Vaya por delante que en el actual momento político español nadie
tiene, ni los sociólogos demoscópicos ni la plaga de politólogos, una
bola de cristal que permita a solo 48 horas de la campaña electoral
avanzar un pronóstico razonable sobre los resultados finales del 28-A.
Ni siquiera la pretendida gran ventaja de Sánchez sobre sus
adversarios está segura porque tiene un reciente precedente de lo
ocurrido en Andalucía el pasado 2 de diciembre de 2018, cuando todos los
sondeos daban a Susana Díaz como ganadora indiscutible con el 37 % de
los votos (decía el CIS) y al final se quedó en el 27 %. Y aunque
también bajaron el PP y Podemos sí que subieron y mucho C's y Vox.
Y cabe preguntar si el modelo del sorprendente resultado de Andalucía
se puede extrapolar a toda España. Hay muchas coincidencias: Díaz no
salió bien parada en el debate electoral de Canal Sur, la cuestión
catalana ocupó un gran espacio en el debate y en los mítines de campaña
de C's y PP. Y, para colmo, Díaz no paró de atacar a Vox y los hizo
famosos hasta lograr 12 diputados andaluces.
Sánchez está en una situación parecida: las encuestas, como a Susana,
le otorgan un gran triunfo electoral, el tema catalán con los indultos
incluidos inundó los debates, y Sánchez no paró de hablar de la extrema
derecha de Vox dándole notoriedad al partido de Abascal.
Además los ganadores de los dos debates de TVE y Atresmedia fueron
Rivera e Iglesias que son los políticos fronterizos del PSOE. Los que a
buen seguro habrán recuperado terreno frente a Sánchez y Casado,
mientras Abascal cabalga a sus anchas llenando mítines allá por donde
va.
Andalucía y el conjunto de España no son homologables pero si C's y UP
suben eso será a costa del PSOE y del PP -partido el de Casado que va
de lío en lío con sus candidatos estrellas, Suárez Illana, Cayetana, Ayuso y
ahora con Garrido-, lo que empeora la situación del PP. Mientras
Iglesias se nos ha convertido al budismo o algo así, para ver si frena
la pérdida de los votos de Podemos.
Y todo ello aprovechando que Sánchez no salió bien parado en los
debates y Casado tampoco porque Rivera se presentó como alternativa a
Sánchez. Entonces la pregunta es la siguiente: ¿se puede repetir el
‘efecto Andalucía’ a nivel nacional el 28-A? Si la respuesta es ‘sí’
ello quiere decir que se van a estrechar los márgenes y las diferencias
electorales entre PSOE, PP, C's, Vox y UP.
Lo que podría proyectar un escenario en el que todos estos partidos
estén en una horquilla que vaya del 15% al 25% en porcentajes de votos.
Lo que de ser una realidad nos ofrecería el 28-A una espectacular noche
electoral. Aunque ya sabemos que una cosa son los porcentajes y otra los
escaños y en esto último PSOE y PP llevan ventaja inicial.
Por lo tanto se puede decir que al día de hoy nada está escrito y
cualquier cosa puede pasar.
Por eso a Sánchez y a Casado se les ve en la
cara cierta y justificada preocupación y no porque se vaya a producir
un gran vuelco sino porque los márgenes y diferencias entre los cinco
partidos nacionales se van a estrechar.
(*) Periodista
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