LOS ALCÁZARES.- En el campo de Cartagena se están sembrando las lechugas que
acabarán en ensaladas envasadas para Francia, en supermercados de Reino
Unido o en cadenas de hamburgueserías de Moscú. Es una maquinaria
global que no puede detenerse, y que vuelve a estar bajo lupa tras la
última crisis ambiental que llevó a la mortandad de miles de peces.
Expertos, pescadores y vecinos han señalado a la agricultura intensiva:
"No es que nos sintamos señalados ahora, es que estamos señalados desde
2016, con el episodio de la sopa verde", dice a la SER Santiago Pérez, agricultor
de Los Alcázares, y presidente de la Asociación Proagua y la Asociación
de Afectados por las Inundaciones.
En
su parcela, por donde hace un mes corría salvaje el agua que trajo la
DANA, están sembrando pequeñas lechugas que acabarán en el mercado
francés: el terreno se ha labrado en sentido horizontal a las
escorrentías y en los límites hay terrazas y setos. A pesar de que se
toman medidas, admite: "Lo que estamos haciendo es claramente
insuficiente. Pueden ir en la línea adecuada, pero falta mucho más.
Estamos peor que en 2016".
"No todos los vertidos son agrícolas. Puede que sean en parte, pero
hay urbanizaciones, campos de golf, zonas sin alcantarillado... Y están
utilizando las ramblas para verter al Mar Menor", explica Pérez, que
añade que lo vienen denunciando desde febrero y que es un tema que han
puesto en conocimiento de la Fiscalía.
"Pero nadie se ha hecho
responsable y no se han cortado", dice sobre unos vertidos que cree que
deberían entubarse para proceder a su depuración, en vez de acabar en el
Mar Menor.
Piden a las administraciones que acaben con el descontrol que hay en
torno a la laguna salada. Un descontrol urbanístico que produce vertidos
de aguas sin depurar desde los diferentes municipios. Un descontrol
turístico que llena de personas y barcos una zona que debería estar
protegida. Y un descontrol que también afecta a la agricultura, no lo
niegan, señalando directamente a las grandes empresas a las que
responsabilizan de la transformación del Campo de Cartagena.
"Los pequeños agricultores de las zonas ribereñas del Mar Menor no
hemos hecho mucho. Pero han venido grandes empresas, comprando fincas,
unificándolas... No ha habido límites. Todo el mundo ha hecho lo que la
da la gana. Transforman el terreno, transforman las pendientes, se
quitan las terrazas y todas las parcelas vierten al Mar Menor. Han
desaparecido los linderos y terrazas", nos ha contado otro agricultor de
la zona, Víctor Fernández.
Víctor tiene 55 años y ha crecido en Los Alcázares. Cuenta que
recuerda el Mar Menor de su infancia, cuando no había playas de arena
artificial, sino que eran de piedra y se bañaba en el agua cristalina de
la laguna. "Mis hijos no pueden bucear, pescar o ver el fondo del mar
como le he visto yo", lamenta.
"Se creían los políticos que esto nunca pasaría. Pero el Mar Menor ha
dicho basta", continúa Fernández, que defiende a los pequeños
agricultores que trabajan para sacar adelante una cosecha al cabo del
año frente a las grandes corporaciones capaces de sacar tres cosechas en
quince meses: "Las grandes empresas sólo piensan en la rentabilidad, y
no en el medio ambiente ni en el Mar Menor. Y los políticos les dan la
razón, porque es rentable".
Y concluye: "El actual modelo económico de
la Región es incompatible con el Mar Menor".
No hay comentarios:
Publicar un comentario