Diversas
son las formas, maneras, métodos y procedimientos mediante los cuales
pueden inferirse daños desde el exterior a los intereses nacionales, más
allá, obviamente, de lo que deba considerarse propiamente una agresión
armada, de tipo militar, por los medios empleados o por la condición del
sujeto que la práctica.
En todo caso, es la procedencia exterior, de
allende las fronteras lo que aporta la condición o rasgo esencial del
daño inferido a nuestro interés patrio. Tanto como decir todo cuanto
implica un bien de interés que demanda réplica y defensa por parte del
Estado.
Obvio resulta decir que la respuesta al ataque sufrido por un bien
nacional ha de ser congruente con la materia y proporcional con los
daños inferidos.
Dicho de otro modo, puede tratarse del una cuestión de
tipo económico, político o diplomático, lo que determina y define el
tipo de respuesta o réplica defensiva dirigida, lógicamente al espacio
exterior en el que se originó la cuestión o problema.
Estas consideraciones vienen a cuento de las ocasiones, cada vez más
reiteradas, en las que, ahora, el separatismo catalanista se aplica al
recurso de medios internacionales, privados unas veces y públicos otras,
para sus campañas de agitación, llevados por la inercia de su
estrategia doméstica.
(*) Periodista
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