Felipe González, el ex Presidente del Gobierno que más tiempo ha
permanecido en el poder (casi catorce años) suele decir, cuando se le
pregunta por el quintapartito que ha surgido en España, y, que es el
sistema con el que ha funcionado Italia durante mucho años, que es un
buen sistema, pero que el problema es que en España no hay italianos. Es
una “boutade” más de González, pero que responde perfectamente a la
realidad.
Es tan real que, a día de hoy, tres partidos del quintapartito que
conforma en estos momentos el Parlamento nacional y numerosos
parlamentos autonómicos tienen en un vilo y al borde de una moción de
censura, a varios Ayuntamientos que han quedado en minoría después de un
primer acuerdo tras las municipales del pasado mayo y la formación de
una Autonomía para la que no se encuentra salida (Madrid), y otro, ha
plantado cara al candidato a la investidura al Presidente del Gobierno
en funciones Pedro Sánchez y le ha pedido entrar en el Consejo de
Ministros, dicen que hasta con cinco carteras que serían las que les
correspondería por el número de votos que obtuvo en las elecciones del
pasado 28 de abril. De lo contrario, ha amenazado a la Moncloa de que
votarían en contra de la investidura.
Los tres partidos en cuestión (Ciudadanos, Vox y Podemos) forman
parte de ese quintapartito a la italiana, que ha venido a sustituir al
bipartidismo imperfecto que ha venido funcionando en nuestro país desde
1976, en que se celebran las primeras elecciones democráticas, hasta
prácticamente 2011 en que aparecen los “nuevos partidos” de la “nueva
política”. Forman parte, los tres de lo que ha sido bautizado como
“nueva política”, frente a la política de siempre, que sería la “Vieja
Política”.
Escribe en Agenda Publica Santos Juliá que “la evolución
desde el multi-partidismo moderado de los años de transición de la
dictadura a la democracia, pasando por la fase de partido predominante
de la larga era socialista, hasta el bipartidismo imperfecto consolidado
en el periodo 1993-2011, había dado lugar a un sistema político
caracterizado por un fuerte presidencialismo, con gobiernos de un solo
partido, legislaturas estables y turnos en el poder de Socialistas y
Populares; apoyados, cuando fue necesario, por partidos nacionalistas de
Cataluña y Euskadi”.
El resultado fue la formación de gobiernos estables, sí, pero nada
respetuosos de la separación y el equilibrio de poderes, sostenidos en
partidos ‘cartelizados’, muy proclives a favorecer las prácticas
corruptas en el trato con intereses privados y muy dados a descalificar
al otro,en una creciente espiral hacia una bipolarización excluyente. Si
bien se mira, este sistema, ha sido recusado, en su totalidad, por la
nueva generaciónn de políticos, denostándolo algunos, como régimen del
78 cuyo candado había que romper y destruir para poner en marcha esa
ruptura política que no se atrevió a hacer en la Transición.
El bipartidismo fue supuestamente enterrado con regocijo y la “nueva
política” recibida como algo que llegaba para cambiar todo y, para
quedarse. Pero la verdad es que con la “nueva política” llegaron también
los nuevos políticos, todos jóvenes y especialmente preparados. Pero,
sobre todo jóvenes: el más viejo es Pedro Sánchez (47 años), el más
joven Pablo Casado (38 años), Santiago Abascal (43) y Pablo Iglesias
(41). Todos han trabajado antes en la Universidad, en organismos
internacionales, en la Banca o, exclusivamente, en la política y ninguno
conoció siquiera lo que fue el posfranquismo. Una verdadera renovación
en la clase política.
Y ha sido con esa “nueva política” con la que el sistema ha
oclosionado, Las elecciones Generales de 2015 hicieron imposible una
mayoría para que Mariano Rajoy fuese investido Presidente del Gobierno.
Con 123 diputados se negó a aceptar la oferta que le hizo el Rey para
que intentara formar gobierno poniendo en marcha el reloj
constitucional. Pasaron los días y, despues de un Pacto entre Pedro
Sánchez y Albert Rivera, es Pablo Iglesias el que se encarga de
boicotear la investidura de Sánchez con lo que el Rey se ve obligado a
disolver las Cámaras y convocar nuevas elecciones… Son las elecciones en
las que Pablo Iglesias pretende dar el “sorpasso” pero se equivoca, y
el PSOE le saca catorce diputados de ventaja.
Rajoy se coloca en 137
diputados pero solo la abstención del PSOE (un sector del PSOE) hace
posible el inicio de la legislatura. Una legislatura que finaliza con la
moción de censura de Pedro Sánchez, que ahora se encuentra y es el
fruto del quinta partito y la “nueva política” como Rajoy en 2015. Habrá
nuevas elecciones pero los bloques derecha izquierda no tendrán
suficientes votos como para una cómoda investidura. Así que volver a
empezar ….
(*) Periodista y economista
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