lunes, 27 de mayo de 2019

Dolor y gloria / Ángel Montiel *

Cae el PP. Esta es la noticia. Por los pelos, eso sí. Pero en la Región es un acontecimiento tan insólito que cabría calificar el hecho de histórico. Ahí está el dolor. ¿Y dónde la gloria? El PSOE gana por un puñado de votos, pero la derecha suma: PP más Ciudadanos más Vox podrían formar Gobierno. Y la cosa queda en manos del voto por correo o de las mesas que pudieran ser impugnadas. Un triunfo en el filo. 

Dolor compartido por la izquierda. Ahora bien, antes del recuento final, PSOE y Ciudadanos podrían escenificar la imagen del cambio y sin necesidad de la colaboración de Podemos. Esta posibilidad deja sin excusa a los de Isabel Franco. Ciudadanos crece, como estaba previsto, pero menos de lo avanzado por las encuestas. Más dolor, aunque la posición decisiva lo convierte en gloria. Antes de recurrir al título de la película de Almodóvar, otro era pertinente: La hora de la humildad.

Es lo que toca a todos. Al PP, que sufre el gran batacazo. Merecido por la leve calidad de su líder y por su campaña tramposa y chulesca. Ni siquiera el bajón de Vox respecto a las generales ha salvado a los populares de la caída al precipicio, aunque la fuerte irrupción de la ultraderecha en el hemiciclo (de cero a cuatro) revela a la serpiente dormida que hasta ahora anidaba en el PP.

Humildad también como medicina para el PSOE, cuyo triunfo se cuenta en decenas de votos, de modo que el sorpasso al PP se produjo en una noche de infarto en la que bailaban los números a cada avance del recuento. Ahora bien, echarle la pata al PP en Murcia, aunque hubiera sido por un voto de diferencia, es una heroicidad. Diego Conesa puede ponerse esa medalla después de dos décadas y media, que se dice pronto, de un PSOE que mordía sistemáticamente el polvo. Abril y mayo han quedado marcados en rojo en el mapa regional, y esto ha venido de su mano.

En cuanto a Podemos, más humildad. Su resultado no se ajusta a los méritos de la oposición parlamentaria que han mantenido a lo largo de los últimos años, y han regresado a la posición testimonial histórica de IU. Tienen un problema que más tarde o temprano habrán de reconocer. Se llama El Coletas. Cuando lo resuelvan, empezarán a cobrar otra identidad. 

Pero la clave está, claro, en Ciudadanos. Tiene la llave, aunque sus resultados no hayan sido espléndidos. Dolor y gloria a partes iguales. Su decisión final será reveladora: podrá decidir si apuesta por el cambio real o si rescata a López Miras con Vox en una fórmula a la andaluza que en este caso supondría continuidad a peor. 

Y también asistiremos a la prueba del nueve: veremos si la organización regional dispone de solvencia o se deja tutelar por los intercambios estratégicos de la dirección central en el mapa nacional. O en el regional, porque Ciudadanos también será decisivo, sin ir más lejos, en ciudades como Murcia y Lorca; en Cartagena, ingobernable de partida, José López se ha cobrado los votos que prestó a Ciudadanos en las generales sin dejarle la llave en las municipales.

La gran novedad, antes de entrar en el vértigo de los pactos, es que el PP ha caído con todo el equipo y solo tiene la esperanza de ser rescatado mediante el salvavidas de Ciudadanos, que haría una extraña inversión si fortaleciera a su más directo rival cuando está moribundo. Pero es claro que los de Isabel Franco pretenderán cobrar cara su decisión, y veremos si hasta el punto en que el PSOE pueda pagarla.

Dolor y gloria en la primavera del cambio.


(*) Columnista 



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