MADRID.- Las Fuerzas Armadas tratan de potenciar la formación que proporciona a
sus militares, para así mejorar el funcionamiento y las capacidades de
cada ejército. Sin embargo, algunos oficiales empiezan a alertar de un
efecto negativo de esa formación: la “fuga de cerebros” que se puede
producir hacia empresas privadas, según El Confidencial Digital.Esa es una de las conclusiones que se extrae de un artículo que un
capitán de Corbeta (equivalente a comandante) de la Armada ha publicado
en la Revista General de Marina, la principal publicación que edita el
Cuartel General de la Armada.
El número del mes de julio de esa revista incluye un artículo sobre “La ‘fuga de talento’ en la Armada”,
que firma el capitán de Corbeta Fernando García Tobío. Entre otros
destinos, este capitán de Corbeta ha ejercido el mando del patrullero
‘Centinela’.
García Tobío comienza recapitulando sobre el sistema de reclutamiento
actual de las Fuerzas Armadas, tras el fin del servicio militar
obligatorio.
Destaca que actualmente las Fuerzas Armadas “cuentan con un sistema
de formación de oficiales, suboficiales y tropa y marinería profesional
(MPTM) mediante el cual los suboficiales un título de Formación
Profesional (FP) Superior y los MPTM un título de Grado Medio de FP,
establecido en la Ley de Personal Militar para las FF. AA., con un doble
objetivo, darles la oportunidad de reincorporarse a la vida civil y, a
su vez, equiparar las titulaciones militares con las civiles dentro del
marco educativo de la Unión Europea”.
Con este sistema, asegura el capitán de Corbeta, “los actuales
miembros de las FF. AA. están mejor preparados para la vida civil que
antiguamente, lo que plantea la duda de si en un futuro no muy lejano
podremos encontrarnos en una situación de desigualdad para competir con
la empresa privada por la retención y captación de este talento”.
La cuestión es que los problemas para retener el talento ya se están dando. Recuerda que en los últimos años se han publicado noticias
sobre los casos de pilotos del Ejército del Aire que han comenzado a
trabajar en aerolíneas civiles, “convirtiendo el asunto en un caso
importante, demandando un proceso de estudio interno para buscar las
razones a esta situación, así como para encontrar posibles soluciones
para mejorar la retención de este personal”.
Pero el fenómeno no sólo se da en pilotos del Aire que se marchan a
compañías aéreas, entre otros motivos por ganar un sueldo mayor.
Fernando García Tobío alerta que “en la Armada también se ha producido
una «fuga de cerebros» a empresas civiles”.
Añade que “seguramente porque su número es ciertamente reducido, de
momento no se considera un problema significativo, ni es percibido como
una oportunidad en potencia”, y lamenta que “hasta la fecha, no se han
establecido planes concretos para hacer frente a un hipotético
incremento de este tipo de situaciones y las posibles consecuencias de
las mismas a medio y largo plazo”.
Los perfiles con talento escasearán
En este fenómeno influye que, según distintos estudios sobre el
mercado laboral, el talento “teniendo como base las capacidades, podría
verse disminuido en España en los próximos años y décadas,
fundamentalmente por la situación demográfica actual. Esto puede llevar
en los próximos años a una escasez del talento no solo en España, sino
en toda Europa, ya que las cifras de nuestros aliados europeos son
similares e incluso peores”.
Eso se traduciría en una futura escasez de talento joven con alta
cualificación. “Ahora el problema es saber qué parte del personal de las
FF. AA. podría estar incluido en este grupo y, lo que sería más
importante, qué debemos hacer, primero para retenerlo y segundo para
planificar medidas y buscar soluciones que permitan controlar en todo
momento la situación”, reflexiona este oficial de la Armada.
Oficiales y suboficiales muy formados
Cita a un experto, Biosca Ponce, que identifica las tres partes del
talento: la capacidad, el compromiso y la acción. García Tobío afirma
que “podemos asegurar que los miembros de las FF. AA. se ajustan
plenamente a estos parámetros, al tener una formación militar e
intelectual altamente valiosa”.
En cuanto a los oficiales, concluyen su etapa formativa “con el
título de Grado en Ingeniería y una formación en valores dentro de las
academias generales y la Escuela Naval”, por lo que “cumplen con creces
con los tres conceptos básicos del talento, en el que son formados desde
sus inicios en altas capacidades, compromiso adquirido con su juramento
o promesa en defensa de España, y acción, algo innato a cualquier
miembro de las Fuerzas Armadas”.
En cuanto a los suboficiales, salen todos ellos con un título
superior en Formación Profesional que, unido a su formación militar
similar a la de los oficiales, lo que “les coloca como otro sector que
podría comenzar a estar dentro del grupo de talento que buscan las
empresas civiles”.
Así que “dentro de la Armada se puede asegurar que tanto los
oficiales como los suboficiales de hoy, sus cuadros de mando, pero sobre
todo los del mañana, son y serán talento joven con altas capacidades”.
Perfiles de interés para las empresas
Esa preparación del personal militar permite concluir que “nuestros
oficiales y suboficiales, por su gran preparación técnica y su alta
formación en valores militares, muy valorados en la vida civil, están
llamados a jugar un papel protagonista en el futuro mercado laboral y
entrarían dentro del grupo de ese talento que están buscando las
empresas, como ya está ocurriendo desde hace décadas en otros países
como Estados Unidos o el Reino Unido”.
El capitán de Corbeta García Tobío señala que ya se está produciendo
“cierta fuga de talentos hacia la empresa privada”. Por eso señala, en
este artículo en la Revista General de Marina, que “la Armada, que
siempre ha tendido a mejorar y a adelantarse a los acontecimientos y
evolucionar, debería prestar una especial atención a este delicado y
complejo asunto y pensar en cómo minimizar la fuga de talentos y
trabajar e implementar medidas que fomenten la retención”.
Apunta que “tal vez el esfuerzo debería centrarse en mantener y
ofrecer carreras atractivas en cuanto a posibilidades de proyección,
formación, etc., en las que nuestra vocación, cimentada en unos valores
que son la envidia de cualquier empresa civil, se hagan virtud y junto
con otras medidas mejorar la retención”.
Evitar una fuga “incontrolable”
El oficial autor del artículo no sólo señala lo que considera un
problema para la Armada en los próximos años, sino también plantea
algunas medidas para conseguir retener el talento y evitar que los
oficiales y suboficiales se marchen a empresas privadas.
Se fija en las medidas que se están adoptando en el sector privado en
ese mismo sentido: “La empresa, más sujeta a obtener y rendir mayores
beneficios, está ya evolucionando sus sistemas de captación y gestión
del talento para poder ser competitivos a través de mejorar y hacer más
transparentes los programas de selección de líderes, mejorar la
mentorización y fomentar la incentivación por objetivos”.
Salvando las distancias, propone adoptar algunas de esas medidas para
poder competir: “En un mundo globalizado como el de ahora, estas
medidas tomadas por las empresas, unidas al alto capital humano que son
los miembros de las Fuerzas Armadas, nos obligan a reaccionar con
rapidez si no queremos que los esfuerzos que ahora se realizan para
mejorar la formación se vuelvan contra nosotros en el futuro y se
conviertan en una incontrolable fuga de talentos”.
Estabilidad geográfica y mejor sueldo
Fernando García Tobío avisa que, si no se toman medidas para retener
el talento, se puede producir en el futuro “una búsqueda generalizada de
trabajo fuera de la Armada para poder desarrollar sus capacidades en la
empresa privada, que selecciona a su personal con procesos que
acompañan a la fórmula matemática con entrevistas, estudio de
cualidades, aptitudes, capacidades, etc., que incluyen, normalmente,
indicadores de rendimiento objetivos y además, en su gran mayoría,
ofrecen condiciones de estabilidad geográfica y una mayor remuneración”.
Insiste en que “existe la posibilidad real de que miembros de la
Armada con baja motivación o ante una compleja situación familiar o
simplemente a cambio de mayores remuneraciones acaben optando por una
salida hacia la empresa privada, como ya está ocurriendo”.
Por eso pide reflexionar sobre cómo la Armada podría “superar la
oferta empresarial, dentro de las limitaciones que supone el hecho de
pertenecer a una institución jerarquizada, donde las posibilidades de
promoción podríamos decir que son similares a las de la empresa privada y
en las que la incentivación económica se hace cada vez más complicada”.
Mayor especialización
Una de las opciones que plantea consistiría en “mejorar en la
mentorización”. Propone aprovechar las Especialidades de 2º Tramo,
creadas recientemente en las escalas de Oficiales y Suboficiales de la
Armada, para “potenciar las nuevas trayectorias y conseguir que una gran
mayoría de los miembros de la Armada compartan y se sientan parte de la
institución, preservando la motivación, la vocación y los valores por
los que en su momento decidieron dar el gran paso de enrolarse en la
Armada”.
Considera que así se conseguiría “hacer una carrera más atractiva
mediante un mejor aprovechamiento de los nuevos perfiles de carrera”, y
que “oficiales y suboficiales que, por una razón u otra, vean con
antelación que su capacidad de proyección en la Armada es limitada
tengan ante sí otras posibilidades, tanto durante su dilatada vida
militar como cuando esta llegue a su fin, habiendo desarrollado un
perfil y unos conocimientos que les hagan mucho más competitivos en la
vida civil”.
Eso tendría que ir acompañado de un cambio en los procesos de
selección del personal militar en la Armada, con el objetivo de
“conseguir una mayor discriminación de cada individuo para aquellas
tareas para las que está mejor preparado y tiene una mayor experiencia;
de esta forma se conseguiría una mayor implicación de la persona y a la
postre que sienta una mayor atracción por su carrera que evite una baja
motivación y que ante cualquier adversidad, carreras truncadas o poco
atrayentes, o por el simple hecho de una mayor remuneración, se vean
atraídos por empresas del sector privado que les ofrezcan unas
condiciones laborales mejores”.
Trasvase en los próximos diez años
Su conclusión es que “la hipótesis de que la «fuga de talento» en los
próximos diez años es algo factible”, y por eso cree necesario que la
Armada se replantee la trayectoria y perspectivas de carrera de los
oficiales y de los suboficiales para dar un nuevo impulso a la
motivación y al sentido de pertenencia.
El capitán de Corbeta García Tobío remarca esa advertencia de que “la
actual incertidumbre y una gestión del talento todavía en desarrollo,
podría provocar que en los próximos años se produjese un trasvase desde
nuestros cuadros de oficiales y suboficiales hacia la empresa privada”.
Por eso será clave que la Armada estudie medidas para identificar y
retener el talento, y en los casos en que no lo logre, “establecer
procedimientos para que un hipotético movimiento de personal hacia la
empresa privada se realice de una forma controlada, coordinada y de
acuerdo con una planificación previa por parte de la institución”.
Cabe añadir que en los últimos años se han registrado salidas de oficiales de las Fuerzas Armadas hacia empresas como Amazon, que lleva años buscando perfiles de militares, con formación de Ingeniería, para puestos de su cadena logística en España.
La Armada precisamente ha reflexionado tanto sobre los posibles problemas que se puede encontrar en los próximos años con la salida de muchos militares de la Escala de Tropa y Marinería que se tendrán que marchar al cumplir 45 años, como con la falta de interesados en ingresar, si las condiciones del mercado laboral mejoran y la profesión de militar deja de ser atractiva para los jóvenes.