La pregunta es la siguiente: ¿Se podía haber evitado que la
publicación de la sentencia del Tribunal Supremo sobre los
acontecimientos del 2017 en Catalunya sacuda con la furia de un trueno
la campaña electoral más triste, arisca e innecesaria que habrá vivido
España desde 1977?
Más claro. ¿Tenía perfectamente previsto Sánchez este
momento de tensión, para poder convocar la Mayoría Cautelosa de
noviembre envuelto en la bandera de España y blandiendo la ley de
Seguridad Nacional en Catalunya?
Del Frente de Izquierdas de la primavera al Frente de Orden
de otoño. Todo estaba programado desde finales del mes de agosto o, por
el contrario, agobiado por unas encuestas que en estos momentos no
auguran un 10 de noviembre muy radiante para los socialistas, el líder
del PSOE está intentando surfear de la mejor manera posible un
agravamiento súbito de la tensión catalana después de las detenciones
practicadas hace diez días por la Guardia Civil, detenciones de las que
el Ejecutivo sólo tuvo noticia a última hora.
Evidentemente es más atractiva la primera hipótesis. La
estructura cerrada de un plan predeterminado siempre será grata al
cerebro humano. La neuropolítica es la última moda que viene de Estados
Unidos. La política se transforma en serie de televisión y al actual
equipo de la Moncloa le gusta transmitir que todo discurre según los
planes previstos. Cultivan esa literatura.
Necesitan fortalecer la
autoridad de Pedro Sánchez , que genera desconfianza en un 60% de
los españoles, según el barómetro de septiembre del CIS. A diferencia
de los emperadores romanos, el presidente Sánchez no dispone de un
glacis de seguridad: no hay zona intermedia entre los que lo apoyan y
las tribus germánicas que lo detestan.
No todo está tan controlado como parece. El último
barómetro del CIS ofrece datos de República de Weimar en lo que se
refiere a la desconfianza de los ciudadanos respecto la política y los
partidos. La radiación de fondo es peor de lo que se preveía. La
repetición electoral ha sentado muy mal, acentuando una sensación
general de incertidumbre, a su vez agravada por el temor a una nueva
crisis económica. El miedo contrae el consumo y los datos de la economía
empeoran más de lo previsto.
No existen los planes perfectos en este tiempo y algunos
experimentos se están haciendo sin gaseosa. El PSOE empieza a descubrir
que la cápsula Errejón le puede quitar más votos de lo previsto.
El Partido Popular se perfila como el gran beneficiario de la repetición
de las elecciones. En estos momentos estaría rozando ya los cien
diputados.
La reticencia del juez Manuel Marchena a retrasar la
sentencia es conocida desde hace meses. Tiene sus motivos. El día 16 de
octubre se cumplen dos años del ingreso en prisión de Jordi Sànchez y Jordi Cuixart .
Dos años es el tiempo máximo de prisión provisional en España. La Sala
Segunda del Tribunal Supremo está facultada para ampliar ese periodo,
razonando los motivos –la causa sería el retraso técnico de la
sentencia–, pero el Tribunal Europeo de Derechos Humanos es
especialmente sensible al abuso de la prisión preventiva.
Con todo, la fecha de publicación de la sentencia aún no está fijada. Todo discurre.
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