CARTAGENA.- ANSE y WWF han grabado imágenes durante los últimos días que muestran
que el grado de deterioro de los fondos del Mar Menor es similar al del
2016, cuando sucedió el peor episodio de eutrofización.
Aumenta la degradación del Mar Menor. Pese a que las autoridades
autonómicas achacan esta situación a las lluvias torrenciales de las
últimas semanas, los datos de la misma Comunidad de finales de agosto y
las observaciones e imágenes grabadas por ANSE y WWF confirman el
empeoramiento de los fondos del Mar Menor.
"Volvemos a la imagen fantasmagórica de hace tres años. Sumergirse
estos días en las zonas profundas del Mar Menor es como bajar a un pozo.
Primero atraviesas una espesa capa, entre verde y marrón, sin apenas
visibilidad, y poco más abajo, a partir de los cuatro metros y medio,
llegas a un fondo con una ligera penumbra, donde paradójicamente las
aguas son más transparentes pero apenas llega luz. El fango vuelve a
ocupar muchas superficies del fondo, y las praderas de Caulerpa se
cubren con una pátina de partículas de color negro. No se observan peces
ni cangrejos, tan solo algunos cadáveres de estos y de holoturias,
algún berberecho moribundo, y ejemplares aislados y aparentemente
supervivientes de la caracola Hexaplex.", afirma Pedro García, director
de ANSE.
Durante la pasada semana, varias personas se pusieron en contacto con
las organizaciones remitiendo imágenes de miles de peces y cangrejos de
diversas especies muertos en las orillas de la laguna. Aunque la
Comunidad Autónoma achacó las muertes a la interacción con redes de
pesca como consecuencia de las tormentas y riadas, la falta de oxigeno
en el agua y la adhesión de limos podrían ser las causas más probables
de la muerte de muchos de estos peces.
Las consultas realizadas por ANSE a diversos investigadores confirman
que se detecta una anoxia (falta de oxígeno) generalizada a partir de
los cinco metros de profundidad, que hace casi imposible la supervivencia de
muchas de las especies animales en amplias zonas del fondo. Además, los
técnicos de ANSE han comprobado que, en algunas zonas menos profundas,
como el sur de la Isla del Barón, se observan anómalas concentraciones de
ejemplares de quisquillas y góbidos (familia de peces), que parecen
haberse desplazado desde las zonas profundas a las más someras en busca
de oxígeno.
WWF y ANSE no dudan en calificar de negligente la política general de
gestión del Mar Menor y su entorno, especialmente por la Comunidad
Autónoma, que aún no ha sido capaz de aprobar el Plan de Gestión de los
espacios de la Red Natura 2000, el Plan de Gestión de los Espacios
Abiertos e Islas, ni la Estrategia de Gestión Integrada de Zonas
Costeras.
"El Mar Menor constituye uno de los ejemplos más palpables en Europa
de la mala aplicación que algunas comunidades autónomas hacen de los
fondos europeos para la conservación de la naturaleza, que son
destinados principalmente a infraestructuras millonariasa la vez que poco
eficaces e incluso inútiles, en lugar de en medidas realmente destinadas a
la restauración de los ecosistemas y de sus servicios ambientales",
explica José Luis García, responsable de Costas de WWF.
Estas evidencias muestran que el grado de deterioro de los fondos del
mar Menor es similar al del 2016, cuando sucedió el peor episodio de
eutrofización, denunciado por ANSE y WWF.
Tres años después, las
administraciones no han desarrollado acciones efectivas para evitar la
degradación de la mayor laguna litoral española por vertidos y drenajes
agrícolas, excesivo desarrollo urbanístico, colapso de redes de
alcantarillado durante episodios de lluvia, demasiados puertos
deportivos, etc. Buena parte de las inversiones se han empleado en
infraestructuras poco eficaces e incluso inútiles, como los tanques de
tormenta o las rampas para embarcaciones ligeras.
Las organizaciones esperan que las Administraciones dejen de
justificar la situación del Mar Menor por las riadas generadas por las
aguas de las lluvias torrenciales y tomen medidas eficaces.
Las próximas semanas van a ser claves para comprobar si la asombrosa
capacidad del Mar Menor para su autorregeneración continúa en buena
forma o la mala calidad de las aguas permanece hasta la próxima
temporada estival.
También serán claves para saber si las administraciones responsables
han aprendido y cambian las prioridades de inversión, recuperando parte
de la naturaleza perdida, en especial amplias superficiescon flora
silvestre que retengan buena parte de las tierras agrícolas desnudas y
sus fertilizantes y pesticidasantes de llegar al Mar Menor.
Además,
poner freno y eliminar parte de la ocupación urbanística y regadíos
ilegales, recuperando cauces, realizando buenas prácticas agrarias y
desarrollando medidas de gestión basadas en criterios técnicos y
científicos rigurosos, y con participación social de verdad.
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