PARÍS.- Las aerolíneas, abrumadas
por la crisis sanitaria del coronavirus y sin perspectivas de repuntar
hasta dentro de varios meses, o quizás años, están recortando miles de
empleos, lo que afecta a todo el sector aeronáutico.
En una carta
abierta, las principales compañías aéreas europeas solicitaron apoyo
financiero y regulatorio "urgente" a nivel continental, previo a una
videoconferencia, este miércoles, entre los ministros de Transportes del
bloque. Y, esto en tanto se encadenan los planes sociales.
Frente
a un crack aéreo que, incluso, podría durar dos o tres años, según
expertos y algunos importantes directivos del sector, British Airways
anunció el martes la supresión de 12.000 puestos de trabajo sobre un
total de 42.000.
Esa misma jornada, la escandinava SAS y la
islandesa Icelandair anunciaron el despido de 5.000 y 2.000 empleados,
respectivamente.
Los profesionales del
sector, habituados a encajar los golpes y recuperarse rápidamente --como
ocurrió tras el 11 de septiembre de 2001 o la crisis financiera de
2008--, en esta ocasión temen al doble efecto causado por una recesión
global y las precauciones de los viajeros, paralizados por la rápida
propagación de covid-19 en el mundo.
"Muchas compañías se
encuentran en situación de 'default' --cese de pagos-- (...) los
gobiernos les brindan un apoyo sustancial, pero la situación es
extremadamente frágil", señaló el martes Brian Pearce, director
financiero de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA),
con 290 aerolíneas miembros.
"La situación no está para nada resuelta. A comienzos de
este año, las compañías disponían en promedio de dos meses de liquidez
de caja, que ya han agotado", añadió.
En
marzo, el tráfico aéreo mundial registró el descenso más fuerte de su
historia reciente, con una caída de 52,9% respecto al mismo periodo el
año pasado, y se ubicó en niveles de 2006, según IATA, que considera que
en todo el mundo se encuentran amenazados 25 millones de empleos en el
sector específico y en actividades vinculadas a éste.
Hace poco
más de una semana, el gigante Virgin Australia (con 10.000 empleados)
entró voluntariamente en 'default', convirtiéndose así en la primera
aerolínea importante en colapsar.
En Noruega, la compañía de bajo
costo Norwegian Air Shuttle anunció el 20 de abril la quiebra de cuatro
de sus filiales, en Suecia y Dinamarca, amenazando a unos 4.700
empleados.
Estranguladas a causa de los elevados costos fijos, las aerolíneas han solicitado ayudas estatales.
Los
gobiernos de Francia y Holanda anunciaron el viernes que brindarán
ayuda a las ramas del grupo Air France-KLM, bajo forma de préstamos
directos o garantías, por un monto total de entre 9.000 y 11.000
millones de euros.
Por su parte el grupo Lufthansa, que mantiene
discusiones "para garantizar su solvencia" con los gobiernos de los
cuatro países en los que tiene filiales, ya llegó a un primer acuerdo
con Suiza, que garantizará prestamos por 1.200 millones de euros para
dos de las filiales.
En Alemania, la compañía podría recibir des ayudas estatales de entre 9.000 y 10.000 millones de euros.
Condor,
una filial del operador turístico Thomas Cook (en bancarrota), recibirá
550 millones de euros en préstamos garantizados por el Estado alemán.
En
ese sentido, 12 países europeos pidieron este miércoles a la Comisión
Europea que suspenda la obligación para las aerolíneas de devolver en
efectivo el dinero a los pasajeros cuyo vuelo se anuló por el
coronavirus, con el objetivo de apoyar al sector aéreo.
Detrás de las compañías, todo un sector está sufriendo.
La
industria aeroportuaria mundial perdería unos 76.000 millones de
dólares en facturación en 2020, según la federación que la centraliza,
ACI.
El constructor Airbus recibe solicitudes de postergación en
pedidos de aviones. El grupo, que informó este miércoles sobre una
pérdida neta de 481 millones de euros durante el primer trimestre del
año, ha ralentizado su producción y tomado medidas de desempleo parcial.
Su gran competidor estadounidense, Boeing, ya ha solicitado
ayuda gubernamental por unos 60.000 millones para el grupo y sus 17.000
subcontratistas, pero rechaza toda participación del Estado federal en
su capital.
El miércoles confirmó una reducción de sus efectivos
en el mundo en torno al 10% y de la producción de sus aviones de largo
recorrido, tras anunciar una pérdida neta de 641 millones de dólares en
el primer trimestre.