MURCIA.- Los médicos han detectado en la Región de
Murcia un incremento de niños que sufren malnutrición por exceso y por
defecto al mismo tiempo como consecuencia de problemas con la calidad
nutricional, ya que la crisis aboca a muchas familias a buscar los
alimentos "más económicos posibles".
Y es que los niños pueden sufrir problemas de sobrepeso como
consecuencia de ingerir alimentos hipercalóricos como bollería,
golosinas y dulces, con una calidad nutricional "baja", que suelen ser
los más económicos. Esto origina problemas de obesidad y, al mismo
tiempo, déficits nutricionales en fibra, vitaminas o minerales como el
hierro (anemia).
Así lo ha hecho saber el pediatra de Atención
Primaria y coordinador del grupo de trabajo sobre obesidad infantil de
la Asociación de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria de la
Región de Murcia (APERMap), Juan José Vigueras, quien señala que es
difícil calibrar el aumento de la incidencia de este tipo de problemas,
pero aclara que todavía no se han detectado casos extremos de
malnutrición en niños en la Región.
"Puede haber una malnutrición por exceso calórico, es decir, que
el niño tome más calorías de las que puede gastar por su actividad
física rutinaria y, a la vez, tenga falta de algunos nutrientes básicos
como vitaminas y minerales", destaca Vigueras.
Esta combinación es bastante posible y se suele dar "con
frecuencia" en poblaciones de nivel socioeconómico bajo. Incluso, indica
que estas situaciones pueden pasar desapercibidas a los padres, porque
el exceso calórico hace que el niño tenga un peso normal o por encima de
la media y dar la falsa sensación de que el niño está bien nutrido.
Sin embargo, al someter a estos niños a encuestas nutricionales
para averiguar qué es lo que come, se averigua que "sólo ingiere cuatro
cosas y, por tanto, le faltan un montón de nutrientes, padeciendo un
exceso nutricional en unas áreas y el déficit de nutrientes en otras".
En cualquier caso, Vigueras ha asegurado que "en las sociedades
desarrolladas como en España, el problema más frecuente sigue siendo el
sobrepeso y la obesidad". Su prevalencia va en aumento y "se ha
mantenido en las últimas décadas, antes de que estallara la burbuja
inmobiliaria, ya que depende de la dieta y del ritmo de vida, y no de la
crisis".
Vigueras señala que la combinación de
malnutrición y obesidad se suele dar en niños que pertenecen a un nivel
socioeconómico bajo, al que le está afectando más la crisis. En niveles
más altos, normalmente "sí que suele haber un mayor consumo proteico y
una mayor variedad en la alimentación", aunque el consumo de frutas y
verduras "es muy bajo en todos los grupos y edades".
No obstante, explica que estos problemas "dependen de la zona en
la que te encuentres de la Región y de cuál es su tasa de paro", de
forma que es mayor su incidencia aquellas localidades en las que
dependen de la industria o donde la caída de la construcción ha afectado
más.
Por ejemplo, también influye que los padres tengan una jornada
laboral muy amplia, por lo que no tienen mucho tiempo para preparar a
los niños el almuerzo que llevan al colegio, o cocinan algo rápido para
la cena, abusando de la comida rápida como pizzas, pasta, alimentos
congelados y muchos empanados.
Este pediatra advierte que se trata de dietas fáciles de preparar
que "sacian y quitan el apetito, al llevar muchas calorías", pero que
tienen carencia de productos frescos como la carne, pescado, verdura y
fruta, que suelen ser alimentos que los niños, de por sí, "prefieren
poco".
Por el ritmo de vida que llevan los padres, preparar este tipo de
platos les obliga a organizarse con dificultad, añade Vigueras, quien
echa en falta la preparación, por ejemplo, de guisos, cocidos y platos
que requieren cierta preparación, así como la inclusión de más frutas y
verduras, que contribuyen a que la alimentación sea más variada.
El sobrepeso también se suele dar en niños que no comen
especialmente mal , que tienen una dieta variada, pero no realizan
actividad física. De hecho, indica que el aumento de la prevalencia de
la obesidad en los países desarrollados está más relacionada con la
falta de actividad que con la dieta.
En este sentido, Vigueras lamenta que los niños actualmente "ya no
juegan en la calle como antes, y sólo practican deporte si los padres
tienen una cierta capacidad económica y los llevan a actividades
extraescolares".
A la hora de situar el problema por zonas también influye el
porcentaje de inmigración, porque estos problemas se suelen dar "en los
sectores de población que tienen los trabajos más precarios y con
ingresos más bajos, a los que afecta más la crisis".
Además, los inmigrantes carecen de ayuda familiar con la que
paliar este problema, mientras que la población autóctona, a menudo
"vive a expensas de la ayuda prestada por abuelos y familiares", si bien
esta población se ha visto reducida porque un 20 ó un 25 por ciento de
este colectivo ha vuelto a su país de origen.
Vigueras trabaja en un centro de salud de Yecla y afirma que, en
esta zona "todavía no se han detectado casos de malnutrición extrema o
de niños que no tengan lo suficiente para tener una alimentación
aceptable". No obstante, recuerda que Yecla "es una zona de la Región
que tiene una economía por encima de la media", y reconoce que en otras
zonas de la Comunidad "sí que habrán casos un poco más dramáticos".
Estos problemas de malnutrición extrema no aparecen "si los
servicios sociales de los ayuntamientos funcionan bien, y suelen hacerlo
bien, de forma que detectan las familias de riesgo". La alimentación
proporcionada por instituciones públicas, tales como las guarderías o
colegios públicos, "suele estar regulada por dietistas y expertos en
nutrición", por lo que "tienen una base científica detrás y es
completa".
De hecho, manifiesta que su labor como pediatra es detectar los
casos de más riesgo en los que los padres, por ejemplo, están en paro y
sin recursos económicos, y ponerlos en conocimiento de los servicios
sociales y trabajadores sociales de los centros de salud para ver los
recursos que se pueden poner a su disposición.