Mientras en Francia se celebra el derecho al aborto como hecho liberador
del individuo y triunfo de un parlamento fuerte, miles de españoles
están citados para celebrar el derecho a la vida.
El 4 de
marzo, en Francia, a través de una magna escenografía se celebró con un
palacio de Versalles vestido de gala, que las mujeres pueden abortar, el
próximo día 10 en Madrid de forma opuesta se celebrará el “Sí a la
vida” con una simple marcha en la calle, sin luces, sin música,
únicamente con personas.
¡Que contradicción más grande en una
vieja Europa aquejada de una población envejecida! ¡Qué paradoja en una
Unión Europea, que protege a unos débiles ucranianos frente a la
fortaleza rusa! ¿No es falaz vender unas políticas poblacionales de
lucha por el débil y marginado y de preocupación por el envejecimiento,
mientras no se fomenta la natalidad y se apoya la guerra?
En mi
opinión, más se engalanan las calles de Madrid con familias con niños, y
más se rejuvenecen los países, que mil focos y música con políticos de
turno en un Versalles iluminado. ¡Qué pena tanto teatro y tanta
farándula! cuando de fondo se falsifica la verdad de la natalidad en la
vieja Europa, si hay nacimientos, pero hay más abortos, hay más muerte
que vida.
Las estadísticas hablan de un continente viejo, yo
diría empobrecido, no sólo de población sino de la veracidad, de lo que
significa la protección maternal de un ser humano, nacido o no nacido.
Bajo estas circunstancias, ¿lo sustancial es anular el origen de la vida, el embrión? La mentira camuflada en un derecho individual, esconde el origen de la vida. La muerte se convierte en mercancía de derechos; por no decir que se convierte en cremas de embrión para la cara o vacunas. La madre se convierte en portadora de sustancias embrionarias que cualquier laboratorio quiere.
Lucrativo mercado que cosifica al
embrión dentro del “paquete madre”, como se podría llamar al derecho de
ser madre, derecho a ser y no ser “paquete”. El embrión deja de ser
persona para ser cosa usable, por lo tanto hay que legislar ese
conflicto de “usabilidad fetal”, el feto es algo práctico y funcional
que tiene más valor para la industria que para la madre o la nación.
Citando
al sociólogo Alejandro Navas, “Supuesto que se admita -lo que es mucho
admitir- que entre la madre y el feto se da un insuperable conflicto de
intereses, no deja de ser terrible que la solución aprobada por la ley
sea la muerte del más débil, el feto, a manos justamente de aquellos a
cuyo cuidado está entregado: la madre que decide abortar cuenta con la
ayuda de médicos, autoridades y jueces. Nadie media para alcanzar una
solución pacífica a ese supuesto conflicto, como se hace en otros
ámbitos de la vida social”.
Por eso el l Foro de la Familia,
miembro de la Plataforma “Sí a la Vida”, es una de las entidades que
impulsa la gran Marcha “Sí a la Vida” 2024 que reunirá en Madrid, el
próximo 10 de marzo de 2024, a miles de personas procedentes de toda
España para reivindicar el derecho a la vida de todo ser humano. Gran
fiesta de personas que luchan y nunca aceptarán la “cosificación de una
vida humana”
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