Esta bajada de población, inédita desde 2016, tiene dos causas, según el organismo. En primer lugar, que el número de defunciones ha sido superior al de nacimientos: 227.920 frente a 157.184.
Y, en segundo, que el saldo migratorio ha sido casi nulo, es decir, que el número de personas que han emigrado desde España en este periodo ha sido prácticamente el mismo que el de las que han llegado al país, algo más de 200.000 en ambos casos. Con estas cifras, el decrecimiento anual de la población se sitúa, de forma provisional, en un 0,06%, a la espera de los datos definitivos.
El descenso poblacional se ha producido tanto en españoles como en extranjeros, pero ha sido más pronunciado en este último colectivo. La causa de esa última bajada ha sido, precisamente, que muchos de ellos han adquirido la nacionalidad. En total, durante la primera mitad de 2021 han obtenido la condición de españoles 68.282 personas, y la cifra de población extranjera ha quedado en 5.325.907 personas.
De entre los no nacionales que abandonaron España durante los primeros meses del año, la mayoría, hasta 44.561, habían llegado al país en 2018. Ese margen de tres años coincide con el tiempo que deben residir hasta poder normalizar su situación administrativa en caso de que no lo estuviera ya.
Las nacionalidades que más han descendido durante la primera mitad del año son la rumana (18.579 personas menos), la marroquí (-8.113) y la ecuatoriana (-4.248). Ente las que han crecido sobresalen Italia, con 6.742 personas más, Reino Unido con 6.302, y Francia con 2.499.
Que parte de la población extranjera haya obtenido la nacionalidad no ha compensado, no obstante, el descenso de la población española, que se ha reducido en 29.643 habitantes.
Con respecto a las migraciones exteriores, el saldo fue ligeramente negativo. Se han marchado 366 personas más de las que han venido a vivir al país. 201.638 personas que venían del extranjero se han establecido en España, un 18% más que en el mismo periodo del año pasado; mientras que otras 202.004 personas se han marchado del país con destino a algún país extranjero, un 54,9% más que en la primera mitad de 2020.
Aumento en cuatro comunidades autónomas
El saldo por comunidades autónomas varía, aunque las diferencias no son especialmente pronunciadas. De todas ellas, en las únicas en las que crece la población es en Murcia (0,2%), Canarias (0,09%), Comunidad Valenciana (0,08%) y Cantabria (0,01%), con ascensos muy leves.
En todas las demás, el número de habitantes desciende, y la única que sobrepasa la barrera del 1% es Aragón, con un 1,33% menos de residentes que en la segunda mitad del año pasado. Le sigue Ceuta, con un -0,87% y Melilla con un decrecimiento del 0,63%. La media, no obstante, se sitúa en -0,15%.
Si observamos el saldo migratorio exterior, Aragón repite como la primera en pérdida de población, con un total de 15.874 personas que decidieron emigrar al extranjero desde esta comunidad. Le sigue Madrid con 5.007, y el País Vasco con 2.081. En el otro extremo se encuentran la Comunidad Valenciana, que ha recibido 8.156 personas, Canarias (5.365) y Andalucía (4.815).
El escenario cambia un poco en la movilidad interna entre comunidades. Mientras que la Comunidad Valenciana y Andalucía siguen siendo las que más residentes adquieren procedentes de otras regiones (6.023 y 4.071 cada una), Madrid es la que más pierde en favor de otras, con un saldo de -12.862. Debido a su gran volumen poblacional, el impacto, no obstante, no es mucho.
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