MADRID.- Y “los ecologistas no son animalistas”. Los movimientos animalista y
ecologista tienen en estas dos aseveraciones los límites de su relación.
Dos movimientos sociales que para gran parte de la población responden a
la misma sensibilidad y que incluso se llegan a confundir y equiparar
en los medios de comunicación. Aunque comparten muchas de sus vocaciones
y ambiciones, hay diferencias importantes, para algunos insalvables, a tenor del extenso reportaje publicado por El Independiente.
La pujanza del movimiento animalista ha conseguido llevar sus
postulados al escenario de la opinión pública alcanzando logros en el
ámbito legislativo que son aplaudidos por los ecologistas. Pero su
entrada en el debate conservacionista o medioambientalista no siempre es
bien percibido.
“Los animalistas mezclan biodiversidad, ecología y animalismo sin
ningún rigor y con su manera de entrar en el debate perjudican al
discurso conservacionista. Cuando entran en un debate medioambiental –
como es el caso del lobo – generan más conflicto, perjudicando
seriamente el entendimiento, polarizando y poniendo a la gente contra el
lobo”, asegura el miembro de la junta directiva de una organización
medioambiental de ámbito nacional que prefiere mantenerse en el
anonimato.
La razón: “Controlan las redes sociales y son muy fanáticos,
harían un ataque masivo por redes contra mi organización y no pararían
hasta que me echaran de la junta directiva”, asegura. “Te digo esto si
quieres que te hable con sinceridad, es lo que pienso. Llevo toda mi
vida entregado a la naturaleza, pero si te tengo que dar una valoración
oficial, no te la doy”.
Otro ecologista, miembro de otra organización, en este caso
internacional, reflexiona también desde el anonimato para no perjudicar a
su organización: “ En redes sociales y en las distancias cortas los
animalistas son excesivamente vehementes y en esta vida las cosas no son
ni blancas ni negras, sino que están en los grises. No sé muy bien por
qué, pero los animalistas son muy agresivos en la defensa de sus
ideales. Pero creo que lejos de ganar adeptos o de acercar posiciones
con otra gente que podría estar cercana, la gente se agobia y se echa
para atrás. Es probable que haya más coincidencias con los ecologistas
de las que aparentemente se ven, pero por problemas de comunicación y de
talante se pierden oportunidades”, explica este ecologista.
El despertar animalista
“Los logros y cambios sociales que ha conseguido el movimiento
animalista son notables en España, algo que empezó a ser reconocible
hace unos 10 años. En este tiempo se han alcanzado grandes cambios y se
han introducido en la sociedad grandes debates. Además hay una especie
de pelea entre los partidos políticos por ver quién es más animalista
entre los partidos que no lo son, que demuestra que hay un interés por
parte de la sociedad, en defender a los animales y mejorar su
situación”.
Quien habla es Laura Duarte, portavoz del
PACMA, el partido animalista que en las últimas elecciones generales obtuvo casi tantos votos para el Congreso como el PNV.
“Nos hubiera correspondido, por número de votos, la representación en el
Parlamento con los mismos escaños del PNV, ellos tienen cinco diputados
con la actual ley electoral. Estamos compitiendo en volumen de votos
con partidos políticos que están en el Congreso. Pero la ley electoral
no lo ha permitido”, asegura la portavoz. Para el Senado el PACMA sumó
1.213.871 votos.
La Ley electoral perjudica al partido, aunque no ha dejado de mejorar en
sus resultados electorales. Según la portavoz su gran baza van a ser
las próximas europeas en las que esperan conseguir algún eurodiputado.
El nicho de votos animalistas seduce también a otras formaciones como
EQUO
y Podemos, que en las últimas elecciones generales quisieron acercar
posturas para su inclusión en Unidos Podemos.
“No fue posible el acuerdo
porque de entrada no querían prohibir los toros”, explica la portavoz.
Aunque fuentes conocedoras a las conversaciones que se mantuvieron
aseguran que el rechazo a la pretensión animalista de incluir perros y
gatos en la Seguridad Social fue uno de los principales puntos de
desencuentro.
Florent Marcellesi, eurodiputado de EQUO, asegura que como ecologista
y animalista a él no le interesa tanto lo que separa como lo que une a
ambos movimientos. “Hay puntos de fricción porque el ecologismo tiene
una visión centrada en la naturaleza y en los ecosistemas, cuando el
animalismo, o parte del animalismo, es antiespecista, esto es, se centra
en la igualdad entre especies. Pero hay más puntos de encuentro que
puntos de fricción, así que lo que tenemos que buscar son puntos de
encuentro”.
Señala el eurodiputado que estos puntos de vista son enriquecedores
para ambas visiones: “Es importante que la ecología vea a los demás
seres vivos como seres sintientes, y eso hay que introducirlo en nuestra
forma hacer política en democracia, al mismo tiempo que el animalismo
introduzca temas ecológicos como cambio climático y biodiversidad”.
Si bien la reflexión de este eurodiputado encuentra factible el
intercambio de ideas entre ambos movimientos, la portavoz de PACMA marca
las líneas con más grosor: “Nosotros nos consideramos ecologistas, son
los ecologistas los que no son animalistas. No es posible defender los
derechos de los animales sin defender el entorno. La diferencia está en
que ellos defienden el entorno sin defender a los animales como
individuos”, asegura Duarte.
Juan Ignacio Codina, subdirector del Observatorio Justicia y Defensa
Animal -organización promotora del cambio del estatuto jurídico del
animal en el Código Civil que ha recibido la aprobación del Congreso-,
pone también el acento en “los individuos”.
“La principal diferencia que
veo entre el animalismo y el ecologismo es que el ecologismo se
preocupa por el hábitat y por la especie, pero no por el individuo. Los
ecologistas sostienen que desde un punto de vista moral es plausible
sacrificar o eliminar a determinados individuos de una especie siempre
cuando sea en beneficio de un ecosistema y un hábitat. Los animalistas
defendemos que los individuos son importantes en sí mismos, no la
especie sino el individuo.
En este sentido los ecologistas dicen que lo
importante es la especie y no el individuo. ¿Pero qué pasa si estos
individuos son los últimos de la especie? Entonces para los ecologistas
sí que son importantes, esta es su lógica”, explica Codina. Y añade:
“Los ecologistas son muy dados a la eliminación selectiva de individuos,
ya sea a través del escopetazo o de cualquier tipo de situación que
atenta contra la vida y la integridad de un individuo. En ese sentido
nosotros los animalistas no vemos las cosas igual”.
El subdirector de
Observatorio Justicia y Defensa Animal
considera que “no se trata de atacar al ecologismo, ni mucho menos, de
hecho yo empecé en esto a través del ecologismo. Luego me di cuenta de
que el ecologismo se quedaba corto”. Pero recuerda que “hay ecologistas
que son cazadores o taurinos, yo no conozco a ningún animalista que sea
cazador o taurino. Pero sí que creo que ambos movimientos son
complementarios, porque a mí de nada me sirve defender al animal sin
proteger su hábitat. Yo creo que el ecologismo sería una habitación de
la casa y la casa sería el animalismo, porque engloba al ecologismo de
alguna manera”, asegura.
Para este animalista el movimiento está creciendo mucho gracias a
Internet y las redes sociales: “Han supuesto una revolución para
nosotros, han hecho que mucha gente se conozca y esté conectada, no sólo
en España sino en todo el mundo. Nosotros veníamos de un atraso muy
importante”.
Sobre el peso que adquiere el animalismo, Codina ve
significativo que “algunas organizaciones ecologistas se hayan sumado a
la batalla antitaurina y otros festejos populares con animales” y que
partidos políticos se acerquen a las sensibilidades animalistas porque
el nicho de voto animalista “cada vez es más grande, porque cada vez hay
más gente que se preocupa por los animales y reclama a los
legisladores, los políticos y sus representantes cambios”.
Ciencia frente a derecho animal
“El ecologismo nos ha mirado por encima del hombro porque se ha
identificado animalismo con perros y gatos y esto es falso, no sólo se
preocupa por los animales de compañía sino por la fauna y los animales
salvajes“ explica Codina.
“El ecologismo se fundamenta en la ciencia pero el animalismo en el
Derecho Animal, que es una disciplina del Derecho que se estudia en
universidades como Yale, Harvard, Stanford, y en España, que hay un
máster de Derecho Animal en la Universidad de Barcelona. Así que las
ciencias jurídicas también están sosteniendo la defensa y la protección
animal desde un punto de vista jurídico y legal.
Esto de que el
ecologismo mire un poco por encima del hombro al animalismo porque ellos
son la ciencia pura y dura y el animalismo no, ha quedado desfasado”,
asegura el director de organización que está consiguiendo cambiar la
legislación sobre animales en España.
Ramón Martí, portavoz de
SEO/BirdLife,
explica que su organización es una sociedad científica que tiene en las
aves su herramienta de trabajo: “Son nuestro indicador, nosotros
abordamos temas de conservación más amplios que la conservación de una
especie por sí misma, y la conservación se orienta por criterios
científicos”, explica.
“Compartimos con los animalistas la sensibilidad por el buen trato a los
animales, que si se hacen acciones con animales que sean lo más
amigables posibles, lo menos cruentas. Esa sensibilidad la compartimos,
pero ni el planteamiento, ni los métodos, ni el fondo del problema es
compartido.
Yo creo que hay que distinguir, no son ecologistas y no
somos los únicos que lo decimos, no somos los únicos que han marcado esa
diferencia. Animalismo no puede confundirse con ecologismo, ni con
ecología, por supuesto, son dos movimientos distintos. En una prima más
la conservación del individuo y en otra la conservación de la especie “,
explica el portavoz de la Sociedad Española de Ornitología.
Menos categórico se muestra
Luis Suárez, responsable del Programa de Especies de
WWF, quien
mantiene que no puede decir que sean cosas distintas: “Creo que
compartimos cosas, creo que muchos animalistas son ecologistas y que
buena parte de los ecologistas son animalistas. Cualquier persona que
trabaja con la naturaleza tiene amor por los animales, otra cosa es
dónde están nuestras prioridades o cuál es nuestro campo de acción.
Para
ellos hay unas prioridades y para nosotros hay otras, pero las
sensibilidades son afines. Nosotros tenemos una visión global que es que
el planeta siga adelante y le damos importancia al conjunto de
ecosistemas y seres vivos, y ahí está también el ser humano, claro.
El
énfasis no está tan puesto en el individuo, puede estar en una especie
cuando la especie está en peligro crítico, pero nosotros lo que creemos
es que lo que hay que proteger es el conjunto. Como biólogo entiendo que
cada especie es una pieza de un puzle gigantesco y no puedes permitirte
el lujo de perder ninguna de estas piezas, el equilibrio del conjunto
es lo que nos preocupa y es en lo que nosotros trabajamos”.
Las especies exóticas invasoras
El punto de fricción más importante entre ambos movimientos es el de
las especies exóticas invasoras. Especies que han entrado en nuestro
medio natural por culpa del hombre y que desequilibran los ecosistemas y
están consideradas como una de las principales culpables de la pérdida
de biodiversidad. Las especies invasoras son detectadas e introducidas
en el
Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras y la lógica desde el punto de vista ecologista es que desaparezca de un hábitat que no es el suyo.
“La actuación frente a las especies invasoras es necesaria porque lo
dice la ley y porque lo dice la ciencia. Hay motivos, no sólo
científicos, sino económicos. Y el problema se está magnificado,
nosotros siempre hemos pedido medidas preventivas, pero llegados al
problema que tenemos ahora lo que hay que hacer es buscar acuerdos, hay
que sentarse, hay que hablar y hay que buscar acciones alternativas,
pero partiendo de la base de que el criterio científico debe pesar y hay
argumentos aplastantes que defienden la necesidad de controlar
determinadas especies”, explica Martí de SEO/BirdLife.
“Otra cosa sería el cómo lo hacemos que entra en parte del debate.
Hay muchas organizaciones animalistas que están a favor del control, lo
que pasa es que cuando entras en el detalle de cómo hacerlo es cuando
hay más problemas”, añade.
Un ejemplo de este conflicto se produjo en Sevilla, donde el
murciélago nóctulo gigante, una especie en extinción, se estaba viendo
muy afectada por la cotorra de kramer que puebla ya en muchos parques de
ciudades españolas.
En el parque de María Luisa el Ayuntamiento decidió intervenir y se
encontró con la oposición de vecinos animalistas. Según Ramón Martí, la
actuación respondía a un informe de la Estación Biológica de Doñana,
información que llevó al Ayuntamiento de Sevilla a tomar la decisión de
empezar a controlar la cotorra con disparo, que es el método que, al
parecer, es el más eficaz. Hubo un gran movimiento en contra. Nosotros
apoyamos la decisión del Ayuntamiento en su momento porque estaba basado
en un informe de científico”.
Ante estas situaciones los animalistas como Codina prefieren “apostar
por soluciones humanitarias, captura selectiva de individuos,
esterilización de individuos. Claro lo más fácil es echar veneno o que
vayan tíos a pegar tiros, que es como en este país parece que se
soluciona todo”, apunta.
Salvad a Excálibur
Dado el peso de los individuos para los animalistas, su movilización,
especialmente digital, se produce con bastante frecuencia. Un caso
especialmente significativo en España se produjo con el perro Excálibur
de la enfermera Teresa Romero que contrajo ébola y al que se sacrificó
de manera preventiva. En aquel caso la movilización digital con el
hashtag #SalvemosaExcalibur saltó de las redes sociales a la calle. Una
movilización de la que todavía quedan registros digitales.
La movilización para defensa de animales a veces se ha dirigido contra
organizaciones ecologistas. Un miembro de Greenpeace Dinamarca se
fotografió junto con un inuit con un abrigo de piel de foca prestado por
el indígena y fueron bombardeados por tuits y mails de organizaciones
animalistas y particulares de todo el mundo. Acusaron a Greenpeace de
defender la caza de focas, cuando fue esta organización la que puso el
foco y empezó a denunciar su caza en sus primeros años de vida.
La organización, durante la crisis por las acusaciones, recordó su
postura: “La caza comercial a gran escala no tiene nada que ver con las
prácticas tradicionales de los pueblos indígenas en el Ártico. De hecho,
las comunidades indígenas han demostrado una y otra vez que entienden
cómo proteger el ecosistema ártico que llaman su hogar, y sus prácticas
de caza nunca han sido una amenaza para las poblaciones de focas o
ballenas. No cazan cachorros de foca, y su cacería se lleva a cabo con
respeto por el animal. Cazan porque es una forma crucial de mantenerse a
sí mismos y a sus familias en el duro entorno del Ártico. Respetamos su
derecho a continuar esta tradición”.
Cecilia Carballo, directora de programas de
Greenpeace España,
preguntada sobre la relación entre animalismo y ecologismo considera
que el “debate en términos generales no ayuda en avanzar en objetivos,
pero dicho esto yo creo que la definición de ecologismo es más
integradora y holística que la animalista. No creo que el animalismo
esté por encima del ecologismo, pero creo que el ecologismo debería
integrar al movimiento animalista”.
Lo que para esta ecologista es destacable es cómo el movimiento
animalista ha ido creciendo constantemente y considera que como
organización a Greenpeace le compete integrar, o por lo menos, entender
posiciones. “Siempre se puede hacer más por entender por qué se producen
aseveraciones como la de que los ecologistas son una habitación y ellos
son la casa. Es muy sorprendente y, sin enjuiciarlo, Greenpeace deberá
de pensar por qué se mantienen esas posiciones. Probablemente dentro de
Greenpeace hay posiciones personales muy similares, pero lo importante
no es ver las posiciones individuales, porque yo también tengo la mía,
sino como organización dónde estamos y cómo evolucionamos, porque nada
es estático”, concluye.
Vocabulario animalista
- Definiciones del Manifiesto animalista de Corine Pelluchon (Reservoir Books)
- Especismo
- designa la actitud que atribuye un rango superior a la especie
humana. Para los especistas pertenecer a la especie humana es una
condición necesaria para tener una condición moral. Este concepto es
peyorativo pues sugiere que se trata de una discriminación basada en la
especie, tan injusta gusta como el racismo y el sexismo.
- Antiespecismo
- Término acuñado a partir de especismo, el anti especismo afirma que
la desigualdad consideración de los intereses de los animales y los
humanos es una forma de discriminación y la igualdad y la consideración
de estos intereses no implica igualdad de trato entre ellos y tampoco
entre las distintas especies.
- Abolicionismo
- Corriente de la ética animal que preconiza la supresión total de la
explotación animal y de todas las prácticas que implican el uso de
animales como medios para fines humanos como la ganadería,
experimentación y domesticación. Se opone al bienestarismo y está
relacionado con el veganismo.
- Bienestarismo
- Corriente de la ética animal que se limita a preconizar la mejora de
las condiciones de vida de los animales, su bienestar, y no la
supresión de la explotación animal, como el abolicionismo.