Es edificante ver a Rajoy buscando
apoyos. Así se entretiene y no se deja importunar con el chapoteo de la
Gürtel. Estos no son los felices tiempos de la mayoría absoluta, cuando
los presupuestos se mandaban a sus señorías por un ukase en forma de
whattsap. Ahora hay que hacer pasillos y pedir favores.
Dice Rajoy que está hablando con todo el mundo.
A saber qué entiende el personaje por "todo el mundo". Comprende,
parece, a los nacionalistas vascos. Y surge la pregunta de si
comprenderá también a los catalanes. Es posible que la oferta se haga
por haber caído el gobierno en la cuenta de la política del palo
(persecución judicial) y la zanahoria (privilegios, prebendas
económicas) que corresponde a la vieja táctica de comprar a quien no se
puede vencer. De darse esa oferta, serán los nacionalistas
independentistas quienes tendrán en cierto modo una cuestión política y
moral que dilucidar.
Ignoro
asimismo si ese "hablar con todos" incluye a Podemos o si el diálogo
con estos se limitará a las intervenciones en el pleno de debate sobre
la ley. Podemos pedirá devolver los presupuestos y lo mismo anuncia que
hará el PSOE, razón por la cual es muy posible que Rajoy lo haya
excluido ya del "todo el mundo" que, como se ve, es bastante reducido.
Al final el PP, C's y el PNV sacarán adelante los presupuestos. Los
presupuestos de la derecha. Con el techo de gasto de la derecha.
El método en la locura
Una junta emanada de un golpe de mano,
carente de legitimidad y hasta quizá de legalidad, está empeñada en
proseguir su desvarío atribuyéndose competencias que no puede tener. Su
funcionalidad es provisional y está vinculada a la convocatoria de un
congreso extraordinario. Aunque el último CF le haya concedido a las
escondidas "plena competencia", será plena competencia para cumplir su
mandato, no para incumplirlo.
La
junta no es quién para embarcar al partido en una labor de reflexión
teórica. Sí lo es para convocar el congreso cuanto antes y, mientras
tanto, cuidarse de que al error garrafal de abstenerse no se añada el de
quedar relegado a la irrelevancia más absoluta. Es obvio que quienes
han encabezado esta revuelta de la élite en el PSOE no calibran las
consecuencias de sus actos. Pero va siendo hora de que lo hagan. Esa
bravata de que el PSOE será "verdadera", "dura" oposición es otro
disparate.
El PSOE anuncia una enmienda a la totalidad de la Ley de
Presupuestos. Cree enseñar así los dientes. Es decir, no negocia nada.
Ahora bien, los presupuestos son una ley ordinaria y el gobierno solo
necesita mayoría simple, que puede pactar con los nacionalistas vascos.
Estos pedirán a cambio mejoras para su tierra y no cuestionarán el
efecto de los presupuestos sobre el resto del Estado. Y el PSOE se
tragará los presupuestos del PP sin modificar una coma.
El asunto no es
trivial porque se trata de saber quién aguantará el hachazo de los 5.500
(u 8.000, según Bruselas) millones de € de recortes. Una vez que
entregaron el gobierno al PP los socialistas descubren que su capacidad
de presión es menor que la del PNV. Para evitar esta penosa experiencia
solo les queda ofrecer su abstención de nuevo o incluso su voto a favor,
mediando una negociación. Pero ¿cómo se va a negociar con el partido al
que se prometió dura oposición sin levantar el espectro de la "gran
coalición"? Conseguir que 85 diputados valgan menos que seis es una
hazaña, ojalá que irrepetible.
Déjese
la junta de monsergas ideológicas y convoque ese congreso
extraordinario de modo urgente. Celébrense las primarias. Haya un nuevo
líder elegido en competencia con otros en virtud de su programa, del
suyo propio, no del que le confeccione un comité de sabios. Y devuélvase
al PSOE la compostura y dignidad que ha perdido.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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