López Miras se hace un M. Rajoy / Rosa Roda *

 Hola Mundo.

PSOE y Cs han registrado una moción de censura que desalojará al PP del gobierno regional después de 26 años ininterrumpidos. De nada han servido las llamadas histéricas esta mañana del secretario general del PP, Teodoro García Egea a dirigentes de Cs en la región de Murcia.  El pacto estaba atado y cerrado con la bendición de las direcciones nacionales de ambos partidos que recibieron la propuesta bastante masticada.

Es más, el vicesecretario general de Cs, Carlos Cuadrado, viajó ayer a Murcia para reunirse con sus seis diputados a los que pidió que firmaran  la moción de censura que se ha registrado a las 9.42 de esta mañana en la Asamblea Regional para sorpresa de muchos. Por una vez, Murcia marcando el paso político a nivel nacional. Dejando claro que se acabaron los vetos parentales. Que la extrema derecha dejará de dirigir la política regional.

José Vélez, Jordi Arce y Francisco Lucas han sido los encargados de negociar con Cs la moción de censura que ha desencadenado un auténtico terremoto político en España.  Ninguno de los tres ha dormido durante las últimas semanas. Solo han respirando cuando la moción de censura ha quedado registrada en la Asamblea Regional. Se sobresaltaron al conocer la noticia ayer de la renuncia de Coello hasta que les dijeron que no obedecía a ninguna maniobra imprevista del PP. Que Coello había renunciado por imposición de VOX para aprobar los presupuestos regionales de 2021. Baste decir que no han dormido esta noche. La moción de censura se ha terminado de ultimar a las 6.00 de esta mañana.

PSOE y Cs llevan hablando desde hace al menos dos meses. Antes incluso del caso vacunas por el que se vio forzado a dimitir  Manuel Villegas al frente de la Consejería de Salud. Por eso tuvieron que ser tan expeditivos con Esther Clavero por vacunarse cuando no le tocaba. El partido con el que estaban negociando la  moción de censura exigía su cese.

 

Todo comenzó con una conversación informal entre el delegado del gobierno, José Vélez y la coordinadora regional de Cs, Ana Martínez Vidal, durante un encuentro institucional. Y ahí arrancó el cortejo que han llevado a cabo en el más estricto secreto. Con reuniones en domicilios particulares y sedes de partidos exclusivamente para pasar lo más desapercibidos posible. Nada de comidas clandestinas en restaurantes aparentemente cerrados del centro de Murcia. No, no eran ellos los del restaurante Salzillo. Por eso la policía no logró identificarles.

 

En el PSOE lo sabían cuatro: Arce, Vélez, Lucas y Diego Conesa que, probablemente, será el futuro vicepresidente del gobierno regional, aunque fuentes del PSRM-PSOE aseguran que es algo que aún está por decidir.  Lo único que afirman desde altas esferas del partido con total rotundidad es que "Diego Conesa saldrá reelegido secretario general del PSRM-PSOE en el próximo congreso regional y que, por supuesto, será el candidato socialista a la presidencia autonómica en 2023". Al menos, Diego Conesa ya ha aprendido que las mociones de censura no se anuncian, se presentan.

 

Arce ha llevado las negociaciones con José Gabriel Sánchez Torregorsa, Vélez con Martínez Vidal y Cuadrado y Lucas se ha encargado de Mario Gómez en el Ayuntamiento de Murcia. Y aunque estaba avisado de lo que se estaba fraguando, López Miras ha decidido no hacer nada.

 

En VOX aseguran que hace unas semanas que avisaron a López Miras de las intenciones de Inés Arrimadas en la región de Murcia tras el batacazo electoral en Cataluña por una filtración en Madrid. Cuentan que López Miras, al parecer, habló con sus jefes de Génova, pero no le autorizaron a adelantar elecciones. Dicen que por temor a que VOX fuese la primera fuerza política en la región de Murcia dando el sorpasso al PP.

José Ángel Antelo, dando por hecho que  VOX y PP habrían sumado mayoría absoluta, ofreció a López Miras cambiar la Ley del Presidente tras la constitución del nuevo Parlamento para que hubiese podido ser investido una legislatura más.  La  actual ley del presidente impide a López Miras ser investido otra legislatura, no le impide ser candidato.

Fernando López Miras ha declarado que sabía desde anoche de la "traición" y que no ha convocado elecciones anticipadas por responsabilidad "porque lo que toca es salvar vidas". Y podría haberlo hecho convocando un Consejo de Gobierno extraordinario a primera hora de la mañana, antes de que PSOE y Cs registrasen la moción de censura en la Asamblea Regional. Le daba tiempo. 

 

Para disolver e ir a elecciones anticipadas, López Miras debería haberlo sometido a deliberación del Consejo de Gobierno cuya reunión habría sido valida con que hubiese asistido el presidente, el secretario y la mitad de los consejeros. Tampoco habría sido necesario convocarlo con 24 horas de antelación. El artículo 23 de la Ley del Estatuto del Presidente establece que "la convocatoria se efectuará al menos con veinticuatro horas de antelación, salvo que por razones de urgencia resulte imposible". Y qué duda cabe que para López Miras habría estado justificada la urgencia.

 

El presidente de VOX, José Ángel Antelo, le ha mandado decenas de mensajes desde las 7.00 de esta mañana pidiéndole que convocara elecciones anticipadas. "No entiendo por qué no nos hizo caso" dice mirando las encuestas que soplan de cara para ambos partidos en la región. Los dos suben mientras que PSOE y Cs bajan en los sondeos.

 

Mariano Rajoy se fue a comer a una restaurante mientras su escaño en el Congreso lo ocupaba el bolso de Soraya Saenz de Santamaría. Puede que López Miras se haya ido a tomarse un ColaCao con torrijas. Pero ha hecho un M.Rajoy porque sabía desde hace al menos un par de semanas de las verdaderas intenciones de Cs. Se le escapó a un dirigente naranja tras una reunión interna y llegó a oídos del presidente. Y eso es precisamente lo que más está indignando a muchos militantes del PP. Que estando avisado optó por no hacer nada por mucho que ahora lo adorne de decisión responsable y diga que lo que toca es salvar vidas. Puede que fallase la conexión con Miami. Todo es posible. 

Lo que está claro es que Ana Martínez Vidal jugó al despiste registrando la proposición de ley de reforma de la Ley del Presidente para que López Miras pudiera volver a presentarse. Y despistó. Vaya si lo hizo. De esa forma calmó cualquier inquietud que pudiera haber en San Esteban. El mensaje que transmitió con ello es que le podía el ansia viva por ser vicepresidenta del actual gobierno regional cuando lo que estaba negociando con el PSOE era la presidencia del Ejecutivo. Le vino de perlas que la Junta de Portavoces de la Asamblea Regional del pasado 3 de marzo frenase el debate de la reforma legislativa para pedir informes jurídicos a la Asamblea Regional sobre si tal y como está redactada ponía o no el contador a cero en 2023.

Cs ha tarado dos años en enmendar el error de 2019 cuando hicieron al PP "socio preferente" e inviestieron presidente a López Miras cuando Diego Conesa del PSOE había sido el partido más votado con 17 escaños. Han iniciado un viaje al centro que nadie sabe cómo acabará. Lo que está claro es que aliándose con la derecha llevaban camino de la desaparición. Cs estaba obligado a cambiar de estrategia tras el hundimiento en Cataluña. No le quedaba otra.

Otra cosa que ha quedado patente es que la soberbia y la prepotencia son malas consejeras en política. Que menospreciar y ningunear a tu socio de gobierno no trae a cuenta. Que las relaciones humanas deben trabajarse. Que las emociones mueven montañas e impulsan mociones de censura. Basta con saber trabajarlas. Inteligencia emocional lo llaman y ahí el PSOE ha estado más listo y ha sabido jugar sus cartas viendo las ganas que la formación naranja tenía de hacerse con la presidencia de una comunidad autónoma.

 

Tampoco ha ayudado al Partido Popular que el alcalde Ballesta haya mantenido y protegido a Felipe Coello durante 47 días incumpliendo dos mandatos de Pleno que pedían su cese. Y, por supuesto, la descoordinación entre La Glorieta y San Esteban ha sido letal para el Partido Popular. Cuesta creer que la querella y el espionaje al vicealcalde Mario Gómez lo planificasen juntos y si lo hicieron, vaya desastre. Menuda manera de entender la política. Está claro que "el PP no ha soportado la prueba de de vivir en coalición" como dice el texto de la moción de censura que se debatirá el miércoles 17 de marzo y se votará el 18.

El todavía presidente López Miras ha cesado a los consejeros Martínez Vidal y Sánchez Torregrosa que considera "pertrecharon este atraco". Sin embargo, no ha cesado a Isabel Franco de Cs que, sin embargo, sí que ha firmado la moción de censura. Es más, ha encomendado a Franco la Consejería de Transparencia, Participación y Administración Pública que había asumido Sánchez Torregrosa tras la dimisión de Beatriz Ballesteros.

 

Hay quien empieza a ver "tamayazos" en el horizonte solo que el PP debería convencer a tres diputados de Cs para dar al traste con la moción de censura. Y los "comprados" tendrían que exiliarse de la región como mínimo tal y como está el ambiente  político de enrarecido. Es verdad que Isabel Franco y Francisco Álvarez no pueden ver a Martínez Vidal ni en pintura, pero el PP sigue necesitando el voto de un tercero o la abstención de los dos diputados de Podemos que ya han anunciado que apoyarán la moción de censura. Con lo que dan por zanjado el debate.

 

Siempre se ha dicho que si el PP perdía el gobierno de la región de Murcia tras 26 años, implosionaría. Y puede que sea lo ocurra. Peligran los garbanzos de mucha gente colocada a dedo  que cobra  sueldos que ninguna empresa privada les pagaría. A muchos les tocará buscar empleo, querrán mantener su tren de vida  y no está el horno para bollos en plena pandemia. Pero es lo que tiene la política, que nunca se sabe.  Lo que sí sabe con certeza es que desde la moción de censura a Rajoy, el PP de Casado y Teodoro García no levanta cabeza y lo de hoy en Murcia, no lo duden, también les pasará factura. 

López Miras se ha hecho un M. Rajoy porque estando avisado de lo que se avecinaba decidió no hacer nada. Muy probablemente pensando que no se atreverían, que sería eterno y presidiría para siempre. Pero en política nada, absolutamente nada, es para siempre. 

 

(*) Periodista 

 

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