MADRID.- El comité científico que asesora al Ejecutivo de Murcia sobre la situación agónica que atraviesa de nuevo el mar Menor puso sobre la mesa un nuevo informe. En el encuentro había más de veinte ingenieros agrónomos, hidrólogos, ecólogos y biólogos, de todas las ideologías y con voces diversas, defiende Ángel Pérez Ruzafa, catedrático de la Facultad de Biología de la Universidad de Murcia y recoge Abc.
La conclusión es tajante: las señales de alerta que advierten los sondeos en la monitorización de las aguas de la laguna salada no dan para mucho debate político. «Si no se toman medidas, perderemos el mar Menor definitivamente. Y se convertirá en una laguna costera más, en crisis distrófica, sin la singularidad que tiene todavía».
Pérez Ruzafa verbalizó que la turbidez de las aguas se aprecia hasta en las imágenes de satélite de la albufera recabadas, en este caso, por técnicos de la Universidad Politécnica de Cartagena. Además, demostraban cómo la masa anóxica, por los que la laguna tiene niveles de oxígeno bajísimos, se extienden ya «por toda la mancha del mar Menor, es decir, desde el norte del canal del Estacio hasta la cubeta sur».
Los picos del nivel de clorofila concentrada en la capa de agua del fondo de la laguna salada más grande de Europa –prosigue el catedrático– fueron más altos en el último episodio de mortandad de peces registrado en agosto, pero en la actualidad «se extiende por una zona mucho más amplia».
Esa concentración de clorofila es elevada desde principios de año, y se produce «como consecuencia de los excedentes de producción y nutrientes en las capas superficiales, que terminan hundiéndose. Esta materia orgánica atrae a otros organismos que la comen o la degradan y que consumen oxígeno. Si el volumen de oxígeno que consumen es mayor del que hay o del que llega por mezcla desde la atmósfera, se produce la hipoxia», explica al teléfono.
Las altas temperaturas en que se encuentra todavía el mar, aunque a menor nivel que en agosto, agravan el problema. «Si se formase una DANA o episodio de abundantes precipitaciones [estamos en temporada hasta noviembre], se formaría una capa superficial definitiva para una anoxia masiva», ultima.
El comité al que representa este experto pide soluciones inmediatas, porque el nivel freático del acuífero es tan alto que tardaría más de un año o dos en sanar. La entrada continua de agua con nutrientes y fertilizantes y, en particular, del principal canal que vierte directo (la rambla del Albujón) frenan la recuperación de la calidad de las aguas. «Hay que poner ya a dieta (de vertidos) al mar Menor», resuelve.
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