Hoy se levantará en el Palacio de La Zarzuela y ante el Rey Felipe VI
el telón del ‘drama’ y del suspense que embarga el momento político
español. Dado que tras las reuniones del monarca con Pablo Iglesias,
Albert Rivera, Pablo Casado y Pedro Sánchez sabremos si hay un nuevo
intento de investidura de Sánchez o repetición electoral el próximo 10
de noviembre.
Sánchez sigue pensando en provocar unas nuevas elecciones para lograr
una sensible mejora de los resultados del PSOE en menoscabo de Cs y
Podemos. Y, a partir de la jornada electoral del 10 de noviembre, lograr
la investidura con la sola abstención del PP y dejando fuera de juego a
Albert Rivera y a Pablo Iglesias. Y, de paso, reflotando el
bipartidismo porque en los comicios del 10-N, el PP también puede
mejorar a costa de Cs y Vox.
Sabiendo que no es el interés general lo que mueve la estrategia de
los líderes políticos, empezando por Pedro Sánchez, parece normal que la
sorprendente propuesta que ayer hizo Albert Rivera de ofrecer a Sánchez
– ‘a buenas horas mangas verdes’- la abstención de Cs (con tres
condiciones, Navarra, los impuestos y 155) caerá en el saco roto de La
Moncloa, donde ya cayó la propuesta de Pablo Iglesias sobre el Gobierno
de coalición.
Rivera está asustado por el batacazo que le anuncian todos los
sondeos electorales. Y en su último minuto, y para frenar la sangría de
votos por su flanco izquierdo, ha lanzado su particular ocurrencia de
una ‘abstención condicionada’.
Lo que demuestra su gran debilidad política y electoral y, de paso,
su disposición, tras muchas negativas, a pactar con Pedro Sánchez cuando
hace meses no lo quería ni ver, y hace pocos días decía: ‘hay que echar
a Sánchez de La Moncloa’.
Asimismo, Albert Rivera -que se habría ahorrado la crisis de Cs si
hubiera hecho esa propuesta meses atrás- le ha pedido a Pablo Casado que
el PP se sume a dicha ‘abstención condicionada’, pero Casado no se ha
sumado al invento de Cs y ha dejado solo a Rivera.
A sabiendas Casado que Sánchez no hará ninguna pública declaración
aceptando las exigencias de Rivera. El que se ha quedado solo en su
triple salto mortal sin red, por más que presuma de coincidencias con el
PP y diga que la pelota está en el tejado de La Moncloa.
Exigencias de las que, por otra parte, el propio Sánchez se mofa
diciendo que todo eso que pide Rivera ya se cumple porque: ‘no hay pacto
con Bildu en Navarra, no subirá impuestos a las clases más
desfavorecidas; y que el Gobierno vela por el cumplimiento de la
legalidad en Cataluña’. Lo que nada de ello es cierto.
Los que se han quedado desconcertados con el último truco de Rivera
han sido los de Podemos, porque ese movimiento le abre a Sánchez la
puerta de un pacto con el centro derecha ahora, si ambos anuncian la
abstención, o después de las elecciones del 10-N. Lo que hasta el
momento parecía un imposible.
De momento, Iglesias se mantiene en su gobierno de coalición y en sus
comparecencias ante el Rey Felipe VI sus compañeros de ‘confluencias’
ya le han dicho al monarca que se abstendrán en la investidura de
Sánchez si finalmente se presenta como candidato.
Al fondo de todo esto se está librando una batalla de opinión pública
por parte de la Oposición para culpar a Sánchez ante los españoles de
ser el único culpable de la repetición electoral, porque Cs le ofreció a
última hora una ‘condicionada abstención’ y Podemos un ‘gobierno de coalición’.
(*) Periodista
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