Así lo ha explicado en el pleno el concejal del Área, Pablo Braquehais, quien ha recordado que desde su restauración hace 18 años “no se ha realizado ninguna intervención integral de mantenimiento”. El Pleno Municipal ha aprobado una moción para desarrollar este proyecto.
El concejal ha indicado que la intervención que se propone “no es compleja, pero sí es grande”, que cuenta con el visto bueno de la Dirección General de Bienes Culturales, por tratarse de un edificio BIC, y que el proyecto “lo hemos presentado a una convocatoria de fondos europeos destinados a actuar sobre Bienes de Interés Cultural”.
Las principales intervenciones se tienen que realizar en las cubiertas, que son de zinc, la carpintería exterior y la de bajo cubierta, y en la fachada, que debe ser sometida a un proceso de limpieza y donde debe reponerse alguna pequeña pieza de piedra.
Braquehais ha llamado la atención sobre el deterioro de las cubiertas “ya que el zinc es un material afectado por el salitre, dada la proximidad al mar”.
Precisamente, ha resaltado que las principales patología se registran en las partes más altas del Palacio. En este sentido, ha subrayado la importancia de actuar sobre las cubiertas tanto para restaurarlas, como para evitar filtraciones que puedan afectar a elementos artísticos del interior del inmueble, como puede ser el salón de plenos.
Asimismo, ha puntualizado que el edificio cuenta con una serie de elementos ornamentales, una crestería de zinc que corona el inmueble que hay que recuperar “porque algunas piezas han desaparecido fruto de la corrosión”.
El concejal de Patrimonio ha adelantado que junto al estudio para la reparación del Palacio Consistorial “se ha elaborado un Plan de Mantenimiento para evitar deterioros futuros”.
Este plan contempla la programación de actuaciones a realizar con carácter preventivo. Es decir, “cada cuánto tiempo hay que limpiar la fachada, revisar y mantener las cubiertas y los elementos de carpintería, por ejemplo”, ha puntualizado Braquehais.
El Palacio Consistorial de Cartagena es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Fue diseñado por el arquitecto municipal Tomás Rico y construido en los primeros años del siglo XX (1900-1907).
Durante sus primeros 100 años de vida, el edificio se fue adaptando interiormente a las necesidades municipales, hasta el punto de perder su configuración original.
Así, en 1995 se decide acometer su rehabilitación integral que concluye en 2006, año en el que fue abierto de nuevo para albergar la representación institucional de la Corporación Municipal (alcaldía y grupos municipales).
El proyecto de rehabilitación permitió devolverle al edificio su carácter palaciego, recuperar la distribución original de los espacios más nobles, como el salón de plenos, la sala de concejales o la alcaldía, y combinarlos con espacio más modernos y diáfanos que ahora sirve como espacios expositivos en la planta baja.
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