Así tituló el médico español Francisco Sánchez su más célebre obra, Que nada se sabe,
monumento del escepticismo europeo en cuya cola actual figuran hoy
estos exgobernantes españoles que ignoran todo, absolutamente todo sobre
la responsabilidad de los preparativos, desarrollo y consecuencias
prácticas de las decisiones tomadas en sus respectivos ámbitos de
competencia y bajo su responsabilidad.
La
contundencia con que todos culpan a los independentistas de hechos
delictivos que ni ellos ni nadie en la sala ha conseguido demostrar se
convierte en un estado de amnesia radical, casi catatónica, cuando se
trata de explicar quién tomó las decisiones en unos hechos que todos
dicen lamentar.
Ellos los interpretan de un modo (los violentos, los
agresores fueron los manifestantes y los agredidos, policías) y las
defensas del contrario. Con una diferencia de cierto peso, las defensas
prueban su juicio con hechos; los testigos del gobierno, no.
De
este modo el proceso se da la vuelta. Como no se puede demostrar la
culpabilidad de los acusados, la táctica ahora consiste en refutar lo
que todo el mundo ha visto, que la violencia corrió toda a cargo de la
policía y la guardia nacional. Eso ya ha quedado claro. Lo que tratan de
hacer estos testigos es librarse de la quema y largar el marrón a los
subordinados. La mejor fórmula para que estos se subleven y se arme un
cisco.
Viendo el riesgo de que, de astracanada, la cosa derive a campo de Agramante, el tribunal, como dice Josep Casulleras se ha quitado la máscara y
aparece como lo que es, un agente del príncipe, del Estado en su
designio político de escarmentar al independentismo. El vacío que se ha
hecho a Vox lo llena ahora el juez Marchena, sesgando las actuaciones a
favor de unos testigos cuyas deposiciones contienen presuntas mentiras
de grueso calibre.
Unos
gobernantes incapaces de asumir la responsabilidad de sus actos,
conjunto de disparates e ineptitudes que ha llevado al reino de España a
la peor crisis constitucional de su historia, ¿que calificativo
merecen?
¿Qué
calificativo quienes han venido detrás asegurando traer una corrección
"política" y han acabado intensificando la actitud represiva y de
bloqueo del PP? Estos tampoco sabrán nada cuando llegue su momento. Que
llegará. Porque la sociedad catalana no va a admitir una condena de
los/as presas politicas y el Estado se encontrará de nuevo forzado a
elegir entre Escila, el 155, y Caribdis, el estado de excepción sin
más.
Salvo
que se haga la luz en los cuartos de banderas y se abra una negociación
con vistas a un referéndum pactado de autodeterminación que los
catalanes se han ganado y Europa reclama.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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