Bruselas propuso en diciembre de 2022 revisar el reglamento que ya existe desde hace dos décadas para realizar controles de los pasajeros antes de que concluyan su vuelo a un destino de la Unión Europea, con el objetivo de reforzar la lucha contra la delincuencia grave y el terrorismo, así como para estrechar el control migratorio.
Para ello, las nuevas reglas no sólo se aplicarán a los vuelos que proceden de terceros países con destino a la Unión Europea sino también a todos aquellos que despeguen desde un aeropuerto europeo.
La reforma, además, armoniza la recolección de datos y ciñe a una lista cerrada la información que deben reunir y transmitir las compañías, por ejemplo el nombre y fecha de nacimiento del pasajero, su nacionalidad, detalles de su pasaporte e información sobre el propio vuelo.
La colecta de datos se hará de manera automatizada, reemplazando así los tradicionales métodos manuales, de modo que la información pueda ser transmitida también de manera automática vía un único canal de comunicación que será el obligatorio para aplicar el Reglamento de Datos de Pasajeros (PNR, por sus siglas en inglés).
Tras el acuerdo político entre los colegisladores comunitarios, la reforma deberá completar su proceso de tramitación para ser sometido a votación del pleno del Parlamento Europeo y de los Veintisiete antes de ser definitivamente adoptada para su entrada en vigor.