Fer lo volvió a hacer. El ridículo, digo. Lo de este
hombre es contumacia de la mejor. Canela en rama. Inasequible al
desaliento, se empeña en repetir una y otra vez aquellas cosas que hacen
que el personal recuerde la inmejorable definición que le dedicó el
malhadado expresidente Eme Punto: “Es un buen chaval”.
En
su línea, volvió a insinuar en horario de máxima audiencia y en el
programa radiofónico más oído, o casi, de esta su eterna 'Ejpáña' que su
tierna edad ––35 años, confesó; uno más el 3 de mayo–– le impide ser
responsable de lo que hicieron sus mayores políticos cuando gobernaban y
aprobaron la ley Wert o LOMCE. Un texto que no habla ni por asomo, ni
tan siquiera sugiere ese gran hallazgo del PP murciano que se llama
“autorización familiar”, y no “pin parental” como quiere “ese partido
político”.
Con esas sabias y consecuentes palabras de nuevo recordó a
la peña aquella infumable entrevista de presentación política en el
medio regional más querido de la derecha por excelencia. Allí inició sus
salidas por la tangente a las que ahora nos tiene acostumbrados
diciendo que llevaba pantalón corto y tocaba la flauta dulce en el
colegio cuando se produjeron aquellos hechos que terminaron agrupándose
en la Operación Gürtel y provocaron la caída de quien le dedicó la
definición antes citada.
No contento con eso, a poco
que le apretaba la entrevistadora repetía ––¡otra vez, y van…!–– que los
problemas son los derivados, por ejemplo, de la financiación
autonómica. Ésa que su exdirigente definitorio fue incapaz de
reorganizar en las dos legislaturas que acabaron abruptamente con la
moción de censura que llevó al poder a quienes ahora gobiernan con los
que quieren destruir España.
No sólo
eso. También recurrió a su otro mantra tan sabido ya de que esos que
provocarán la destrucción del Estado supuestamente más antiguo de Europa
son los que, desde la Moncloa, deberían hacer algo de una vez por todas
para solucionar “lo” del Mar Menor. Y a él, que le registren; que no
tiene nada que ver con eso. Ni tampoco sus mayores políticos más
directos, esos que han gobernado aquí desde 1995 en connivencia con el agro, como viene quedando judicialmente cada vez más claro.
Así
que el buen chaval ––ahora que ya viste pantalón largo, corbata y usa
barba, que no paletó como aquel popularísimo monarca tocayo suyo–– sigue
siendo inocente e irresponsable ––tal que aquel coronado–– mientras no
se demuestre lo contrario de toda culpa debida a las acciones de
gobierno. Y no sólo desde 1995, sino también desde que él mismo asentó
sus posaderas en San Esteban hace ya dos años y medio.
Tan
perfecta es su acción de gobierno que a la vista está el decreto del
Mar Menor, consensuado, como todo el mundo puede apreciar, con ese
centenar de organizaciones y asociaciones de todo tipo que lo han repudiado por inútil, perjudicial y regresivo con respecto a la anterior Ley de Medidas Urgentes. Tan bueno es que no
gusta ni a los proteccionistas de la laguna ni a quienes representan en
mayor o menor medida a los que más han hecho para que esté como está .
Esto
es solo un ejemplo palmario de esas preocupaciones que golpean cada día
a los ciudadanos que Fer y sus predecesores toman como súbditos. Por no
hablar del nuevo embate de una DANA, la tercera desde septiembre, que
vuelve a dejar los pueblos costeros hechos unos zorros porque las
avenidas son más dañinas por los efectos de las políticas territoriales
aplicadas durante décadas por los antecesores en el poder del buen
chaval.
Unas prácticas, hay que recordar, que han servido de poco al común. Baste leer someramente el último informe Foessa
para constatarlo: un cuarto ––273.000 de 1.476.00–– de las personas en
Murcia “están estancadas en el pantano de la exclusión social”.
Son
estas dos muestras clave de cómo estamos aquí y ahora, cuando resulta
tan importante mantener el 'pin parental' parido desde el útero de la
extrema derecha, acunado por la derecha dura que gobierna y violador de
la Constitución.
El tercero es aún peor: si repasamos
los resultados electorales de las últimas generales en la Región, habrá
que concluir que lo más lamentable no es que tengamos a un personaje
como el que tenemos sentado en San Esteban lanzando cortinas de humo
negro mientras acusa a otros, fundamentalmente al peligroso Sánchez, de
hacerlo.
No, lo peor es que, a tenor de la suma de
votos de PP y Vox más la comparsa de Cs, cualquiera diría que el
consenso social es mantener decididamente el paso firme hacia el abismo.
Sin vacilaciones ni dudas. Convencidos de que somos los mejores y es el
mundo el que se equivoca. No se rían, por favor, que esto es muy serio.
Vale.
(*) Periodista
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