Son los dueños de todo, del dinero del mundo
que controlan por los fondos de inversión, de las grandes instituciones
que manipulan a su gusto como la ONU, la Unión Europea, la OMS, de los
centros científicos desde los que crearon un virus ad hoc, el COVID para
llevar a cabo su programa de reducción de la población humana. creando
antes la vacuna desde la cual se introducen en el propio cuerpo de los
más de siete mil millones de humanos a los que ellos aspiran a gobernar en todos sus
aspectos.
“Que tontería la vacuna un microchip”, pues
no es ninguna tontería, la vacuna no es solo un microchip, es una bomba
de relojería retardada, es parte del control del ganado, es un arma
secreta de nuestros enemigos oscuros.
Manipulan las elecciones al gusto, tumbaron
la victoria de Donald Trump que lideraba la resistencia del pueblo
americano a este nuevo comunismo de élites, donde todos somos proletarios
al servicio del Estado y ellos viven como dioses.
Son los que devolvieron a Sánchez al poder
del PSOE, porque le vieron perfil de títere manejable; ni Sánchez sabe
por qué impulsa ciertas leyes ni por qué publica y firma decretos, todo
le viene dado y es que, como Clinton dijo a una periodista, “hay un
gobierno dentro del gobierno que yo no controlo”, es una cruda realidad.
Los conspiranoicos son llamados como tales
porque nos damos cuenta del gato encerrado y como persiguen la lucidez,
ojo con decir la verdad “veritas oidum parit” que decían los romanos, la
verdad engendra odio.
Ante las elecciones la resistencia es
ABSTENERSE de ir a votar o como máximo VOTAR EN BLANCO, no ver su
televisión ni visitar sus medios de comunicación, no abrir la mente a
estas avispas del desasosiego que intentan meter y que son una forma de
control, no ver sus películas, aislarse todo lo posible de sus
influencias.
No podemos derrotarles frontalmente porque lo
controlan todo, solo podemos cerrarle el paso a nuestra conciencia en
todo lo que sea posible. Tienen un tiempo de vigencia, tienen fecha de
caducidad, son una plaga planetaria que un día cesará de golpe, las
langostas que la integran habrán muerto.
Y entonces seremos libres. Por
un tiempo, hasta que el Universo nos mande otra plaga. Esto es así, no
hay paz duradera sino tras la muerte. Entre tanto queda la lucha eficaz,
imaginativa, la resistencia impenitente.
Derrotar al diabolismo mundialista es defender la esencia de la Humanidad.
(*) Abogado y activista pro Derechos Humanos
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