Hasta después de las elecciones del 26 de mayo no se abrirán, en
serio, las negociaciones para un pacto de investidura y, quizá, de
gobierno. Entretanto hay alguna mano que jugar con la que marcar
tendencia.
El Parlamento se constituirá el penúltimo martes de mayo (día
21), salvo que las negociaciones vayan mal y los acuerdos se retrasen
unos días para conocer los resultados del día 26 que abren todo el
amplio abanico de pactos, el mayor que ha conocido la democracia
española.
No caben dudas sobre la Presidencia del Congreso, y del Senado, que
recaerán en socialistas. Lo del Senado está claro, lo del Congreso
entrará en la negociación. Los socialistas aspiran, de mano, a designar
Presidenta y además contar en el Congreso con mayoría clara, con tres
socialistas en la mesa y por lo menos, otros dos aliados seguros
(Podemos y ERC).
Quedan cuatro asientos (o tres) para la oposición, de
manera que les tocará a uno por grupo, PP, Ciudadanos y Vox. Incluso
puede darse un golpe de fuerza de los socialistas con el grupo mixto y
el PNV para lograr seis asientos en la mesa. La experiencia de estos
diez meses con un gobierno en minoría en la mesa del Congreso aconseja a
los socialistas a reforzar su posición y restar oxígeno a la oposición.
Van a ser tiempos duros para la oposición, acosada desde la izquierda
y desde el nacionalismo. Parece difícil que Ciudadanos cambie de
estrategia a corto y medio plazo abriendo una vía de negociación con los
socialistas, eso puede llegar pero requiere tiempo, maduración, incluso
nuevos personajes. Rivera va a seguir trabajando para alcanzar la
jefatura de la oposición, para desbordar al PP, objetivo que no será
fácil salvo ayuda externa de los populares entregados a ajustes de
cuentas internos.
Para Sánchez el panorama es confortable, no tanto por sus méritos
como por los deméritos de todos sus adversarios, incluidos los aliados
reales o potenciales. Son los otros los que le han hecho la campaña a
Sánchez, aunque no se le puede restar el mérito de haber “leído el
partido” con claridad y haber formulado la oferta capaz de despertar a
la base tradicional socialista azuzada por el miedo a Vox.
Su problema
ahora será gobernar, cuadrar cuentas, satisfacer compromisos y afrontar
los problemas con una credibilidad limitada y con Cataluña en la agenda
urgente. Cumplidas las elecciones de mayo toda la baraja estará
repartida y empezará la revisión de la Transición, con un director de
escena que se llama Pedro Sánchez. Eso es lo que han querido los
españoles.
(*) Periodista y economista
No hay comentarios:
Publicar un comentario