MADRID.- Lunes, 14 de enero. 20:40 horas. Un Boeing 737 de Ryanair enfila la pista de despegue y sale disparado rumbo a Mánchester. Es el último vuelo civil del aeropuerto de San Javier,
a unos 86 kilómetros de la ciudad de Murcia. Sobre el terreno, en un
modestísimo acto de despedida, permanecen enfundados en sus chaquetones
el presidente de AENA, Maurici Lucena, el director general de la empresa estatal, Javier Marín, el delegado del Gobierno, Diego Conesa,
y mandos del Ejército del Aire. Ni un solo representante del Gobierno
autonómico murciano está presente en la que ha sido la última operación
no militar tras medio siglo sirviendo de aeródromo a la autonomía, pese a
tratarse, en origen, de una base del Ministerio de Defensa, propietario del recinto, recuerda hoy El Confidencial.
Martes, 15 de enero. 11:00 horas. Un Falcon del Ejército aterriza en el Aeropuerto Internacional de Murcia, en la localidad de Corvera,
a unos 22 kilómetros de la capital murciana, pero más alejado de la
costa que San Javier. Aquí sí, el presidente de la comunidad, el popular
Fernando López Miras, y gran parte de su Gobierno esperan a pie de pista junto con otras autoridades como el ministro de Fomento, José Luis Ábalos. Se baja Felipe VI, saluda y se da un paseo por la infraestructura. Queda inaugurado este aeropuerto.
Con más de siete años de retraso sobre el cronograma planificado inicialmente, un litigio millonario con el concesionario y constructor inicial (Sacyr)
y un coste de más de 260 millones de euros, arrancaron a principios de
año las operaciones en las pistas impulsadas por el Gobierno autonómico
murciano.
El popular López Miras se mostraba satisfecho. El recinto que
impulsó su antecesor, Ramón Luis Valcárcel, ha
logrado algo que no tienen los pocos aeropuertos en manos de otras
autonomías: que AENA se haga cargo de su explotación. El aeropuerto de
Castellón, otro fiasco millonario,
lleva años intentándolo. Ahora mismo, todo son incógnitas sobre quién
operará las pistas castellonenses tras la ruptura pactada del contrato
con la francesa Edeis.
Pero como el consejo obsesivo de cualquier experto en negocios inmobiliarios, hay tres palabras clave a la hora de planificar dónde quiere uno plantar una
bandera, marcar territorio y tener garantías de éxito: ubicación,
ubicación y ubicación. Y Murcia podría haber cometido un error tremendo:
gastarse más de 265 millones en un aeropuerto, regalárselo a AENA y ver
cómo recibe menos pasajeros que el que hacía las veces de ‘hub’
autonómico hasta entonces, San Javier, que no le costaba ni un euro.
La razón puede ser tan sencilla como que para algunos de los destinos de costa, como La Manga del Mar Menor o poblaciones cercanas como Torrevieja (ya en Alicante), puede resultar mucho más atractivo trabajar con el Aeropuerto de Alicante-Elche,
a menos de 100 kilómetros del de Murcia.
Conocido como El Altet, por la
pedanía que lo acoge, es un recinto bastante más grande y mejor
conectado, propiedad de AENA y en el que la empresa estatal invirtió la
pasada década más de 600 millones de euros para elevar su capacidad por
encima de los 20 millones de pasajeros, más de cuatro veces lo que puede
absorber su vecino murciano.
Las primeras cifras señalan que el recinto de Corvera está resultando
menos atractivo para el tráfico y las aerolíneas que su antecesor. En
los cuatro primeros meses en marcha, el aeropuerto de Murcia ha recibido
232.231 pasajeros, un 17,7% menos que los que movió San Javier en el
mismo periodo de 2018.
Para ser justos, hay que decir que la comparativa
no es del todo exacta, pues la inauguración no se produjo hasta el 15
de enero. Pero si se excluye el primer mes del año, en el análisis entre
febrero y abril tampoco salen las cuentas. El tráfico disminuyó un 10,5%, según las estadísticas que publica la propia AENA en su página web. Solo febrero fue ligeramente mejor.
El descenso ha sido paralelo al de los vuelos operados, un 18,7% inferiores en el primer cuatrimestre. En un mercado aéreo
altamente competitivo, ninguna compañía que opera en régimen libre (sin
subvenciones encubiertas) puede permitirse el lujo de volar aviones con
plazas vacías. Y Alicante está demostrando ser un destino más demandado por las aerolíneas. Acumula 3,9 millones de pasajeros entre enero y abril, un 8,5% más que en el mismo periodo del año anterior, lo que lo consolida como gran ‘hub’ turístico de la costa sureste española.
Las
autoridades murcianas insisten en que su aeropuerto puede abrirse hueco
en el mercado pese a la cercanía con Alicante, que hay demanda
suficiente y complementariedad. Las estimaciones más optimistas hablan de la llegada de cuatro millones de turistas a la región gracias a la infraestructura, conectada por ahora con Reino Unido, Irlanda, Bélgica, Austria, Polonia o Noruega, con compañías como Ryanair, EasyJet o Tuifly.
El
tiempo dirá si los más de 260 millones invertidos por el Gobierno
murciano han valido la pena o el aeropuerto de Corvera ha sido un capricho carísimo y una chapuza histórica.
Es decir, si no hubiera sido más inteligente y barato seguir confiando
en San Javier. Por ahora, las cifras apuntan a lo segundo.
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