MADRID.- El saldo vivo de la deuda autonómica se ha multiplicado por dos durante la crisis económica y podría haber cerrado el año entre 115.000 y 120.000 millones de euros, según uno de los informes del último número de Cuadernos de información económica de la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas).
El documento, elaborado por Iker Goikoetxea y César Cantalapiedra, de Analistas Financieros (AFI), asegura que, si se estima una vida media de entre cinco y seis años, el conjunto de los presupuestos autonómicos tendría que asumir una amortización anual que rondará entre 20.000 y 25.000 millones de euros.
El informe repasa el "considerable" repunte que se ha producido en el stock de deuda pública en los últimos tiempos, que ha llegado a doblar su peso sobre el PIB en tres años, aunque los niveles se han mantenido por debajo del resto de los países del entorno.
Actualmente, algo más de tres cuartas partes de la deuda está respaldada por la Administración Central, mientras que el 23,6% restante se divide de forma muy heterogénea entre las 17 comunidades autónomas y más de 8.200 municipios. La parte más representativa es la deuda regional, que equivale a un 17,5% del total y a un 10,2% del PIB. La deuda de las corporaciones locales es una tercera parte de la regional y apenas supera el 6% de la deuda pública.
En cuanto al crecimiento económico, el gabinete de estadística regional de Funcas asegura que toda las comunidades y ciudades autónomas han experimentado un proceso de recuperación en 2010, encabezadas por Navarra, que fue la Comunidad que más creció el año pasado (1,7%).
A continuación se situaron Canarias (0,78%), Ceuta (0,72%), Madrid (0,46%), Castilla y León (0,35%), Asturias (0,32%), País Vasco (0,30%), Cantabria (0,18%), La Rioja (0,13%) y Cantabria (0,01%).
En cambio, un total de nueve comunidades y una ciudad autónoma registraron una evolución negativa y más intensa que la media en el año 2010, como Galicia (-0,25%), Cataluña (-0,47%), Melilla (-0,56%), Comunidad Valenciana (-0,64%), Aragón (-0,74%), Extremadura (-0,81%) y Andalucía (-0,87%). Los últimos puestos los ocuparon Baleares (-1,79%), Murcia (-1,27%) y Castilla-La Mancha (-1,04%).
En el periodo 2000-2010, Madrid, Navarra, La Rioja y, más recientemente, Cantabria han combinado un crecimiento económico y un nivel de PIB por habitante superiores a la media española, formando así "el auténtico cuadro de honor" de las autonomías españolas desde el punto de vista económico.
Murcia, Andalucía, Canarias, Extremadura y la Comunidad Valenciana han mostrado un alto crecimiento, pero mantienen un nivel de PIB por habitante inferior a la media.
En cambio, Cataluña, Aragón y el País Vasco tienen un nivel alto de PIB por habitante, pero su crecimiento en el periodo ha estado por debajo de la media española. Finalmente, Galicia, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Asturias y Baleares tienen un nivel de PIB por habitante y un crecimiento inferior a la media.
Funcas cree que la recuperación "ligera y dispar" ha paralizado el avance de la convergencia regional española con cierta intensidad, aunque las autonomías han mejorado en 2010 su convergencia con Europa en renta interior por habitante en paridad de poder de compra. Sólo Andalucía, Murcia y Melilla han reducido su índice de convergencia con Europa.
La tasa de paro, por su parte, oscila entre el 28,70% de Canarias y el 10,55% del País Vasco, mientras que la media española es del 20,06%. El aumento del paro, según Funcas, ha contribuido a un crecimiento de la productividad que va desde el 2,98% de Navarra al 1,28% de Extremadura.
En materia de precios, Funcas cree que la inflación continuará por encima del 3% hasta mayo o junio si el precio del barril de crudo se mantiene en los niveles de enero (96,4 dólares), aunque con cierta tendencia descendente a partir del mes de marzo que se acentuará en julio y diciembre al desaparecer el efecto escalón provocado por la subida del IVA y de los impuestos del tabaco.
Así, el IPC cerraría el año por debajo del 2%, mientras que la inflación subyacente se mantendrá durante todo el año por debajo del 2% porque las condiciones de la demanda aún serán muy débiles, lo que limitará el traslado hacia los precios finales del mayor coste de las materias primas.