MADRID.- El informe de evaluación del Mar Menor elaborado por
el Instituto Español de Oceanografía (IEO) concluye que su recuperación
pasa por atajar la entrada de sedimentos y nutrientes a la laguna.
Ésta
es la principal conclusión del Informe de evolución y estado actual del
Mar Menor en relación al proceso de eutrofización y sus causas, que la
Dirección General de la Costa y el Mar del Ministerio para la Transición
Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) encargó al IEO en el marco del
seguimiento de las estrategias marinas de España.
En
el informe, que puede consultarse en el siguiente enlace, han
participado 28 autores, la mayoría de ellos (20) pertenecientes al
Instituto Español de Oceanografía, si bien hay expertos también de otras
instituciones, como la Universidad de Alicante, la Universidad
Politécnica de Cartagena, el Centro de Edafología y Biología Aplicada
del Segura, dependiente del CSIC, entre otras.
El
informe aborda la evolución del ecosistema marino lagunar, las causas y
consecuencias de la crisis ecológica del Mar Menor y analiza la dinámica
de recuperación y posibles soluciones. Para conocer la evolución del
ecosistema se analizan los datos existentes para los distintos
parámetros: batimetría, tipos de fondo, composición de los sedimentos,
campo térmico, campo halino, material particulado en suspensión, patrón
de circulación lagunar, flujo de entrada/salida en el canal de El
Estacio, tiempos de renovación lagunar, nutrientes, respuestas del
plancton, turbidez y praderas marinas, impacto de los episodios de DANA
en el Mar Menor y situación de las poblaciones de Pinna nobilis (nacra).
En
segundo lugar, se abordan las causas y consecuencias de la crisis
ecológica del Mar Menor. En este apartado se explica en detalle el papel
principal del aporte de nutrientes y materia orgánica como motor de
eutrofización, pero también se abordan otros factores que contribuyen a
la degradación del ecosistema lagunar, como la contaminación metálica,
la contaminación química, las obras costeras, puertos, dragados y el
mantenimiento de playas. Se analizan asimismo los efectos colaterales en
el Mediterráneo adyacente.
Por último, el informe
analiza la dinámica de recuperación y análisis de posibles soluciones.
En este sentido, el documento reconoce que la recuperación del Mar Menor
será un proceso largo y muy complejo porque, incluso con la eliminación
de todas las entradas de nutrientes procedentes de la cuenca, la
liberación de nutrientes desde sus fondos y los aportes desde las aguas
subterráneas continuarán durante bastante tiempo.
Por
tanto, el primer paso para la recuperación es impedir la entrada de
sedimentos y nutrientes con medidas de prevención en origen, mejorando
de forma sustancial las técnicas y eficiencia de la fertilización
agrícola en términos de cantidades, tiempo y formas de aplicación, y
conseguir que la propia cuenca sea capaz de retener y eliminar la mayor
parte de los nutrientes que aun así pudiesen circular.
Para
ello se recomienda aplicar distintas soluciones basadas en la
naturaleza, como son, por ejemplo, la recuperación de cauces, reducción
de la erosión, incremento de cobertura vegetal, protección y
recuperación de humedales periféricos, construcción de humedales
artificiales en combinación con otros sistemas eficaces de filtrado de
nutrientes (por ejemplo, biorreactores de madera).
El
informe técnico de asesoramiento insiste en que es fundamental
identificar y cuantificar adecuadamente las diferentes entradas de
nutrientes a la laguna. Además, deberían adoptarse medidas para reducir
los aportes desde los centros urbanos ribereños, mejorando la red de
saneamiento y evitando descargas de los efluentes urbanos tratados o sin
tratar a la laguna.
Asimismo,
considera necesaria la adopción de medidas que eviten el trasporte de
sedimentos procedentes de la erosión de suelos agrícolas hacia la
laguna, que a su vez servirán para mitigar los daños de las lluvias
torrenciales sobre los municipios ribereños.
Es
también fundamental revisar las medidas priorizadas en el Proyecto
Vertido Cero, de acuerdo con una valoración realista de su eficacia
respecto al objetivo de reducción de fuentes de nutrientes que
potencialmente acaban en la laguna, así como respecto a su impacto en el
ecosistema mediterráneo adyacente.
Sin embargo,
como ya se ha apuntado previamente, el informe apunta a que aunque
cesara toda actividad humana en el entorno del Mar Menor, es probable
que este sistema tenga inercia para continuar con una situación similar
durante décadas, por la carga de nutrientes presentes en la laguna y los
aportes desde las aguas contaminadas del acuífero Cuaternario. En este
sentido, serían también necesarias actuaciones paliativas a corto y
medio plazo que reduzcan la entrada actual de nutrientes, hasta que las
medidas en origen sean eficientes y permitan reducir los aportes de
nutrientes actuales hacia la laguna.
En relación
con posibles actuaciones en la laguna, el informe señala que las medidas
de tipo paliativo como es la de incrementar los aportes de agua desde
el Mediterráneo no son una opción óptima para solucionar el problema, ya
que no actúan sobre su origen y además podrían provocar efectos
colaterales completamente indeseables en hábitats vulnerables del
Mediterráneo adyacente. Del mismo modo, las medidas dirigidas a oxigenar
las aguas en caso de anoxia o riesgo de anoxia no pueden ser
consideradas soluciones óptimas a escala lagunar.
Siguiendo
las directrices de la propia "Estrategia estatal de infraestructura
verde y de la conectividad y restauración ecológicas", siempre debe
valorarse como primera opción la restauración pasiva, evaluando si la
eliminación de la presión que provoca el impacto da como resultado una
recuperación natural. En caso de que esta recuperación natural no se
produzca habría que plantearse estrategias de restauración activas,
siempre y cuando tengan un fundamento científico y no exista riesgo de
crear nuevos perjuicios al ecosistema y el sistema socio-económico
asociado.
De acuerdo con la experiencia en otras
zonas costeras del mundo, la aplicación de medidas de reducción de
presión en origen puede ser acompañada con medidas de restauración
activa para reducir los tiempos de recuperación, que pueden oscilar
entre varios años y varias décadas.
La biorremediación con bivalvos, la
restauración con angiospermas marinas o la recuperación de las
poblaciones de nacra estarían entre este tipo de medidas, aunque su
viabilidad real debe determinarse previamente mediante programas de
investigación experimental.
El informe del IEO
señala que la eficacia de las actuaciones que se pongan en marcha tendrá
un claro termómetro: el estado real de los hábitats, comunidades y
especies de la laguna del Mar Menor, así como los de la franja adyacente
del Mediterráneo, los humedales litorales de la laguna y otros espacios
protegidos asociados al Mar Menor.
En este sentido, advierte que una
implementación precipitada, insuficiente o inadecuada de medidas de
restauración puede comprometer seriamente la aplicación de instrumentos
de planificación y gestión recientemente aprobados.
E incide en que
recuperar el buen estado ecológico de todos estos espacios de forma
integral, que cuentan con múltiples figuras de protección nacional e
internacional, ha de ser la finalidad última de tales actuaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario