MURCIA.- A horas del inicio de la Semana Santa murciana, el pintor y docente universitario hispano-colombiano, Willy Ramos (Puerto Bello, Colombia 1954) y que veinte años después se licenció y doctoró en Bellas Artes en Valencia, vuelve a Murcia (Palacio del Almudí) de donde nunca se fue tras enamorarse de su esposa, murciana típica y su marchante, Pepa Cano, artífice de su proyección como uno de los plásticos más buscados por la España más pudiente del siglo XXI (si no tienes por lo menos un willyramos no eres nadie en este país, se dice en Madrid y Valencia. Incluso en Chicago, donde hace muchos años expone asiduamente y es el autor del calendario oficial de la ciudad). Pero además de su paleta lo mejor de Willy es su corazón y su humanidad indígena no perdida pese a su mejor cotización profesional cada año. Esta tarde de marzo ha inaugurado nueva muestra en el Almudí, que estará abierta hasta el próximo día 19 de mayo.
Pintor, escultor, grabador, ceramista... Vino joven a España y muy pronto, en él, quedaron fuertemente
impregnadas dos culturas que tanto tienen en común. Permanecen en él la
alegría de su gente, la energía telúrica de las montañas, los ríos
caudalosos, las piedras azules, grises, amarillas y la poderosa y
salvaje jungla colombiana donde creció.
Su obra llena de luminosidad,
nos trasporta a una Murcia llena de color y luz, sus cuadros cargados
de dedicación nos llevan a su infancia donde Willy vuelve a sus orígenes
y se baña en el rio de los 7 colores, donde corre descalzo y esa
vitalidad se impregna en su obra y nos eclipsa.
Willy Ramos ha expuesto sus obras en más de doscientas exposiciones
tanto individuales como colectivas.
Como dice el crítico de arte
norteamericano Robert C Morgan: “Es precisamente aquí donde considero
importante a Willy Ramos. Si no tenemos acceso a este tipo de obra,
habremos renunciado a demasiadas cosas. Ramos evoca para nosotros el
placer de estar vivos.”
Willy nos introduce en un universo que huele a
hierba fresca, a tierra fértil y húmeda, a colores imposibles, nos coge
de la mano y nos invita a pasear por su mundo, un mundo cargado de
pasión. Su creatividad no tiene límites, y unido a su gran destreza de
combinar colores y materias que a priori parecen imposibles, logra
armonía en cada pincelada, en cada hierro doblado, forjando belleza en
cada una de sus piezas.
Según Carmen Ramos Cano, hija de Pepa y Willy, y comisaria de la exposición,""“El Jardín de Pepa” da nombre a esta exposición que tendrá lugar a partir de este 21 de marzo en el Palacio Almudí, de Murcia.
Es un homenaje a la mujer que es su musa, compañera y confidente y es más que una exhibición de pintura; es un tributo al vínculo profundo y eterno que une al artista con su compañera de vida. "El Jardín de Pepa" es un regalo del corazón, un testimonio del poder del amor para inspirar y transformar nuestras vidas. En cada obra, en cada trazo, en cada detalle, podemos sentir la presencia de Pepa, su influencia en la vida y en la pintura del artista.
Los dos paneles que dan nombre a esta muestra se componen de doscientas cincuenta y seis pequeñas pinturas junto con óleos de gran formato y dibujos. Los colores cobran vida en sus lienzos, sumergiéndote en un oasis de jardines, de selva, de ríos infinitos y transportándonos a un mundo de enigmática belleza.
A través de sus obras, nos invita a explorar la relación entre luz y sombra, forma y espacio, trazo y color, vacío y plenitud. El ciclo vital de mi padre sigue un ritmo lunar, lo que le permite transitar con facilidad entre lo figurativo y lo abstracto. En el “jardín de Pepa”, exhibe obras que abarcan desde el impresionismo y el expresionismo hasta piezas totalmente abstractas.
Quisiera destacar entre sus pinturas el tríptico Flores blancas, una obra que te introduce en un mundo íntimo y etéreo, te transporta con fuerza a un oasis de color rojo, de ramas infinitas y de aguas arcoíris. Esta pintura es un testimonio de la maestría del artista para manipular la luz, el color y la forma, trasladando al observador a un escenario donde el contraste entre el color rojo vibrante y las sutiles tonalidades de las flores blancas crea un efecto visual impactante.
Destaco los dibujos en blanco y negro, porque si es verdad que esta es una fiesta del color, que reboza en todas las pinturas considero que Willy Ramos es un gran dibujante, sus obras llenas de color están estructuradas por un dibujo que ordena toda la escena".
Prólogo de Ramón Palomar a esta exposición
Quedaba uno a menudo con Willy
Ramos para hilvanar cualquier tema
mundano o divino, desde algún pintor
de antaño o un escritor clasicorro hasta
algún boxeador legendario pasando,
cómo no, por las fruslerías que jalonan
nuestra existencia de rutinas y jaleos.
Pero siempre llegaba el momento
“Pepa.” Pepa, su mujer, aparecía
invariablemente en la conversación.
“Me dijo Pepa”, “cree Pepa”, “eso ya lo
vio Pepa“, mascullaba Willy. Asentía
servidor como un cabestro mientras
cavilaba que, a lo mejor, Pepa no existía,
que no era sino invento de artista,
quimera literaria, evocación de soñador,
alquimia de lienzo o coartada para todo.
“¿Y por qué no me presenta a Pepa?”,
pensaba atrapado por la incredulidad.
Hasta que una tarde me llamó y susurró:
“Me voy a cenar con Pepa, ¿nos
acompañas?” Respiré tranquilo. Pepa,
en efecto, no era una nebulosa o un
ectoplasma.
Tras conocer a Pepa, esa vez y otras,
entiendo el homenaje que Willy le lanza
con su habitual estallido de colores, de
jardines, de orquídeas, de amapolas, de
ríos de tinta china y de obras que
siempre mantienen ese sello suyo que
nos hipnotiza. Pepa, desde luego, es un
torrente caudaloso saturado de carácter
y personalidad. Willy, sin ella, sería
menos Willy y poco Ramos, acaso un
alma errante buscando su camino, su
destino, su razón de ser.
Me repugna el
topicazo que reza: “Todo gran hombre
lleva detrás a una gran mujer” o algo sí.
Pepa ni va delante ni va detrás porque
tiene ojos, olfato, vista, visión de futuro,
cerebro ordenado y una capacidad de
organización que no luce ni un general
experto en logística.
Pepa tiene
personalidad, entidad propia, y todo
esto no sólo nos deslumbra en la
exposición “El jardín de Pepa”, sino que
yacía en toda la obra de Willy porque
sus lienzos, sus esculturas, siempre son
Pepa aunque él, intuyo, al principio no lo supiese.
En “El jardín de Pepa” Willy
Ramos nos sumerge en su universo
particular y destaco su “jardín para
enamorados” porque mana desde ahí
una retranca negra y gris que nos revela
que los jardines, en ocasiones, esconden
sus secretos y sus recovecos
clandestinos.
Disfruten y feliciten a
Pepa. A Willy también, pero menos, que
sin Pepa se nos achicaría y todos
saldríamos perdiendo.
Todo tiene un comienzo...
“El jardín de mi madre”
"El amor es una pieza maestra; siempre que se dé con la mano adecuada, puede convertirse en arte." - Frida Kahlo
Un treinta de enero de mil novecientos sesenta y ocho, un joven artista colombiano llegó a España lleno de ilusiones. Concretamente a la ciudad de Murcia. Por ello Willy Ramos, siente un vínculo emocional muy fuerte entre su Colombia natal y Murcia, ciudad que fue testigo de su crecimiento tanto personal como artístico. Fue en este lugar donde encontró su primera fuente de inspiración, recorriendo sus calles, plazas y paisajes que luego plasmaría en sus obras.
El mismo año de su llegada, fue galardonado con un premio de pintura, un reconocimiento que afianzó su relación con la ciudad y le hizo creer en sí mismo. Seis años más tarde, en mil novecientos setenta y cinco, mi abuelo materno, Adolfo Cano, quedó cautivado por la obra del joven pintor.
Le propone realizar una exposición en Murcia, así es como Willy Ramos con el entusiasmo que le caracteriza pintó la primera de muchas exhibiciones que resultaron ser un rotundo éxito catapultando su fama y consolidando su presencia en la escena artística murciana. Así empezó su vida en esta ciudad, pintando paisajes, retratos, flores y bodegones. Inundando la ciudad de color.
Durante este tiempo, entre bambalinas tuvo la oportunidad de conocer a quien hoy sigue siendo su mujer y musa inspiradora, Pepa Cano. La exposición lleva por título "El jardín de Pepa", en honor al amor que comparten y a los más de cincuenta años de cariño y crecimiento juntos.
Mi madre, cuyas manos acarician la tierra con ternura, cultiva vida en su jardín en Calpe. Allí, ella no solo cuida, riega y trasplanta, sino que también brinda palabras de afecto a cada planta, creando un vínculo único entre ella y la naturaleza. Cada flor y hoja en su refugio de belleza es testigo del cuidado infinito que les prodiga. Las hojas secas son retiradas con delicadeza, como susurros de gratitud por su constante atención.
En este santuario, cada cactus, cada flor, se convierte en una obra de arte viva, moldeada por las manos expertas y el corazón generoso de mi madre. Inspirado por esta devoción, mi padre ha decidido plasmar este vínculo especial en esta exposición, capturando la esencia misma del amor y cuidado que define el jardín de mi madre.
Observar a mi padre pintar es como presenciar un baile delicado entre el pincel y el lienzo, una melodía de colores y formas que se entrelazan uniéndose en estrecha armonía. Cada trazo, cada raspadura, cada color que va depositando sobre la tela, cada movimiento de su muñeca precisos y fluidos trae consigo una energía que respira vida y emoción. Cada pincelada es cuidadosamente considerada, cada detalle es meticulosamente trabajado, hasta que la obra cobra vida propia ante nuestros ojos.
Gracias a la destreza y la pasión con la que trabaja crea una conexión íntima y profunda con el espectador. Con su estilo distintivo y su enfoque innovador, ha llevado a cabo una exploración profunda de la identidad y la esencia de su tierra natal, de sus jardines colombianos fusionados con el hermoso paisaje mediterráneo.
Se trata el jardín de Pepa de una muestra única, donde por primera vez se exhiben obras que caben en la palma de la mano. El panel que da nombre a esta muestra se componen de doscientas cincuenta y seis pequeñas pinturas junto con óleos de gran formato y dibujos. Los colores cobran vida en sus lienzos, sumergiéndote en un oasis de jardines, de selva, de ríos infinitos y transportándonos a un mundo de enigmática belleza. Le invitamos a que se adentren en los vibrantes y cautivadores jardines de color creados por mi padre. Con pinceladas cargadas de vitalidad y pasión, transforma lienzos en exuberantes paraísos florales que cautivan los sentidos.
Cada obra es una sinfonía, donde los tonos brillantes y las formas orgánicas se entrelazan en perfecta armonía y nos llevan a un paraíso terrenal. Con su dominio magistral del color y de la tinta negra, el artista nos coge de la mano y nos lleva a paisajes imaginarios donde la naturaleza cobra vida en todo su esplendor. A través de sus obras, nos invita a explorar la relación entre luz y sombra, forma y espacio, trazo y color, vacío y plenitud.
Como escribe Estela Ocampo: “El vacío no es nunca un espacio blanco muerto sino un espacio tensionado por la presencia y la relación del trazo” creando un diálogo visual que trasciende las palabras.
En cada pincelada, en cada tono, en cada matiz, Willy Ramos nos ofrece una visión única del mundo, donde la realidad se fusiona con la imaginación y la naturaleza se convierte en arte. Sus jardines son un testimonio de su genio creativo y una fuente de inspiración para todos aquellos que buscan belleza y significado en el mundo que nos rodea.
Mis padres han compartido más de cincuenta años, una vida entera que se ha ido enriqueciendo con el paso del tiempo. Su amor ha sido como un faro en la noche que los ha guiado a través de las tormentas y les ha iluminado en los días más oscuros.
Como verdaderos artistas, han tejido una vida juntos, entrelazando sus sueños y aspiraciones en una tela de compromiso y devoción. Han descubierto la belleza en la adversidad, transformando los desafíos en oportunidades de crecimiento y las debilidades en fortalezas.
Como un artista en constante evolución, su amor sigue floreciendo como el jardín de esta exposición, con frescura y vitalidad, nutrido por la admiración, el cariño y el respeto. Son testimonio de belleza y durabilidad, un pacto de compromiso, amistad y pasión que resuena a lo largo del tiempo y que deja una huella indeleble en el corazón de quienes tienen el privilegio de presenciarlo.
El Palacio Almudí, es una joya arquitectónica que se alza majestuosa en el corazón de la ciudad. Este impresionante edificio, fusiona la grandiosidad del estilo renacentista con la elegancia del barroco. Adentrarse en él, es como abrir las puertas a un mundo de rotunda riqueza. Las imponentes columnas de piedra, los detalles decorativos y las amplias y espaciosas galerías te invitan a sumergirte en una experiencia que trasciende en el tiempo, siendo un escenario perfecto para mostrar las obras de Willy Ramos.
El ciclo vital de mi padre sigue un ritmo lunar, lo que le permite transitar con facilidad entre lo figurativo y lo abstracto. En el jardín de Pepa, exhibe obras que abarcan desde el impresionismo y el expresionismo hasta piezas totalmente abstractas. Su profundo conocimiento de la historia del arte se ha forjado a través de largas visitas a galerías, museos y extensas lecturas. La vasta biblioteca que atesora es un testimonio de su dominio en la materia.
En esta exposición, podemos identificar la influencia de muchos artistas que él admira y que han sido sus guías en este complejo mundo de la pintura. Las obras que abarcan los dos paneles de “El jardín de Pepa” no son simples tablillas o bocetos, son pinturas en sí mismas, con todos los elementos característicos de las obras de gran formato. Son grandes pinturas de pequeñas dimensiones, dotadas de todos los atributos que se encuentran en las obras de mayor escala.
Quisiera destacar entre sus pinturas el tríptico Flores blancas, una obra que te introduce en un mundo íntimo y etéreo, te transporta con fuerza a un oasis de color rojo, de ramas infinitas y de aguas arcoíris. Cada detalle, cada pincelada hace que nazca una belleza prodigiosa, hay que estar delante de la obra, contemplarla pasar tiempo con ella, dejar que te cale, que te hable, que sea ella quien lentamente te seduzca.
Esta pintura es un testimonio de la maestría del artista para manipular la luz, el color y la forma, trasladando al observador a un escenario donde el contraste entre el color rojo vibrante y las sutiles tonalidades de las flores blancas crea un efecto visual impactante.
Les invito a contemplar 'El río de mi pueblo', una pieza que destaca por la fluidez de sus trazos y la firmeza evidente en cada pincelada. La maestría técnica se hace patente en la precisión de la composición. Esta obra me conmueve tanto como lo hicieron, a la temprana edad de seis años, las obras de Miró o los distintivos tonos azules presentes en las Vírgenes de Murillo.
En esta pintura, el amarillo, el gris, el rosa carmesí se convierten en una oda al color, aplicado con precisión y sin capricho sobre la tela. El artista, logra inundar el lienzo con una armonía total, manteniendo siempre la proporción y el equilibrio.
Durante tres décadas, Willy Ramos ha sido profesor de dibujo en la Universidad Politécnica de Valencia, mostrando una dedicación incansable hacia su arte. Siempre inmerso en el mundo del carboncillo, la tinta china y el pincel, ha creado un extenso repertorio de obras, que fácilmente se cuentan por cientos, si no es que por miles.
Su incansable labor lo ha llevado a explorar y plasmar en papel una variedad inigualable de temas, desde imponentes montañas hasta serenos ríos, desde robustas rocas hasta delicadas flores y plantas. Cada trazo de su pincel parece ser un intento por capturar la esencia misma de la naturaleza, desentrañando sus misterios y mostrándolos al mundo a través de sus dibujos. Nos vienen muy bien la cita del poeta Sun Tung-Po:
Montaña, roca, bambú, surcos en el agua, brumas y nubes, todas estas cosas de la naturaleza no tienen forma fija; en contrapartida cada una de ellas tiene una línea interna constante. Es ella la que debe guiar el espíritu del pintor.
La sobriedad de la tinta china nos recuerda que la verdadera belleza reside en la pureza de lo simple, en la quietud del momento. Su aplicación requiere destreza y precisión, ya que cada pincelada es un acto de equilibrio entre control y libertad creativa. Debido a su particular cualidad y obligada manera de usarlo, cada elemento contiene en sí mismo la obra que posteriormente se producirá. Cada material tiene su espíritu y su poesía. Cuando el artista logra la consonancia entre idea, gesto, trazo, refuerza el valor expresivo intrínseco del medio con que ejecuta su obra.
Los dibujos, realizados con tinta china, acuarela, carboncillo, son la expresión más íntima del alma del artista. La combinación de diferentes técnicas gráficas, cada una con sus propias características distintivas y desafíos técnicos definen el carácter de la obra que emana de estos materiales. Por otro lado la manipulación del agua es esencial en la acuarela, ya que determina la intensidad del color y la fluidez de la aplicación. Además, el control de la saturación y la mezcla de colores son aspectos clave para lograr resultados precisos y armoniosos.
Al combinar la tinta china y la acuarela en un mismo dibujo, tiene la oportunidad de explorar una amplia variedad de efectos visuales y texturas. La tinta china puede utilizarse para establecer la estructura y los detalles principales de la composición, mientras que la acuarela aporta color y atmósfera, creando contrastes dinámicos y una sensación de profundidad. Les invito a que vean la serie de Ricote donde con muy pocos elementos consigue plasmar el alma de estos paisajes.
"El amor es una fuerza que todo lo mueve." - Pablo Picasso
"El Jardín de Pepa" es un homenaje a la mujer que es su musa, compañera y confidente y es más que una simple exhibición de pintura; es un tributo al vínculo profundo y eterno que une al artista con su compañera de vida. "El Jardín de Pepa" es un regalo del corazón, un testimonio del poder del amor para inspirar y transformar nuestras vidas. En cada obra, en cada trazo, en cada detalle, podemos sentir la presencia de Pepa, su influencia en la vida y en la pintura del artista.
En nombre de Willy Ramos, Pepa Cano mi hermana Sonia y mío, les invitamos a disfrutar de esta experiencia única y conmovedora. Que "El Jardín de Pepa" les inspire a apreciar la belleza del amor en todas sus formas, y a recordar siempre el valor de compartir la vida con aquellos que llenan nuestro mundo de luz y felicidad.
Carmen Ramos
Exposiciones más destacadas
- Art Madrid. Feria internacional de Arte. España.
- ARTBO. Feria internacional de arte. Bogotá, Colombia.
- TIAF. Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Toronto. Galería Ogon Wagner. Toronto, Canadá.
- Miami International Art Fair. Feria Internacional de arte de Miami, U.S.A. Galería Odon Wagner, Toronto. Canadá.
- Feria Internacional de arte, Milan, Italia. Vandermaal Fine Art.
- Feria Internacional de arte, Parma, Italia. Vandermaal Fine Art.
- Feria Internacional de Marbella, Salamanca y Santander. Galería CC 22, Madrid. España.
- Feria Internacional de Grabado. Museo Contemporáneo. Madrid. España.
- Feria Internacional de Toulouse. Francia.
Pinturas en museos e instituciones
- Museo de Arte Contemporáneo de Elche.
- Museo Salvador Allende, Santiago de Chile. Chile
- Museo Popular de Arte Contemporáneo de Villafames. Museo de Valledupar, Colombia.
- Caja Rural, Murcia.
- Diputación Provincial de Alicante.
- CajaMurcia, Murcia.
- Museo de Arte Moderno de Pedralba.
- Banco de la República, Bogotá.
- Fundación Cultural CAM, Murcia.
- Casa de Cultura de Pego.
- Casa de Cultura de Belrreguart.
https://www.willyramos.com/