmigración. Además, un 31 por ciento es partidario de la expulsión de aquellos inmigrantes que se han quedado sin trabajo y permanecen "en el paro durante mucho tiempo".
Por otro lado, un 65 por ciento de los encuestados tiene "muy en cuenta" las propuestas de los partidos sobre "cómo actuar con los inmigrantes legales", mientras que un 58 por ciento se interesa "mucho" por las propuestas "en relación con los inmigrantes ilegales". Vallespin ha subrayado que "estos porcentajes no alcanzan el nivel de otros asuntos más decisivos en la intención de voto, como las políticas de sanidad (81%), educación (78%) o económica (72%)".
El estudio también constata diferentes opiniones en función de la ideología política ya que el 68 por ciento de los votantes de los partidos del PP se muestran contrarios a que los inmigrantes puedan votar en las elecciones generales frente a un 96 por ciento de los votantes de Izquierda Unida que sí concederían este derecho.
En cualquier caso, Vallespín cree que la utilización de la inmigración como un asunto político es "un error" y ha aclarado que las opiniones de la encuesta no se pueden extrapolar a localidades específicas. "El resultado sería diferente según la comunidad autónoma en la que se realizara el estudio. De todos modos, los problemas específicos de localidades concretas no se pueden trasladar a nivel general", ha insistido.
En la presentación del estudio, la presidenta de la Fundación Bertelsmann, Liz Mohn, ha asegurado que "el siglo que viene, no será europeo ni americano, será una siglo global, y eso no tiene parangón en la historia".
"Una mayor diversidad cultural significa nuevas oportunidades para la sociedad", ha indicado.