Tengo
mucho que transmitir, quizás demasiado, porque he vivido
experiencias muy intensas en mis casi setenta años de vida en este
cuerpo. No le he hecho antes por temor a ser ridiculizado o herido en
mis sentimientos, como me ha ocurrido muchas veces, o por no salirme
del papel estricto de periodista que yo elegí en esta vida para
convertirme en divulgador de temas alternativos y de misterio.
Pero
un guerrero de la luz hace lo que tiene que hacer, y le
importa un pimiento lo que piensen sus enemigos. A veces escribo para
no reventar, con todo lo que guardo.
“Quiero ver la cara de Dios” decíamos los
buscadores espirituales en tiempos de los hippies. Es una falacia eso
de que nadie puede ver la cara de Dios, ya que cientos de estudiantes
de la Luz han visto a su propio Ser Divino con la misma claridad y
certeza con que ustedes se ven entre sí en sus propias experiencias
externas. El Ser Divino en ti es el mismo Dios que está en el
Corazón, en el Puente de Mando del Universo, dijo Saint Germain.
ME CAMBIÓ LA VIDA
Tuve la suerte de ser discípulo de Ramiro Calle como profesor
de Yoga, y la lectura de sus libros me cambió la vida por completo,
porque es el escritor español más prolífico en temas de filosofía
oriental. Luego leí los viajes a la India que hizo Fernando
Sánchez Dragó y también me impactaron. Desde niño
quería viajar a la India, porque la sentía como mi patria
espiritual, hasta que tuve oportunidad de hacerlo cuando trabajaba de
redactor en un diario.
Cuando pisé Delhi en solitario con mi mochila, rodeado de
vendedores ambulantes, sentí como si hubiera aterrizado en otro
planeta diferente. Hay turistas que cogen una depresión cuando
llegan a la India por primera vez al ver tanta miseria, pero yo me
sentí como en casa.
Es muy difícil hacer una descripción objetiva de la península del
Indostán porque es un mundo inmenso lleno de contradicciones.
Allí viven los mayores ricos y los mayores pobres, las mayores
supersticiones religiosas del planeta y los místicos más
realizados.
Yo fui en busca de la India de los grandes yoguis y lamas que
describió Ramiro Calle en sus libros, pero el bullicio de la
vida cotidiana es muy diferente del paraíso de ‘Xanadú’
que cantó Olivia Newton-John en su película, o del paraíso
perdido de Sangrilá descrito en la novela “Horizontes
perdidos” de James Hilton, una utopía del Himalaya, una
tierra de felicidad permanente, aislada del mundo exterior. Los
idealistas nos damos un batacazo de vez en cuando.
EL PEQUEÑO TÍBET
Viajé hasta la aldea de McLeod Ganj en
Dharamsala, donde viven los refugiados tibetanos y el Dalai
Lama en su palacio, un auténtico reducto de ‘jipilandia’
lleno de buscadores espirituales de todo el mundo. Dharamsala
es una ciudad del norte de la India ubicada en el distrito de Kangra,
del estado de Himachal Pradesh. Residencia del decimocuarto
Dalái Lama, Tenzin Gyatso, exiliado del Tíbet.
En hindi, la palabra ‘dharamshala’ se refiere a un refugio
o casa de descanso para los peregrinos espirituales.
Tradicionalmente, los ‘dharamshalas’ se construyeron cerca
de lugares de peregrinación, a menudo situados en zonas remotas,
para que sirvieran de refugio y lugar de descanso a los visitantes.
Para la religión budista un ‘dharmasala’ es también un
lugar para mantener debates, conversar y predicar sermones.
La Administración Central Tibetana o Gobierno tibetano en el exilio
tiene su sede en Gangchen Kyishong (situada entre Dharamsala
y
McLeod Ganj). Alrededor de 150.000 tibetanos han huido del Tíbet
para escapar de la persecución religiosa y política de la potencia
ocupante, China. Todos los años, cerca de tres mil tibetanos
huyen durante el invierno, a través de las montañas del Himalaya
para llegar a Nepal o a Sikkim. Unos diez mil de ellos
viven regularmente en McLeod Ganj.
MIS RAÍCES
Todo aquello me resultaba extrañamente familiar, desde los cantos de
los lamas hasta el sonido de las trompetas gigantes. Soñé con el
Dalai Lama que me daba la bienvenida a su
palacio, y en el mundo real me dio un vuelco el corazón cuando
saludó al grupo de hispanos en el que yo me hallaba.
Con el tiempo he sabido que mis raíces espirituales están en una
pequeña cueva monasterio situada en el valle del Kali Gandaki,
la garganta de Kali, en Nepal, cuyo río es un afluente
del Ganges que está entre el Daulaguiri y el Anapurna.
Pero ese fue el tema de otro viaje y de otro vídeo que está en mi
canal.
A mi juicio, los lamas tibetanos tienen el mismo defecto que los
curas católicos, a pesar de que yo he sido ambas cosas en vidas
pasadas, y es que quieren imponer suavemente su sistema de creencias
y prácticas sin reconocer la soberanía personal, el derecho
de cada uno a pensar lo que le dé la real de la gana, porque no
reconozco otra autoridad espiritual que mi Ser Divino Superior.
Hay iniciaciones que llevan la obligación de una práctica diaria, y
si no la cumples, te amenazan con todo tipo de males. Es como la
obligación de ir a misa todos los domingos por pantalones para no
estar en supuesto “pecado mortal”. Ello demuestra que son
sistemas de manipulación mental.
LIBERTAD
Sin embargo, los yoguis hindúes y tibetanos siempre han sido más
libres e independientes que los monjes de cualquier religión, y se
han buscado la vida espiritual sin necesidad de pertenecer a ninguna
secta religiosa. Esa libertad espiritual es la que yo revindico por
encima de todo como ser libre y soberano, dueño de mi propio
destino.
También tengo una conexión muy fuerte y poderosa con el Yogui
Babaji del que hablaba Yogananda en su famoso libro
“Autobiografía de un Yogui”. Cada vez que miro su
fotografía se me caen las lágrimas de amor y no lo puedo remediar.
No soy yo, sino mi Ser Superior. También me inspira mucho el Swami
Sivananda original de Risikesh.
También he sabido que tengo fuertes raíces espirituales con el
desierto de Arizona y con el pueblo apache, porque yo
fui uno de ellos en tiempos de la conquista del oeste, pero no maté
a ningún blanco porque prefería hacer buenos negocios con los
colonos. Por eso amo tanto a todas las culturas amerindias.
LA META SUPREMA
La realización espiritual, el éxtasis místico y la unión con el
Absoluto no es monopolio ni patrimonio exclusivo de ninguna religión
sino que está en todas las tradiciones espirituales de la humanidad
sin excepción y por eso nadie tiene el monopolio de la verdad. La
verdad no está en las religiones sino en los místicos que han
tenido una experiencia divina directa que destroza todos los dogmas
religiosos habidos y por haber.
Pero a mi juicio hay una zona geográfica en Asia alrededor de la
cordillera del Himalaya, que es la que ha producido la mayor cantidad
de seres liberados de toda la humanidad por kilómetro cuadrado.
Estoy totalmente convencido de que Jesús de Nazaret viajó al
Himalaya en una caravana de mercaderes, durante sus años
perdidos, y estudió las profundas enseñanzas espirituales de
grandes yoguis y lamas antes de predicar sus enseñanzas, porque él
también fue un yogui y un buda, un ser iluminado. Hay documentos
árabes, hindúes y tibetanos que demuestran su peregrinación a
oriente, pero han sido ocultados cuidadosamente por el Vaticano
para que no les estropeen su negocio.
Los hindúes creen en millones de dioses, pero yo sólo creo en uno,
el Brahman absoluto y eterno, que es el mismo Dios de los cristianos
y de otras religiones, porque no existe más que un Creador del
Universo, que es la Fuente Original de la Creación Universal, y que
forma parte de nuestro Alma individual, y por eso ha habido tantos
místicos que han dicho que “Yo Soy Dios”, porque todos
somos Dios aunque lo ignoremos, no dioses, sino el Uno supremo.
SÁNSCRITO
El idioma oficial del planeta Tierra parece ser el inglés, pero en
esta Galaxia el idioma oficial es el de Andrómeda, y su equivalente
terrestre es el sánscrito, lo que explica la fuerza y el poder
sobrenatural que tiene este idioma sagrado. Los andromedanos son
seres gigantes de tres metros, azules como los dioses de la India,
muy bonachones pero muy serios, con un altísimo nivel de realización
espiritual, y parecen ser el origen de las religiones asiáticas.
Como dije, la característica del Ser es Sat-Chit-Ananda que
significa Existencia, Conocimiento y Bienaventuranza absolutos.
Por lo tanto nuestro destino es la Gloria infinita, y la
liberación está al alcance de la mano de todo el que se ponga a
trabajar en ella.
Pero la madre India no sólo es sabiduría, sino también emoción,
una emoción muy fuerte y profunda que sienten los que conectan con
ella, y la única manera de transmitir mi emoción es a través del
‘kirtan’ o canto devocional, por lo que voy a permitirme
la licencia de recitar y cantar un mantra fundamental para
despedirme.
"Om purna mada purna midam
Purnaat purnam udachyate
Purnasya purnam adaaya
Purnam eva vasishyate
Om shanti shanti shantih"
Que se traduce como: "Eso es el Todo,
esto es el Todo; del Todo, el Todo surge; quitando el Todo del Todo,
el Todo permanece"
y
que se pude cantar también.
(*) Periodista
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