sábado, 18 de febrero de 2017

El triunfo de Iglesias: anotaciones al margen / Graciano Palomo *

El espejismo/fiasco Errejón viene a confirmar que Podemos es Pablo Iglesias e Iglesias Podemos. Lo demás son gaitas.

¿Por qué? Pues sencillamente porque el reelegido secretario general de la tercera fuerza política de España conecta con sus bases que quieren una vuelta de tuerca en la oposición y en el enfrentamiento con los poderes que ellos llaman “poderosos”.

Pablo ha impuesto y se impondrá más en su discurso maximalista/victimista/sentimentalista que no sabemos si podrá mantener cinco millones de votos o si, por el contrario, conseguirá doblar esa cifra. No me consuela que la mayor parte de los analistas crean que se trata de un error estratégico que conducirá a la marginalidad al movimiento. Es cierto que en países de normalidad democrática los gobiernos se eligen entre la moderación y el centrismo. Pero era hasta ahora. Porque ya vemos lo que está sucediendo en Estados Unidos y lo que puede ocurrir en Francia con Marine Le Pen.

Como dice un conocido analista nacional, Iglesias es la virtud y el límite de este partido. Íñigo Errejón, que tocó los bemoles entre la indignación del líder máximo, se pasea ahora como alma en pena sin saber si podrá pagar en los próximos meses el alquiler de su apartamento en el Madrid de los Austrias.

No tengo claro que Vistalegre II haya supuesto la segunda victoria de Rajoy en el pasado fin de semana. Es verdad que la agresividad sostenida de Podemos -que todo parece indicar que irá claramente en aumento- movilizará a la derecha y agrupará el voto del centro en las siglas populares. Paralelamente, Pablo cuenta con la ventaja de atormentar con la idea del Estado fallido y con algunos argumentos porque la cosa económica y social continúa en almoneda.

El otro argumento básico para Iglesias es que el PP se ha convertido en el refugio de los pensionistas y en el dique de todos los miedos. Mientras, en Podemos apenas acuden a la peluquería y los fabricantes de cuchillas de afeitar no hacen su agosto.

Pablo Iglesias cuenta también con otra ventaja. El gasto -mejor, los gastos- los tendrá que hacer Mariano Rajoy en la espalda de Cristóbal Montoro. Cuando llegue, si llega, verá lo difícil que resulta dar agua mientras se cambian las cañerías.


(*) Periodista


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