CARTAGENA.- Cartagena ha incrementado un ocho por
ciento la recogida selectiva de vidrio entre junio y agosto de este año
respecto al anterior, según ha informado el Ayuntamiento.
Además,los 150 locales del municipio que participaron en la campaña Bandera Verde de Ecovidrio reciclaron más de 73.750 kilos de residuos.
Esta
iniciativa pretendía promover el reciclaje de vidrio entre los bares y
restaurantes de los municipios costeros de la Región de Murcia.
Este
miércoles 27 de noviembre la concejala de Infraestructuras, Servicios y
Litoral de Cartagena, María Casajús, ha recibido la distinción por parte de Ecovidrio en la sede de la consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente.
Durante la campaña se han desarrollado acciones de información y sensibilización de los empresarios del sector y se han dotado a los hosteleros de cubos específicos para facilitar la separación en origen.
En
el municipio de Cartagena se invitó a participar en la campaña a un
total de 172 locales repartidos por distintas localidades costeras, de
los que 150 fueron los que finalmente se adhirieron.
En
dichos locales se realizaron labores informativas a cargo de personal
de Ecovidrio, se distribuyeron materiales informativos y se
distribuyeron un total de 70 cubos especiales para recogida de vidrio.
Más de 300 toneladas de toallitas se tiran por el váter cada año
Por otra parte, en Cartagena se arrojan al retrete cada año unas 300 toneladas de este papel higiénico húmedo que termina obstruyendo el alcantarillado, con el consiguiente daño que se produce en la red y los costes sobrevenidos de limpieza y reparación de los elementos mecánicos (bombas, tamices y rejas automáticas) que terminan rompiéndose por las obstrucciones.
Según Hidrogea, el gasto total de todos los trabajos -incluida la gestión de los residuos- asciende a 1.000 euros por tonelada, con lo que en Cartagena el gasto asciende a 300.000 euros al año.
Del total de toallitas vertidas a la red de saneamiento de la ciudad, 20 toneladas son eliminadas de las estaciones de bombeo, 120 de la red de alcantarillado y más de 180 de las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR).
En el caso de los colectores, las obstrucciones por la acumulación de este tipo de residuos produce una reducción de los canales circulantes, lo que conlleva un riesgo de desbordamiento, especialmente en episodios de lluvias.
En las estaciones de bombeo el tapón puede incluso dejar fuera de servicio a las bombas que elevan las aguas residuales hasta las depuradoras, con el peligro de producir desbordamientos. En lo que respecta a las EDAR, los atascos afectan sobre todo a las etapas de pretratamiento, provocando problemas de atrapamientos.
El origen se encuentra en los hábitos de algunas personas, que tiran las toallitas al inodoro en lugar de depositarlas, tras su uso, en el contenedor de la basura.
El Ministerio para la Transición Ecologica explica en su página web que, a pesar de que algunos fabricantes publiciten su producto como 'toallitas de WC', no deben arrojarse nunca al retrete, sean del tipo que sean (para bebés, desmaquillantes, limpiadoras...).
Además, aunque incluyan en la etiqueta que son biodegradables, «no se degradan en el agua con la facilidad que lo hace la celulosa del papel higiénico».
El Ministerio recuerda que el váter no es una papelera, e insiste en que al daño de las redes de alcantarillado hay que sumar otro de importantes consecuencias: el impacto ambiental.
Más de 300 toneladas de toallitas se tiran por el váter cada año
Por otra parte, en Cartagena se arrojan al retrete cada año unas 300 toneladas de este papel higiénico húmedo que termina obstruyendo el alcantarillado, con el consiguiente daño que se produce en la red y los costes sobrevenidos de limpieza y reparación de los elementos mecánicos (bombas, tamices y rejas automáticas) que terminan rompiéndose por las obstrucciones.
Según Hidrogea, el gasto total de todos los trabajos -incluida la gestión de los residuos- asciende a 1.000 euros por tonelada, con lo que en Cartagena el gasto asciende a 300.000 euros al año.
Del total de toallitas vertidas a la red de saneamiento de la ciudad, 20 toneladas son eliminadas de las estaciones de bombeo, 120 de la red de alcantarillado y más de 180 de las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR).
En el caso de los colectores, las obstrucciones por la acumulación de este tipo de residuos produce una reducción de los canales circulantes, lo que conlleva un riesgo de desbordamiento, especialmente en episodios de lluvias.
En las estaciones de bombeo el tapón puede incluso dejar fuera de servicio a las bombas que elevan las aguas residuales hasta las depuradoras, con el peligro de producir desbordamientos. En lo que respecta a las EDAR, los atascos afectan sobre todo a las etapas de pretratamiento, provocando problemas de atrapamientos.
El origen se encuentra en los hábitos de algunas personas, que tiran las toallitas al inodoro en lugar de depositarlas, tras su uso, en el contenedor de la basura.
El Ministerio para la Transición Ecologica explica en su página web que, a pesar de que algunos fabricantes publiciten su producto como 'toallitas de WC', no deben arrojarse nunca al retrete, sean del tipo que sean (para bebés, desmaquillantes, limpiadoras...).
Además, aunque incluyan en la etiqueta que son biodegradables, «no se degradan en el agua con la facilidad que lo hace la celulosa del papel higiénico».
El Ministerio recuerda que el váter no es una papelera, e insiste en que al daño de las redes de alcantarillado hay que sumar otro de importantes consecuencias: el impacto ambiental.
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