A mí me han estado llamando hasta una hora antes para preguntarme si la manifestación de Madrid era seria o incluso si era una trampa. Eso da idea del mérito de los organizadores al haber conseguido respaldos muy notorios. El sistema no ha podido silenciarlas. Antena 3 ha dado información de las de Valencia, Madrid y Barcelona, con el consabido ninguneo y manipulación. La gente que asiste no espera aplausos ni reconocimientos. Va con una solidez de espíritu encomiable, en unidad de corazones y de sentimientos fraternos, de todas las ideologías y tendencias. Es la resistencia que se ha vestido de largo.
Estratégicamente, las manifestaciones son una movilización, es un fortalecerse y entrar en contacto. Es obtener la seguridad de que no se está solo, que es un esfuerzo común. Se moviliza, como dijo el juez Fonseca en su parlamento en Madrid, “para plantar cara a lo que ha de venir”. Esa movilización ha sido exitosa: 30.000 en Madrid, 10.000 en Barcelona, 5.000 en Valencia, 3.000 en Zaragoza, 1.000 en Tarragona. No ha habido autobuses acarreando a la gente. Vuelvo a repetir, que unas posibilidades de promocionar las convocatorias muy menguadas.
Se moviliza para ir a un conflicto y se presentan voluntarios, se adquiere un compromiso. Nadie busca ventaja propia, ni parte del Presupuesto, ni subvención alguna. Eso es lo que teme el sistema, por eso han sido un gran éxito, un éxito absoluto. Hay que organizarse, la resistencia ha de organizarse, hay que organizar grupos de acción, de forma que ante el totalitarismo atroz que se trata de imponer se dé una respuesta organizada y no en solitario.
A eso ayudan las redes sociales donde no impera la censura. Se puede quedar en grupo ante un establecimiento donde impere las medidas totalitarias y emprender una acción común. Así se puede romper el nefasto y mendaz pasaporte covid. Se puede quedar en un hospital y romper la manipulación que se trata de imponer.
Para la nueva etapa, hay que desarrollar una guerra de guerrillas en pequeños grupos y asumir la semántica y el discurso de la verdad y la verdad es:
1.- No estamos ante un experimento génico, ni ante vacunas experimentales; los experimentos pueden salir bien o mal y al que le toca, le toca. Nunca se debe conceder la consideración de vacunas a este veneno de muerte, biterrorismo o terapias génicas. Asistimos a un genocidio cuya finalidad es eliminar población y cuya primera manifestación es la repetinitis o muerte súbita o infarto fulminante. No nos inyectamos porque no queremos cooperar con el mal a costa de nuestra propia vida. Que están aprobadas con carácter experimental, pero lo están por la EMA que es un antro de corrupción.
2.- No es cierto, y no hay que repetirlo, que los inoculados contagian ‘igual’ que los no inoculados. Nosotros no contagiamos en absoluto. Nosotros no estamos enfermos. Ellos, los inyectados con el veneno de muerte, son los contagiadores, son los que se infectan al recibir el pinchazo, tienen en las narices 216 veces más de proteína Spike que nosotros. Los ejemplos son múltiples: un crucero con el 100% pinchados donde se declara un brote del coronavirus, una residencia de educación especial con el 100% vacunados donde sucede lo mismo, y está el ejemplo evidente de Gibraltar donde prácticamente toda la población se ha pinchado, por tres veces, 2,7 pinchazos de media, y se han disparado el coronavirus y las muertes.
3.- El caso de los niños es especialmente gratuito y sangrante. No cogen la enfermedad. Sólo es la obsesión eugenésica de acabar también con las generaciones futuras. Hay que decir bien claro que los padres que inyecten a sus hijos son unos criminales. Y que va tener consecuencias para los inductores y los ejecutores, que no les va a servir decir que obedecían órdenes, que responderán en juicios sumarísimos.
Hay que asumir una mentalidad de guerra.
(*) Periodista
http://ramblalibre.com/2021/12/12/tras-el-gran-exito-del-11-d-la-resistencia-se-moviliza-y-organiza/
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