Antes de que finalice el
domingo, sobre las 11 de la noche, una vez que haya finalizado el
escrutinio provisional de las mesas electorales para las elecciones al
Parlamento Europeo, sabremos que Oriol Junqueras ha sido elegido para
ser miembro del mismo. Es en el día de la votación en el que a través
del ejercicio del derecho de sufragio por los ciudadanos se produce la
elección de los diputados: europeos, nacionales o autonómicos.
No
será proclamado candidato electo, sin embargo, hasta unas semanas
después, de acuerdo con lo previsto en la Ley Orgánica de Régimen
Electoral General. Desde la noche del domingo Oriol Junqueras será
materialmente diputado en el Parlamento Europeo, pero no lo será todavía
formalmente.
Con esta distancia temporal entre el momento de la
elección y el momento de la proclamación es con la que parece estar
jugando el Tribunal Supremo para sortear el escollo de la inmunidad
parlamentaria. Hemos sabido por los medios de comunicación que el
Tribunal Supremo tiene previsto finalizar la vista oral el 11 de junio,
cuatro días antes de que se produzca la proclamación de Oriol Junqueras
como parlamentario electo.
De esta manera la Sala
confía en que no estaría obligada a solicitar el suplicatorio y detener
el juicio hasta que el Parlamento Europeo resolviera sobre dicha
solicitud. El juicio ya está visto para sentencia y, en consecuencia, no
sería necesario solicitar autorización alguna para proceder contra
quien ha sido proclamado parlamentario con posterioridad.
Previsiblemente,
la Sala acordaría en ese momento poner fin a la medida de prisión
provisional, de tal manera que se pudiera justificar en ella la renuncia
del Parlamento europeo a exigir la tramitación del suplicatorio. En tal
caso la Sala se encontraría con la dificultad de que no podría acordar
el fin de la prisión provisional respecto de Oriol Junqueras
exclusivamente, sino que tendría que hacerlo respecto de todos los
procesados, con lo cual los tres diputados y el senador suspendidos esta
semana dejarían de estarlo, al no estar en prisión provisional, que es
lo que exige el artículo 384 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que
les ha sido aplicado.
Las Mesas del Congreso de los Diputados y del
Senado tendrían que revisar su decisión y reponer a los parlamentarios
suspendidos en el ejercicio de sus funciones. Podría hacerse antes de la
sesión de investidura, con lo que la mayoría absoluta sería
indiscutiblemente 176, lo que no facilitaría la investidura de Pedro
Sánchez en primera votación. Todo muy edificante.
Nos
encontraríamos ante una nueva fase de confusión entre la esfera judicial
y la esfera parlamentaria, que ha estado presente a lo largo de todo el
juicio del “caso procés”. Confusión deletérea tanto para el ejercicio
de la potestad parlamentaria como para el de la potestad jurisdiccional.
El
Tribunal Supremo sabe que no puede salir del obstáculo que representa
la elección de Oriol Junqueras como parlamentario europeo de la misma
forma que ha salido del obstáculo que representaba su elección como
parlamentario español. De este último ha salido de manera jurídicamente
esperpéntica, haciendo añicos el principio de exclusividad
jurisdiccional y forzando de manera incalificable a la Mesa del Congreso
de los Diputados a hacer lo que no puede hacer: tomar una decisión
materialmente jurisdiccional. Del primero no puede salir de esa manera.
De ahí la composición de lugar que se está haciendo.
Ya
veremos si dicha composición de lugar es aceptada por el Parlamento
Europeo o no lo es. En unos veinticinco días Oriol Junqueras será
parlamentario europeo electo y continuará estando en posesión de todos
sus derechos porque no habrá ninguna sentencia firme contra él. No cabe
duda de que estará protegido por la inmunidad parlamentaria.
¿Prevalecerá la interpretación de la inmunidad parlamentaria tradicional
sobre la que pretende hacer el Tribunal Supremo u ocurrirá lo contrario
y exigirá el Parlamento Europeo la tramitación del suplicatorio?
¿Aceptará el Parlamento Europeo el precedente que supondría una
interpretación como la que pretende el Tribunal Supremo?
El
Tribunal Supremo ha tirado una moneda al aire, esperando que caiga de
una determinada manera. No es la mejor manera de prestigiar a la
justicia española, que es lo que está en juego en este juicio.
(*) Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla
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