Alta tensión en el PSOE y La Moncloa ante la esperada y ajustada
votación en el Congreso de los Diputados en la que,
previsiblemente, Pedro Sánchez será investido presidente del Gobierno y
podrá formar su Ejecutivo de coalición con Unidas Podemos, con ayuda y
abstención de los partidos separatistas Bildu y ERC.
Y frialdad (en las miradas de Sánchez al Rey) durante la celebración
de la Pascua Militar en el Palacio de Oriente, donde el Rey Felipe VI
subrayó, ante la cúpula de los tres Ejércitos y de la Guardia Civil el
compromiso de las Fuerzas Armadas con España y la Constitución -que les
otorga la defensa de la unidad de España- y el compromiso el de la
Guardia Civil con el Estado de Derecho, tan denostado por Sánchez en los
últimos días.
Afirmaciones solemnes del Rey en presencia del presidente en
funciones del Gobierno, Pedro Sánchez, quien recientemente excluyó toda
referencia a la Constitución en el texto de su pacto político y de
investidura con ERC. Y se calló ante el infame discurso contra el Rey en
el Congreso por parte de la diputada Aizpurua de Bildu.
Partido cuyo líder Oriol Junqueras, condenado por sedición y
malversación por el Tribunal Supremo, fue reconocido ‘eurodiputado’
por parte del Parlamento Europeo en compañía de los prófugos de la
Justicia española Carles Puigdemont y Toni Comín, los que tienen su
definitiva acreditación.
Y todo ello como consecuencia de la sentencia del Tribunal de
Luxemburgo de la UE que reconoció la condición de eurodiputados a los
tres, a pesar de la condena de Junqueras, lo que según la Junta
Electoral Central española le impide ejercer como eurodiputado.
Cuestión esta de los eurodiputados y de la sentencia del Tribunal de
la UE sobre la que muy pronto se pronunciará el Tribunal Supremo. El que
también deberá anunciar su veredicto sobre la inmediata inhabilitación
del Presidente catalán Quim Torra, quien anunció su disposición a desoír
y despreciar las decisiones de la Justicia española.
En suma máxima tensión política y judicial en la esperada
investidura de Sánchez y arranque de la legislatura. Siempre y cuando no
se produzca, en un último momento, algún cambio de voto en las filas
del PSOE o entre sus aliados, porque se espera que Sánchez logre la
investidura por un solo voto de diferencia, la mayoría simple más uno,
menos las abstenciones, del total de los 350 diputados del Congreso.
Lo que ha provocado en el seno del PSOE medidas especiales para
seguir y tener controlados a todos sus diputados ante el riesgo de una
ausencia o de un voto contrario en sus filas. Lo que no sería nuevo
dentro del Grupo de los socialistas del Congreso porque esa ruptura del
mandato de unidad de voto ocurrió en otras ocasiones, como cuando
acordaron abstenerse durante la investidura de Rajoy en 2016 y los
diputados ‘sanchistas’ votaron en contra.
En cuanto a la Pascua Militar, caras muy serias en todos los
presentes con y sin uniforme, frialdad de Pedro Sánchez y pésimo
discurso de la ministra de Defensa Margarita Robles, lleno de tópicos, y
en el que entre sus muchas carencias se olvidó subrayar con el énfasis
que lo merece la que será una consecuencia importante del Brexit: el
despegue definitivo de las políticas de Defensa y Seguridad de la UE,
las que precisamente va a dirigir el Alto Representante y Vicepresidente
de la Comisión Europea Josep Borrell.
La ministra no abordó la pésima situación salarial y habitacional de
los militares españoles y de la Guardia Civil (discriminada frente al
resto de las policías autonómicas), la que ahora Sánchez va a quitar del
control del tráfico en Navarra cómo una parte del pago del PSOE al PNV,
por sus votos a la investidura.
Ni ha informado la ministra sobre lo que ocurre con los tanques del
Ejército de Tierra, qué pasa con los esperados submarinos de la Armada y
el escaso presupuesto para maniobras y reparaciones de los muchos
buques que hoy están en dique seco. O que ocurre con la aviación y las
modernas armas de vuelos no pilotados de las que España adolece.
Y bueno hubiera sido escuchar de la ministra el anuncio de la
retirada de Irak de las tropas y helicópteros españoles aún desplegados
en esa zona conflictiva, máxime después del ascenso de la tensión entre
EE.UU. e Irán y de la decisión del Gobierno de Bagdad de pedir a USA y
sus aliados que salgan de su territorio. Bastantes problemas tenemos en
España como para que nuestros soldados se vean inmersos en un nuevo
conflicto iraquí.
Y bien hecho por el Rey y su discurso con menciones a la Constitución
y al Estado de Derecho que seguramente provocaron el rictus de Pedro
Sánchez aunque no será eso lo que mañana le quite el sueño a él y su
socio Pablo Iglesias sino la esperada votación.
(*) Periodista
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