MURCIA.- Ecologistas en Acción de la Región Murciana, con motivo de la
proyección de un tercer vaso de contención en el vertedero de Barranco
Hondo (Lorca), pide a las entidades gestoras de residuos de la Comunidad
Autónoma que implementen métodos de recogida selectiva de la basura, como la
discriminación de la fracción orgánica en origen y el Sistema de
Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) de envases; y el aumento del canon
de vertido para prevenir mayores impactos de la creciente cantidad de
desperdicios que sepultamos bajo tierra y que genera graves perjuicios
sobre la población y el entorno natural.
La ampliación del
sumidero de Lorca, además, contrasta con la opinión expresada por Santos
González, el director general de Limusa, la empresa municipal de
limpieza, quien admitió hace unos días que con una separación en origen
del total de los desechos urbanos, se pagaría un 30% menos en la cuota
municipal de gestión de basuras.
Ecologistas en Acción considera
que es momento de reflexionar sobre nuestro modelo actual, basado en los
infinitivos de 'usar, tirar y enterrar', y elaborar un plan zonal de
residuos que respete el medio ambiente y la salud de las personas, a la
vez que cumpla con los objetivos establecidos por la Unión Europea para
2030, que exigen la práctica desaparición de los vertederos y el
reciclaje del 70% de la basura urbana.
Sin embargo, las tasas de
recuperación de las plantas de tratamiento de desechos de la Región de
Murcia son extremadamente bajas, apenas del 9%, por lo que la capacidad
de gestión de dichas instalaciones queda mermada como consecuencia de un
marco de actuación que no contempla la discriminación del material, y
que se conforma con soterrar grandes cantidades de basura con la promesa
falaz de que así se solventarán los problemas generados por la polución
de una sociedad que cada vez necesita depredar en mayor medida los
recursos del planeta. Si no somos capaces de pensar y aplicar métodos
innovadores para la reducción de los residuos que producimos, de nada
servirá la construcción de nuevas plantas de procesamiento o de nuevos
depósitos de vertido.
Cabe destacar, por otra parte, que las
empresas adjudicatarias del servicio cobran por el peso de los residuos
que entran en las instalaciones, sin tener en cuenta el rendimiento de
las mismas en el ámbito de la recuperación de materiales para el ciclo
de uso. Cualquier proceso que se de tras la llegada de los materiales
supondrá un coste para la compañía, que se ve incentivada a tratar y
separar el menor volumen de basura posible. Lo más barato es enterrarlo
todo. Además, muchos envases dejan de ser reciclados o reutilizados por
estar contaminados de materia orgánica líquida o sólida.
Por todo
ello, los grupos ecologistas reivindicamos la separación de la fracción
orgánica y la devolución de los envases para su recuperación ya que
reduce en gran medida la dosis de vertido y el impacto ambiental de la
basura, que deja de ser sepultada, y evita que los materiales se manchen
de impurezas que dificultan su reincorporación al circuito. Asimismo,
es necesaria la aplicación de tasas de vertido más gravosas que disuadan
a empresas, instituciones y particulares de tirar sus desechos al
vertedero y que incentive la reducción de los mismos en origen.
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