MURCIA.- Investigadores del grupo de Ecología Acuática de la Universidad de Murcia (UMU) participan con tres artículos en el número especial de la prestigiosa revista científica 'Philosophical Transactions of the Royal Society B' (Biological Sciences), dedicado a la salinización de los ecosistemas acuáticos de agua dulce.
Los
ecosistemas acuáticos son clave para el mantenimiento de la vida en la
Tierra. Los cambios en la concentración de sales en los sistemas
fluviales, como consecuencia de actividades humanas (salinización de los
ríos de agua dulce o dulcificación de los ríos salinos), influyen sobre
organismos, comunidades y ecosistemas.
En último término afectan a
los servicios que nos ofrecen como riego, filtro verde o alimento.
Estos servicios dependen de la calidad del agua y de las comunidades de
organismos que habitan en ella. Por eso, los cambios en los niveles de
salinidad natural pueden causar graves problemas.
En España y
Europa no existe una normativa que controle y limite la salinización de
los ríos. Los investigadores de la UMU destacan la importancia de
realizar una regulación para reducir el estrés y los efectos adversos en la salud de los ecosistemas acuáticos.
«Un
agravante en los procesos de salinización puede ser la presencia de
otros factores de estrés, comunes en los ecosistemas acuáticos, como el aumento de la temperatura, la presencia de pesticidas y de otros tóxicos», explica Josefa Velasco, investigadora principal del grupo.
En
el primer estudio realizado se analizan los efectos de la combinación
de estos factores sobre los organismos acuáticos. En general, la
salinidad tiene un impacto más importante que el resto. Es decir, el
resultado de la interacción es similar a la suma de los efectos aislados
de cada uno de los factores estresantes.
El segundo estudio se centra
en las especies con menos presencia en los medios salinos, pero
singulares y totalmente distintas a las de ambientes dulces.
En
concreto, sus mecanismos fisiológicos particulares les permiten tolerar
las salinidades más altas. En relación a este punto, los investigadores
concluyen que los insectos que viven exclusivamente en aguas salinas
pueden tolerar un amplio rango de salinidad.
«Son capaces de vivir
también en agua dulce, pero prefieren condiciones extremas.
Probablemente, como estrategia para evitar la competencia y el
parasitismo, que es mucho mayor en los ambientes de agua dulce», ilustra
la experta.
La salinización y su proceso contrario, la
dulcificación, se examinan en el tercer artículo. Los científicos
concluyen que las comunidades biológicas se adaptan o desaparecen según
el nivel de la salinidad.
Del mismo modo, la dulcificación de ríos
salinos altera el hábitat de las especies que viven en los enclaves de
mayor salinidad, y da lugar a comunidades similares a las de ríos con
bajo nivel de salinización.
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