Es ley de vida: los pastores son los dueños del rebaño y disponen a su antojo de su leche, de su lana y de su carne, siempre que la tropa no se enfade y los aplaste en una estampida. De igual forma, en las sociedades humanas, los gobernantes también tienden a abusar de su dominio y a disponer del tiempo, el trabajo, los bienes y hasta de la vida de los ciudadanos a su antojo. Así surgieron las civilizaciones y así vivieron nuestros antepasados, sometidos al dominio de los amos a los que les tocaba servir.
Pero llegó un momento de la Historia en el que una parte del rebaño global tomó conciencia de sí mismo y de su fuerza y decidió frenar los “abusos pastoriles”, proclamando los derechos de cada individuo frente a quienes gobiernan y dirigen la sociedad. Aquellos antepasados “inventaron” los “Derechos Humanos” que nosotros hemos heredado, esos que ahora llamamos “Fundamentales” cuando los reflejamos en la Constitución de nuestro país moderno y avanzado. En resumen, el invento consistía en decretar la IGUALDAD entre los seres humanos, frente a la SUPREMACÍA de unos sobre otros.
Estos Derechos no nacieron solos, sino que lo hicieron en la Cultura Occidental (la del Patriarcado) en las revoluciones del Siglo XVIII. Germinaron de la semilla de la Cultura divulgada entre el Pueblo (La Ilustración) y fueron regados por la sangre de millones de valientes que sacrificaron su vida luchando contra la tiranía, para dejar a su descendencia un mundo mejor. Poco a poco, esa semilla se fue desarrollando y, gracias a aquellos héroes, se consiguieron hitos históricos como la abolición de la esclavitud, el sufragio universal o el Feminismo (el de antes, el genuino)
Hoy en día, no en todo el mundo se disfruta por igual de Derecho y Libertad: A los países cuyos gobiernos anulan los Derechos Fundamentales y se apropian de sus personas y bienes, los llamamos “Estados Totalitarios”; a los que los respetan (en mayor o menor grado) los denominamos “Estados de Derecho. Estos son los que denominamos “Países Libres” y “Socialmente Avanzados” y se reconocen mundialmente como el modelo a seguir.
Pero el Totalitarismo nunca ha sido derrotado. Si bien es cierto que, hoy en día, modelos políticos como las monarquías absolutistas o los zares y emperadores ya no existen ni serían aceptados por ningún pueblo del mundo, el monstruo del totalitarismo sigue vivo y adquiere hoy dos formas bien definidas: la Dictadura Comunista y el Imperialismo Capitalista o PLUTOCRACIA.
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El Comunismo es un totalitarismo abierto y sincero en su estado puro. Se basa en unos cimientos filosóficos que, aunque son aceptados por muchos, contienen graves incoherencias lógicas:
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El Estado, en nombre del PUEBLO y a través de su “Partido Único”, es el dueño absoluto de todo, vidas y bienes, sin derecho a réplica. Sin embargo, alguien tiene que organizar, así que son los DIRIGENTES los que disponen de todo a su voluntad. Quizás sea por eso que este modelo ha triunfado en países como Rusia y China, previamente acostumbrados a un servilismo esclavista a zares y emperadores.
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Este sistema político se presenta como el Poder de esa gran mayoría de Pueblo compuesta por los pobres proletarios frente a los ricos empresarios que, en realidad, no existen porque fueron eliminados cuando se instauró el régimen.
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Tal es su dependencia de la pobreza proletaria que llegó a provocar la ruina y hundimiento de la que fue su primera y principal sede, el gran Imperio Soviético (URSS) allá por los años 90.
Desde entonces, se puede decir que el Comunismo como modelo de estado desapareció en los bloques que por entonces dominaban el mundo y permaneció tan solo en lo que entonces eran países subdesarrollados, como China.
Se podría decir que el Comunismo como Ideología ya no existe, pero su piel de cordero rojo continúa sirviendo aún como instrumento de engaño y camuflaje a nuestra verdadera amenaza totalitaria actual.
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El término Plutocracia significa “el poder en manos de los ricos”, de los dueños del dinero. Al contrario que el Comunismo, este planteamiento ideológico no es sincero, sino que actúa como un lobo totalitario disfrazado de cordero democrático. Está infiltrado como un cáncer en países que se consideran Estados de Derecho. Nace y anida en los países ricos que, como todos los ricos, son capaces de vender su alma y sus principios a cambio de más comodidades y dinero.
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Se viste de “Liberalismo Económico”, pero suprime la “Libre Competencia” y los “Derechos Laborales” con engañosos argumentos de “Globalidad”.
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Se viste de “Lobby” para legalizar el soborno de los políticos de todos los partidos e imponer sus propias reglas en el juego.
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Se viste de ONU y “Paz Mundial” para marcar su Nuevo Orden Tiránico para el Mundo entero.
Satánicos maestros del engaño, se apropian de los medios de comunicación para engañarnos, invertir la verdad y convencernos de que aún debemos estarles agradecidos por haber aceptado la responsabilidad de administrar nuestras personas, bienes y derechos.
El mundo ha caído en sus garras por completo, las de las grandes corporaciones financieras. No es de extrañar que nuestro país sea un buen ejemplo de ello: Si la “Cultura para el Pueblo” en “La Ilustración” fue la semilla de los Derechos Humanos, la encuesta nacional sobre cultura general del 2015 demostró que el 26 % de los españoles (uno de cada cuatro) estaban convencidos de que es el Sol el que gira alrededor de la Tierra.
Somos de su propiedad, no les quepa duda, porque les hemos vendido nuestra alma por dinero: Les debemos más de 30.000 euros por cabeza en Deuda Pública, por no haber sabido bajar nuestro ritmo de vida a tiempo, a pesar de la Crisis. La Globalización era muy bonita -que trabajen los chinos que nos sale más barato- pero sin trabajo no hay salario y tuvimos que vivir de préstamos.
Y por si en anteriores legislaturas no nos había quedado suficientemente claro, al primer “personaje” de relevancia mundial que recibió en La Moncloa nuestro actual Presidente fue a George Soros, un súper-capitalista tan poderoso que consiguió provocar, él solito, la quiebra del mismísimo Banco de Inglaterra en un duelo financiero.
Esos multimillonarios plutócratas, cuidadosamente disfrazados de filántropos (tal vez de filogínopos, por lo de la Ideología de Género que nos embuten) son como los ganaderos, dueños de nuestro rebaño y jefes de todos nuestros pastores (los políticos) sean del partido que sean.
Camuflados con disfraz de ONG, se han ido adueñando del rebaño y nos van arrebatando uno a una aquellos Derechos por los que nuestros antepasados derramaron su sangre. Lo van haciendo poco a poco, enredándonos con un engaño a cámara lenta al que muchos llaman “Ventana de Overton”, y no nos damos ni cuenta:
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Lejos quedan ya los tiempos en los que la División de Poderes del Estado quedó anulada. El Ejecutivo, designado desde los “Aparatos de los Partidos”, se apropió a su vez de la designación de los candidatos electorales para el Legislativo y la de los órganos de dirección del Judicial.
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Seguidamente, un día, hará ya unos 20 años, con la excusa del acoso al moroso, le dieron una mordida al “Derecho a la Propiedad Privada”, permitiendo que la Administración nos embargue directamente la cuenta corriente sin la autorización de un juez.
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Al siguiente, en supuesta defensa de las mujeres maltratadas, se cepillaron el Principio de “Igualdad Ante la Ley” y el de la “Presunción de Inocencia”.
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Han anulado la “Libertad de Expresión” manteniendo bajo su propiedad y estricto control a todos los grandes medios de comunicación y los controlan mediante subvenciones y represalias.
Como no era suficiente, con el pretexto de frenar esta insólita y sospechosa oleada de “Bulos y Fakes” que inunda las redes sociales, las han sometido a censura a través de empresas como “Maldita” y “Newtral”…
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Tanto hemos perdido en Derechos que ya hemos llegado al momento en que el Gobierno, con la excusa de protegerlos de nuestra violencia, se están apropiando de nuestros propios hijos a través de la 'Ley Rhodes', tal y como sentenció la Celaá al inicio de esta legislatura.
No nos queda ni un Derecho intacto, socavados poco a poco por unos “representantes democráticos” en los que tanto confiamos. Entonemos un RÉQUIEM POR NUESTROS DERECHOS MUERTOS y por los antepasados que entregaron su vida para proporcionárnoslos.
Para abrir nuestros ojos y que nos demos cuenta de su verdadera naturaleza, de poco han servido el GAL, la Gürtel, los ERES, Bankia, las Preferentes, Alcasser, Bar España, el 11-M de Atocha o la Casa Real. Tan bueno es su engaño y tan torpe nuestra inteligencia que, al mencionar las ideologías que promocionan supercapitalistas como el citado Soros, hablamos de la “Izquierda Progresista”.
¡Qué corta es nuestra memoria, qué fácil engañarnos! Nos dejamos torear por capa a dos caras, azul en anverso y rojo al reverso, pero siempre por la misma capa y el mismo amo. También hemos olvidado que, tanto la izquierda como la derecha, murieron aplastadas por la caída sobre sus cabezas del Muro de Berlín en los años 90 (“The End of History and the Last Man”, de Francis Fukuyama) y el mundo quedó en manos de este diabólico Club Financiero que ahora nos embauca y domina.
Dan igual razones y argumentos, porque no decidimos con el cerebro, sino con corazón y barriga. Entre “pan prestado y circo censurado”, nuestro Rebaño, acomodado, acobardado, analfabetizado, despojado de moral, tradiciones y valores, se empeña en confiar ciegamente en todo lo que sale de un “Papá Estado Bondadoso” que nos cuida y alimenta.
Pero no es suficiente, lo que buscan nuestros amos es el dominio absoluto. Quieren el mundo Orwelliano de 1.984. Quieren tenernos completamente controlados agarrándonos por donde más nos duele: el dinero. Todo tiene que pasar por sus bancos. Nos obligan a recibir las nóminas a través suyo. Nos tienen bien atrapados con sus hipotecas pues, aunque no hayamos solicitado préstamos, el Gobierno lo pidió en nuestro nombre en Deuda Pública. Y ellos, aun sabiendo que jamás podremos devolvérselo con dinero, lo siguen prestando. Quizás el nos lo cobren con los Derechos Humanos, volviendo a la vida de siervos de los ancestros.
Nos engañan con golosinas: ¡Qué buena está esa del dinero electrónico! Cajero, tarjeta y móvil: ya no hay que llevar encima efectivo. Ya no hay robos ni extravíos. Todo queda registrado (por ellos) todo bajo control (el suyo) sin fraude, sin blanqueo sin evasiones que valgan ¡Y no te contagias de COVID! Bajo su control y con su permiso, tendrás más ventajas y descuentos si eres sumiso.
El control absoluto irá más allá: Por nuestro bien, suprimirán el “Dinero Efectivo” como fuente de enfermedad y delincuencia. El electrónico será el único medio legal de pago para vivir y movernos, bajo su control, con su permiso. Serán ellos los que lo cuiden, guarden y administren, desde el software de sus bancos. Así lo legislarán sus lacayos políticos.
A los “corderos buenos del rebaño”, este futuro que nos proponen los Amos le debe resultar ideal. No hay que pensar ni decidir ni asumir riesgos ni responsabilidades, solo seguir las instrucciones y ser buenos chicos. Tan solo hay que confiar ciegamente en los pastores, apartando de la mente que, de vez en cuando, venden sus rebaños al matadero por el mismo dinero por el que las ovejas les vendemos el alma.
Mientras tanto, nosotros, los malotes “cabramonteses”, los no queremos resignarnos a vender la Libertad ni por todo el Oro del mundo, no sabemos muy bien qué podemos hacer para escapar de este cepo.
¿Manifestarnos? Pasearse está muy bien, pero ya perdió su eficacia. Por muy grande que se la montes, más grandes ya saben montarlas ellos. Además, ahora las “manifas” no les dan miedo, porque solo son violentas las que organizan ellos.
Así que digo yo: ¿Por qué no darles donde más les duele? ¡Vamos a quitarles nuestro dinero! Nuestro dinero en sus manos es lo que les concede su poder sobre nosotros. Mientras lo controlen ellos desde sus bancos, nos tendrán bien atrapados. Propongo luchar contra eso. Más vale volver al dinero en la losa que al yugo de siervo.
Podríamos empezar pasito a pasito, para que no nos entren vértigos ni agujetas. Comencemos por sabotear el Dinero Electrónico, empezando por lo más nuevo y moderno, porque así aún recordaremos cómo se sobrevivía sin eso. Lo primero quitarnos el Bizzum del móvil.
También habrá que volver a pagar en efectivo si no se trata de mucho dinero. Nuestros antepasados entregaron su sangre y su vida para conquistar y defender los Derechos, a nosotros no se nos pide tanto esfuerzo.
Yo ahí lo dejo, tú verás, que el que algo quiere algo le cuesta. Si queremos Derechos y Libertad, algún esfuerzo habrá que hacer por defenderlos.
(*) Médico cirujano
1 comentario:
Muy bien dicho. Mañana voy al banco y quemo la tarjeta de crédito.
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