Hace unos días, con motivo de su cumpleaños, Diego Conesa publicó en
Facebook una foto en la que aparecía junto a su esposa y sus hijos, y en
algún apunte posterior señaló que era a esas personas a quien se
proponía consultar una decisión trascendente que estaba meditando tomar.
Pues bien, en esa consulta a su familia debió obtener plena aceptación,
pues el anuncio de que se disponía a optar al liderazgo regional del
PSOE no era necesario leerlo entre líneas, aunque ayer se hizo
finalmente oficial por los medios convencionales.
Se ve que en Murcia
todavía no es posible proclamarse por Twitter y derivados, como ya es
costumbre en la política internacional. Y por ahí, por esa referencia a
la consulta familiar, le llegan a Conesa los primeros reproches desde el
interior de su organización, pues hay quienes opinan que para tomar ese
camino es preciso consultar con alguien más que con el entorno íntimo.
No para recibir el plácet de nadie, sino para constatar el suelo que se
pisa.
Pero es que Conesa debe entender que su carrera hacia la
calle Princesa ha de hacerla a pie y ligero de equipaje, emulando la
gesta de Pedro Sánchez en las primarias nacionales, a quien pretende
emular, pues fue uno de los escasos cargos institucionales del PSOE
murciano que apostó desde el principio por quien finalmente triunfó en
las urnas.
El hecho de que no haya entrado a formar parte del comité
federal en el reciente congreso socialista ha sido presentado entre los
suyos como un gesto en positivo, pues se han integrado otros políticos
murcianos que apoyaron a Sánchez mientras él quedaba en la reserva a la
espera de ejercer otro papel. ¿Qué papel? Pues hacerse con la secretaría
regional.
En realidad, el ´hombre de Sánchez´ en Murcia es su colega de
Calasparra, José Vélez, quien aquí hará previsiblemente la función de
jefe de campaña y a quien le tocará negociar con unos y otros. Y esto
aunque ´negociar´ no sea la palabra que más gusta en ese ámbito, pues
Conesa está siendo jaleado a que se lance sin componendas, confiando
exclusivamente en la dinámica inaugurada por las bases del partido en
las primarias nacionales. Un militante, un voto, todos contra el
aparato, y esto con la intención de convertir al sobrevenido líder en
jefe de un nuevo aparato.
A cuerpo, libre de pactos y frente a todos los
que se le planten, con la cobertura de las grupos y plataformas que se
crearon para sacar adelante la candidatura de Sánchez, si bien éste es
improbable que apueste directamente por él, pues como señalé ayer aquí
el pedrismo, en su traducción local, se fracciona en distintas opciones,
y esto sin olvidar que quienes apostaron por Susana Díaz obtuvieron un
resultado muy apreciable respecto a otras Comunidades.
La
candidatura de Diego Conesa, que estaba cantada, es en primer lugar una
muy mala noticia para María González Veracruz, decidida por fin a
postularse para la secretaría general, un intento que hace unos años no
habría encontrado demasiados obstáculos, pero que ahora se presenta muy
complicado. Una parte de los apoyos que se le suponen a Conesa serían
fundamentales para González Veracruz, pero ambas personalidades son
incompatibles, no por algo personal, sino por lo que representan.
Conesa
sale como el líder de las bases, mientras la diputada sufre el estigma
de constituir la continuidad del tovarismo. Y el rechazo a éste es muy
amplio, como se vio en las primarias nacionales: el germen del susanismo
en Murcia tenía como origen la discrepancia con González Tovar, y una
parte básica del pedrismo, también. Por tanto, parece imposible
cualquier tipo de acuerdo o convergencia entre Conesa y Veracruz.
Pero
es que, además, hay que contar con un tercero: Joaquín López, sobre
quien tampoco caben dudas, al menos en su entorno, acerca de que va a
presentar su candidatura. Lo hará, dicen, con la bandera de la unidad,
al menos de partida (en ese sentido sería el ´tercero en concordia´, más
que en discordia), pero, claro, la unidad debería crearse en torno a
él, de modo que no cabe esperar que tenga éxito en ese aspecto de la
cuestión.
En realidad, Joaquín López es de entre los dos aspirantes ya
señalados y de cualquier otro que pudiera aparecer por el flanco del
´viejo aparato´ (el anterior al de Tovar) el mejor situado para que el
PSOE fortifique una política de oposición estable, y es que el abogado
es ya diputado regional, y adquiriría la función de portavoz y líder
parlamentario. Esto significaría una diferencia respecto a la situación
nacional, en la que Pedro Sánchez ha de merodear por el exterior de las
Cortes y manejar grupos parlamentarios que no le son afines en un
porcentaje amplísimo de sus respectivas composiciones.
En ese sentido,
López significaría un cambio sustancial a distancia del tovarismo (en el
que es cuota de integración tras disputar a Tovar la secretaría general
en el anterior congreso) pero sin crear un bache institucional. Por
otra parte, López quizá tendría más fácil el apoyo de ´las alcaldesas´,
pues ya se le señaló hace tiempo como la baza que podrían emplear ellas
en caso de que ninguna se lanzara a la competición.
Es claro que no lo
harán: Castejón está de estreno en la alcaldía de Cartagena; Clavero
(Molina) se ha despegado de sus propias bases, y Moreno (Águilas) «no
quiere de ninguna manera», según aseguran sus intérpretes. Así que
Joaquín López tiene tajo esta vez para hacerse un lugar. Y más si el
núcleo básico del apoyo a Tovar en otro tiempo se divide entre una
percepción ´candidato de los militantes´, ´candidata del aparato´. Una
imagen que un tercero en concordia (al final, en discordia) podría
romper quién sabe si a su favor.
(*) Columnista
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/06/29/tercero-discordia/841415.html