Hace tiempo que Íñigo Errejón buscaba un cara a cara con Pablo
Iglesias en la política nacional y ya lo tiene. Su partido ‘Más Madrid’,
con ese nombre o con otro, ha decidido participar en las elecciones
generales del 10-N con su líder Errejón al frente de la lista de Madrid,
una vez que Manuela Carmena ha declinado asumir ese riesgo y liderazgo.
El argumento falaz con el que Más Madrid justifica su entrada en la
campaña de los comicios generales es el de combatir la abstención en el
flanco zurdo de la política. Pero la verdad es que este paso constituye
una decisión clara y personal de Errejón para debilitar a Iglesias. Y en
parte también al PSOE al presentar una tercera opción -ya veremos en
cuantas circunscripciones- en la izquierda de la política nacional.
De manera que tenemos a Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago
Abascal como líderes de tres opciones de la derecha española; y a Pedro
Sánchez, Pablo Iglesias y ahora a Íñigo Errejón (‘el tercer hombre’) en
la izquierda del ámbito nacional.
¿Qué consecuencias puede tener en el resultado de las elecciones del
10-N la irrupción de Errejón y su partido en estos comicios? Pues desde
luego y para empezar ello supondrá un duro castigo para Unidas Podemos y
su líder Pablo Iglesias.
Porque ambos Pablo e Íñigo son los cofundadores de Podemos, y Errejón
la víctima propiciatoria del liderazgo autoritario y depurador de
Iglesias y de las intrigas y la ambición sin límite de su compañera
Irene Montero.
Y ahora va a comprobar Iglesias la gravedad de su gran error, al
rechazar la última oferta del gobierno de coalición que le hizo Sánchez
el pasado 25 de julio, porque ello facilitó la pretensión de Sánchez de
repetir las elecciones y le abrió la puerta a Errejón para entrar en la
política nacional.
En realidad Sánchez y Errejón son ‘la pinza’ contra Iglesias, aunque
esta operación también le puede restar bastantes votos al PSOE por parte
de los electores de la izquierda, que no perdonan a Sánchez la
repetición electoral y la ausencia de un gobierno progresista.
A lo que, en contra de los intereses electorales de la izquierda, se
sumará el fantasma de la abstención que los de Más Madrid -que se
aburren como ostras en la oposición del Ayuntamiento y la Comunidad-
presumen que van a combatir sin decir la verdad.
Porque estamos, sencillamente, ante una venganza política y personal –
y puede que merecida- de Errejón contra Iglesias. Sobre todo porque no
hay, que se sepa, diferencias sustanciales en los programas de Podemos y
Más Madrid. A no ser que Errejón niegue ahora que los golpistas
catalanes sean ‘presos y exiliados políticos’ como afirma Iglesias y que
además esté contra de los indultos y de la autodeterminación, lo que
sería sorprendente.
Donde si hay una diferencia notable entre Errejón e Iglesias es en la
política de alianzas con el PSOE, porque Errejón -cuyo objetivo
principal es alcanzar un Grupo parlamentario en el Congreso de los
Diputados- sí está dispuesto a apoyar la investidura de Sánchez ‘gratis
total’, como lo intentó en 2016 y lo hubiera hecho el pasado mes de
julio de este año.
En el flanco derecho de la política la llegada de Errejón y de su
equipo a la campaña electoral se valora como una bendición, porque
dividirá la izquierda y abrirá tensos debates entre ellos. Aunque hay
quienes consideran que esta novedad de Errejón también podría dañar a
Cs, porque algunos votantes que el 28-A se fueron del PSOE a Cs ahora
podrían pasarse a Errejón.
Lo que confirmaría que Albert Rivera y Pablo Iglesias serán los
políticos a abatir en la derecha y la izquierda el próximo 10 de
noviembre. Así lo dicen las primeras encuestas que acaban de salir y en
las que no se contaba con el efecto Errejón, que acaba de incorporarse a
la batalla electoral. Y que ya veremos que aporta y que resultados
obtiene en la noche del 10-N para lo que tiene por delante 50 días en
los que tendrá muchas cosas que explicar y decidir.
(*) Periodista
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